Andrés Manuel López Obrador condicionó su regreso a las filas del PRD a cambio de que la dirigencia nacional de Jesús Ortega cierre la puerta a cualquier negociación o acuerdo con el PAN para una alianza electoral en el Estado de México.
Insistió en que las uniones con el blanquiazul violan la legalidad, pues la máxima instancia del PRD, el Congreso Nacional, determinó en su pleno de diciembre de 2009 que las alianzas electorales sólo las podía suscribir con partidos de izquierda y las fuerzas “políticas y progresistas” del país.
Insistió en que AN y la dirigencia del PRD “están pensando” en una alianza en 2012.
“He actuado con prudencia, he sido muy tolerante, en ningún caso ha habido una consulta de parte de los dirigentes hacia mí, me han ignorado”, indicó.
Afirmó que buscan excluir a Alejandro Encinas de la candidatura para el Estado de México, por lo que construiría una alianza “desde abajo” con militantes del PRD, Convergencia, PT, “y vamos a participar”.
Si Encinas no quiere ser candidato “lo vamos a respetar”.
En tanto, los dos bloques en que se ha dividido el PRD —lopezobradorista y el leal a Ortega— ratificaron sus posiciones.
El llamado G-8 (grupo de corrientes opositoras a la dirigencia del partido) se prepara para definir hoy su plan de acción para forzar el desistimiento de acuerdos con el albiazul.
Mientras, las corrientes de Ortega, Amalia García, Héctor Bautista y la vinculada a Marcelo Ebrard llamaron a López Obrador a mantenerse dentro del partido, pero ratificaron que es necesidad apuntalar el respeto a las decisiones que tomen los órganos de dirección y la realización de la consulta.
Ayer, López Obrador fue cuestionado sobre cuál sería el escenario para que volviera como militante activo del PRD.
Afirmó: “Una definición clara de los dirigentes del PRD en el sentido de que no van a aliarse con el PAN” .
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