Inasistencia y descontento, las claves de la consulta

CARACAS.— Fuera cual fuere el resultado que hoy arrojen las urnas, hay una sola cosa en la que el chavismo y la oposición coinciden, aunque pueda parecer mentira: Hugo Chávez seguirá aferrado al poder a cualquier precio. Ya sea porque logre rearmarse electoralmente y salir airoso o porque, de recibir una negativa a su proyecto de perpetuación, y como ya ocurriera después de la derrota de 2007, volverá a intentarlo, mediante una Asamblea Constituyente u otros ardides constitucionales.
Hoy la oposición tiene la oportunidad de ratificar su progreso en las urnas, aun cuando dependa otra vez de factores exógenos a su accionar político para propinarle un nuevo golpe electoral a Chávez. En 2007 fue el factor de los estudiantes, que ahora se dejó ver con una imagen algo devaluada. Esta vez podría primar la conducta de los abstencionistas y el descontento en ciertos sectores chavistas y populares ante la crisis económica —aún en ciernes en Venezuela—, sobre los ausentes liderazgos opositores.

Cierto es que la maquinaria del Estado y el abuso de los medios electrónicos vuelven a convertir en una contienda desigual el referéndum de hoy. Más cierto es todavía que la sola idea de pensar en la perpetuación choca con los ideales democráticos y que hoy está en juego mucho más que los deseos de Chávez. Según Eleazar Díaz Rangel, el presidente necesita el triunfo para “fortalecer su liderazgo en tiempos de tormentas y la oposición necesita evitar a toda costa que pueda presentarse a la reelección porque Chávez todavía puede ser un candidato difícil de derrotar en una presidencial”.

Los números así lo indican. De 14 elecciones en estos últimos 10 años, Chávez perdió sólo una, aunque las señales de agotamiento, no ya en la oposición y en la clase media sino dentro de sus filas, son cada vez más evidentes.

El sociólogo Javier Bierdau, de la Universidad Central de Venezuela (UCV), sostiene que “si bien la disidencia en las filas del gobierno creció, aún no es unificada. El chavismo seguirá siendo la primera fuerza del país, pero deberá entender que más allá de si gane o pierda en la enmienda, deberá recuperar legitimidad interna y construir una estructura partidaria más plural”.

“El modelo de liderazgo unipersonal de Chávez está agotado. Después de hoy deberá trabajar para contrarrestar las críticas de los sectores populares que cada vez son más intensas”, acotó.

La tesis de Javier Bierdau tiene asidero justamente en uno de los grandes aciertos del chavismo en esta década: el haber transformado al sector más bajo de la sociedad, por primera vez en la historia del país, en un actor político de peso.

Actor al que si bien no le fueron solucionados sus graves problemas de pobreza extrema, a lo largo de 10 años fue el receptor de parte de la renta petrolera a través de planes sociales, misiones y otros mecanismos. Algunos abiertamente clientelares.

Son los mismos sectores que desde hace meses vienen sufriendo los embates de la inflación y el comienzo del estancamiento económico, lo que los lleva a levantar la voz no sólo contra los constantes aumentos de precios, sino también contra las calamidades en la gestión de alcaldes y ministros ligados al gobierno.


Y es en esos sectores donde está la clave de lo que pueda pasar esta noche. Los que en estos días estuvieron sopesando lo que harán hoy. Si votarán por lealtad al hombre que les abrió un lugar en el escenario político o con el descontento a tanto desborde gubernamental, y así forzar a Chávez a seguir intentándolo.

José Vales enviado, El Universal, 15 de febrero.






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