Aleida se resguardaba del sol en una banca de la estación migratoria de Iztapalapa cuando la comisionada del Instituto Nacional de Migración, Cecilia Romero, se acercó a saludarla.
La nicaragüense de 31 años era una de las 14 mujeres que este martes se encontraban aseguradas en la estación del Distrito Federal.
-"¿De dónde eres?", le preguntó la comisionada.
-"De Nicaragua", respondió Aleida.
-"¿Cómo te han tratado?", cuestionó Romero.
-"Bien", dijo la mujer.
La funcionaria terminó la conversación con Aleida y siguió con la visita al centro de detención, a la que invitó a representantes de los medios de comunicación.
Nunca se enteró que Aleida llevaba cuatro años ocho meses viviendo con un mexicano en Zamora, Michoacán; que en noviembre decidió visitar a su familia en Nicaragua y que cuando regresó a México fue asegurada por la autoridad migratoria.
Tampoco percibió las lágrimas en sus mejillas.
En un salón del centro de detención, siete mujeres extranjeras procedentes de El Salvador, Nicaragua, Brasil y China elaboraban flores de papel crepé de diferentes colores, que les enseñó a hacer una agente de la estación.
Una de las hondureñas, Miriam, tiene un bebé que nació en México. Estaba en medio del trámite para regularizar su situación migratoria cuando fue asegurada.
"Voy a tener que regresar. No sé qué tengo que hacer, porque no me han dado un buen asesoramiento", dijo.
Miriam no ha podido contactar a su pareja en México o a sus familiares en Honduras, pues aunque hay teléfonos públicos, no trae dinero para comprar una tarjeta para comunicarse con su gente.
La estación tiene capacidad para 380 migrantes, distribuidos en 226 camas en el área de hombres, 104 en el área de mujeres y 10 camas en el área de menores de edad.
La ocupación promedio con pernocta es de 280 personas. La mayoría de los migrantes no pasan la noche en Iztapalapa, sino que son enviados en menos de 24 horas a sus países de origen.
Ayer había sólo dos menores de edad. Los dos eran originarios de El Salvador.
David, de 15 años, quien fue asegurado en Tlaxcala, dijo haber pedido refugio en cuanto llegó a la estación migratoria, pues ha sido amenazado de muerte por una pandilla en su país.
La comisionada dio por concluida la visita a la estación justo antes de pasar al área de varones que en ese momento concentraba al 86 por ciento de la población asegurada.
La nicaragüense de 31 años era una de las 14 mujeres que este martes se encontraban aseguradas en la estación del Distrito Federal.
-"¿De dónde eres?", le preguntó la comisionada.
-"De Nicaragua", respondió Aleida.
-"¿Cómo te han tratado?", cuestionó Romero.
-"Bien", dijo la mujer.
La funcionaria terminó la conversación con Aleida y siguió con la visita al centro de detención, a la que invitó a representantes de los medios de comunicación.
Nunca se enteró que Aleida llevaba cuatro años ocho meses viviendo con un mexicano en Zamora, Michoacán; que en noviembre decidió visitar a su familia en Nicaragua y que cuando regresó a México fue asegurada por la autoridad migratoria.
Tampoco percibió las lágrimas en sus mejillas.
En un salón del centro de detención, siete mujeres extranjeras procedentes de El Salvador, Nicaragua, Brasil y China elaboraban flores de papel crepé de diferentes colores, que les enseñó a hacer una agente de la estación.
Una de las hondureñas, Miriam, tiene un bebé que nació en México. Estaba en medio del trámite para regularizar su situación migratoria cuando fue asegurada.
"Voy a tener que regresar. No sé qué tengo que hacer, porque no me han dado un buen asesoramiento", dijo.
Miriam no ha podido contactar a su pareja en México o a sus familiares en Honduras, pues aunque hay teléfonos públicos, no trae dinero para comprar una tarjeta para comunicarse con su gente.
La estación tiene capacidad para 380 migrantes, distribuidos en 226 camas en el área de hombres, 104 en el área de mujeres y 10 camas en el área de menores de edad.
La ocupación promedio con pernocta es de 280 personas. La mayoría de los migrantes no pasan la noche en Iztapalapa, sino que son enviados en menos de 24 horas a sus países de origen.
Ayer había sólo dos menores de edad. Los dos eran originarios de El Salvador.
David, de 15 años, quien fue asegurado en Tlaxcala, dijo haber pedido refugio en cuanto llegó a la estación migratoria, pues ha sido amenazado de muerte por una pandilla en su país.
La comisionada dio por concluida la visita a la estación justo antes de pasar al área de varones que en ese momento concentraba al 86 por ciento de la población asegurada.
Silvia Garduño enviada, Reforma, 25 de marzo.
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