El secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, advirtió que nada ni nadie intimida ni detendrá a las Fuerzas Armadas, pues su ánimo está revitalizado y su moral permanece inquebrantable.
A pesar de que la delincuencia representa “un serio antagonismo”, pugnó por una sólida y permanente unidad nacional y llamó a la sociedad a no ejercer justicia por sus propias manos, pues la denuncia es el instrumento legal para poder combatir el crimen organizado. “Es impostergable que emprendamos una marcha para mantener la lealtad a México”, lanzó.
A raíz de la creación de grupos de empresarios que se autoprotegen y del Comando Ciudadano por Juárez, que pretende hacer justicia por su propia cuenta si no se restablece la seguridad en Chihuahua antes del 5 de julio de este año, destacó que debe haber un apego a ley; no sólo para exigirla, sino para cumplirla.
En el 96 aniversario de la Marcha de la Lealtad, que estuvo encabezada por el presidente Felipe Calderón, reclamó a quienes callan, transigen o son cómplices, porque obstruyen y limitan la justicia.
“Si callamos, transigimos, retrocedemos por apatía, comodidad efímera o una falsa y equivocada tranquilidad, más temprano que tarde nuestro arrepentimiento será irreversible”, sentenció.
Además, pidió el destierro para quienes se enriquecen con el miedo, pretenden plagiar la vida cotidiana de los mexicanos y demandó seguir el ejemplo de Francisco I. Madero al abandonar conductas equivocadas y soltar los lastres que dificultan el progreso del país.
Al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, le refrendó su lealtad y su compromiso “absoluto” de continuar con contundencia en todas las actividades de seguridad, referentes a garantizar la paz y tranquilidad.
El Jefe del Ejecutivo, quien portaba la Banda Presidencial, condecoró a nueve soldados que obtuvieron el reconocimiento a su labor en combate contra grupos de narcotraficantes. Pero como es tradición en esta ceremonia, sólo fungió como testigo y no como orador.
En memoria de los caídos en combate, el Cuerpo de Fusilería lanzó salvas al aire, se tocó la Marcha del Silencio y el Toque Militar de las tres Dianas.
A pesar de que la delincuencia representa “un serio antagonismo”, pugnó por una sólida y permanente unidad nacional y llamó a la sociedad a no ejercer justicia por sus propias manos, pues la denuncia es el instrumento legal para poder combatir el crimen organizado. “Es impostergable que emprendamos una marcha para mantener la lealtad a México”, lanzó.
A raíz de la creación de grupos de empresarios que se autoprotegen y del Comando Ciudadano por Juárez, que pretende hacer justicia por su propia cuenta si no se restablece la seguridad en Chihuahua antes del 5 de julio de este año, destacó que debe haber un apego a ley; no sólo para exigirla, sino para cumplirla.
En el 96 aniversario de la Marcha de la Lealtad, que estuvo encabezada por el presidente Felipe Calderón, reclamó a quienes callan, transigen o son cómplices, porque obstruyen y limitan la justicia.
“Si callamos, transigimos, retrocedemos por apatía, comodidad efímera o una falsa y equivocada tranquilidad, más temprano que tarde nuestro arrepentimiento será irreversible”, sentenció.
Además, pidió el destierro para quienes se enriquecen con el miedo, pretenden plagiar la vida cotidiana de los mexicanos y demandó seguir el ejemplo de Francisco I. Madero al abandonar conductas equivocadas y soltar los lastres que dificultan el progreso del país.
Al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, le refrendó su lealtad y su compromiso “absoluto” de continuar con contundencia en todas las actividades de seguridad, referentes a garantizar la paz y tranquilidad.
El Jefe del Ejecutivo, quien portaba la Banda Presidencial, condecoró a nueve soldados que obtuvieron el reconocimiento a su labor en combate contra grupos de narcotraficantes. Pero como es tradición en esta ceremonia, sólo fungió como testigo y no como orador.
En memoria de los caídos en combate, el Cuerpo de Fusilería lanzó salvas al aire, se tocó la Marcha del Silencio y el Toque Militar de las tres Dianas.
Laura Vega, El Economista, 10 de enero.
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