La guerrilla de las FARC aseguró a través de un comunicado que la muerte hace un año del número dos de la organización, Raúl Reyes, en un operativo militar ejecutado por tropas colombianas sin autorización en Ecuador, fue una “puñalada contra la paz” de Colombia.
La afirmación fue hecha por el secretariado (cúpula) del grupo en un comunicado en el que recuerdan que Reyes además de ser su portavoz era el encargado de las conversaciones con la sociedad colombiana y la comunidad internacional para buscar un canje humanitario y sentar las bases para iniciar la búsqueda de la salida política al conflicto interno.
“Raúl fue un fiel intérprete de la vocación de paz de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), en función de lo cual no escatimó esfuerzo ni sacrificio hasta llegar a ofrendar su vida”, manifestó la misiva. Los rebeldes también cuestionaron las investigaciones que realiza el gobierno colombiano con las computadoras y documentos incautados en el campamento en el que fue abatido Reyes, cuyo verdadero nombre era Luis Edgard Devia, y las calificaron como un “burdo montaje” contra personalidades de Colombia y el exterior. Añaden que han seguido reconstruyendo caminos en búsqueda de la paz “por encima de la adversidad y enfrentando la mayor ofensiva mediática y militar que organización alguna haya sufrido en América Latina” y recuerdan la liberación unilateral que hicieron hace casi un mes de de ocho secuestrados.
Mientras, el recelo o la excesiva prudencia rigen las relaciones entre Colombia y Ecuador. La Operación Fénix, en la que perdieron la vida 17 guerrilleros, entre ellos Reyes, es calificada por el comandante de las Fuerzas Militares colombianas, general Freddy Padilla, como un triunfo de la inteligencia militar pues partió de un cuidadoso seguimiento a los movimientos del frente 48 de las FARC. Un informante recibió unos 2.2 millones de dólares de recompensa.
Al hacer el balance de lo que ha sido considerado un año negro para las FARC, Padilla admitió que al momento de ejecutar la operación detectaron un movimiento de ilegales hacia Ecuador. Al preguntarle al presidente Álvaro Uribe qué debían hacer, este les dio la autorización, lo que ocasionó un revuelo que el mandatario no se esperaba El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reclamó por la invasión no autorizada a su país, luego de que el jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez, atacara a Uribe por autorizar el ataque nocturno al jefe guerrillero en lo que calificó una violación al Derecho Internacional Humanitario (DIH), porque los insurgentes estaban en piyamas.
Luego vino la reacción de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien no dudó en calificar como terrorista a Uribe y otorgó asilo político a tres sobrevivientes del ataque: dos guerrilleras colombianas y a Lucía Moret, la estudiante mexicana, cuya presencia en un campamento de la guerrilla es motivo de investigación por las fiscalías de Colombia y Ecuador.
Lo cierto es que según el general Padilla, a un año de Fénix, Ecuador se ha dado cuenta del riesgo que representan las FARC y ha intensificado la persecución contra sus miembros que aprovechan el paso fronterizo del río San Miguel, para cometer ataques en Colombia y refugiarse en el vecino país.
Condena a la reelección
La guerrilla colombiana de las FARC le pidió al partido opositor Polo Democrático Alternativo (PDA) que participe en un acuerdo para impedir la posible reelección del presidente Álvaro Uribe en los comicios de 2010. La petición la hicieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en un mensaje enviado al ex candidato residencial Carlos Gaviria, principal dirigente de ese partido de izquierda, que terminó hoy su asamblea anual en Bogotá. En el pronunciamiento reproducido por la página web Anncol, que suele divulgar mensajes de las FARC, el grupo insurgente pidió frenar “las pretensiones reeleccionistas y la continuidad de la estrategia de seguridad uribista”. “Terminar el conflicto y superar el horror de la actual confrontación fratricida en Colombia, pasa, ineludiblemente, por acuerdos políticos que abran las puertas a un nuevo régimen con capacidad de cimentar la paz democrática”, expresó la organización guerrillera.
La afirmación fue hecha por el secretariado (cúpula) del grupo en un comunicado en el que recuerdan que Reyes además de ser su portavoz era el encargado de las conversaciones con la sociedad colombiana y la comunidad internacional para buscar un canje humanitario y sentar las bases para iniciar la búsqueda de la salida política al conflicto interno.
“Raúl fue un fiel intérprete de la vocación de paz de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), en función de lo cual no escatimó esfuerzo ni sacrificio hasta llegar a ofrendar su vida”, manifestó la misiva. Los rebeldes también cuestionaron las investigaciones que realiza el gobierno colombiano con las computadoras y documentos incautados en el campamento en el que fue abatido Reyes, cuyo verdadero nombre era Luis Edgard Devia, y las calificaron como un “burdo montaje” contra personalidades de Colombia y el exterior. Añaden que han seguido reconstruyendo caminos en búsqueda de la paz “por encima de la adversidad y enfrentando la mayor ofensiva mediática y militar que organización alguna haya sufrido en América Latina” y recuerdan la liberación unilateral que hicieron hace casi un mes de de ocho secuestrados.
Mientras, el recelo o la excesiva prudencia rigen las relaciones entre Colombia y Ecuador. La Operación Fénix, en la que perdieron la vida 17 guerrilleros, entre ellos Reyes, es calificada por el comandante de las Fuerzas Militares colombianas, general Freddy Padilla, como un triunfo de la inteligencia militar pues partió de un cuidadoso seguimiento a los movimientos del frente 48 de las FARC. Un informante recibió unos 2.2 millones de dólares de recompensa.
Al hacer el balance de lo que ha sido considerado un año negro para las FARC, Padilla admitió que al momento de ejecutar la operación detectaron un movimiento de ilegales hacia Ecuador. Al preguntarle al presidente Álvaro Uribe qué debían hacer, este les dio la autorización, lo que ocasionó un revuelo que el mandatario no se esperaba El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reclamó por la invasión no autorizada a su país, luego de que el jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez, atacara a Uribe por autorizar el ataque nocturno al jefe guerrillero en lo que calificó una violación al Derecho Internacional Humanitario (DIH), porque los insurgentes estaban en piyamas.
Luego vino la reacción de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien no dudó en calificar como terrorista a Uribe y otorgó asilo político a tres sobrevivientes del ataque: dos guerrilleras colombianas y a Lucía Moret, la estudiante mexicana, cuya presencia en un campamento de la guerrilla es motivo de investigación por las fiscalías de Colombia y Ecuador.
Lo cierto es que según el general Padilla, a un año de Fénix, Ecuador se ha dado cuenta del riesgo que representan las FARC y ha intensificado la persecución contra sus miembros que aprovechan el paso fronterizo del río San Miguel, para cometer ataques en Colombia y refugiarse en el vecino país.
Condena a la reelección
La guerrilla colombiana de las FARC le pidió al partido opositor Polo Democrático Alternativo (PDA) que participe en un acuerdo para impedir la posible reelección del presidente Álvaro Uribe en los comicios de 2010. La petición la hicieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en un mensaje enviado al ex candidato residencial Carlos Gaviria, principal dirigente de ese partido de izquierda, que terminó hoy su asamblea anual en Bogotá. En el pronunciamiento reproducido por la página web Anncol, que suele divulgar mensajes de las FARC, el grupo insurgente pidió frenar “las pretensiones reeleccionistas y la continuidad de la estrategia de seguridad uribista”. “Terminar el conflicto y superar el horror de la actual confrontación fratricida en Colombia, pasa, ineludiblemente, por acuerdos políticos que abran las puertas a un nuevo régimen con capacidad de cimentar la paz democrática”, expresó la organización guerrillera.
Clara Isabel Vélez y DPA, Milenio, 1º de marzo.
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