'Cuba no es igual con Raúl'

LA HABANA.- El historiador cubano Manuel Cuesta Morúa, vocero de Arco Progresista (AP), el más reciente partido opositor que ha surgido en la Isla, aseguró que su país no es el mismo desde que en febrero pasado Raúl Castro asumió la Presidencia y reemplazó a su hermano Fidel.

El político disidente, cuyo grupo se promueve como más organizado y a la vanguardia de las corrientes socialistas y democráticas, dijo a REFORMA que buscan captar a los cubanos que defienden la equidad social con más espacio a la libertad individual y tengan una preocupación real por las minorías.

Respaldado, dijo, por unos 500 militantes y con posibilidades de movilizar a tres mil seguidores, también opinó que aunque cambie el Presidente de Estados Unidos, el fin del bloqueo económico "no será fácil".



¿Qué responde a los que dicen que AP es la Oposición favorita del Gobierno?

Entiendo la desconfianza. Los cubanos no estamos acostumbrados a las instituciones sino más bien a movimientos apasionados. Pero niego enfáticamente que yo sea o pueda ser un instrumento del Gobierno.



¿Cómo valora la Presidencia de Raúl Castro?

Yo veo a Raúl como alguien políticamente más responsable que Fidel. De hecho, ofreció un nuevo criterio para medir su gestión política al esbozar el concepto de cambios estructurales. Cuba no es la misma después que Raúl asumió el poder. Hay un cambio intelectual fundamental y un cambio de intereses y modos de vida que viene desde abajo. Se verifica también un cambio de mentalidad del Gobierno.

Sin embargo hasta ahora Raúl sólo está administrando una crisis. Le faltaría asumir y explicar su proyecto estratégico para enfrentar los desafíos del país. Muchos esperábamos escuchar sobre ello el pasado 26, pero Raúl Castro perdió una oportunidad estupenda.



¿Pueden mejorar las relaciones Cuba-EU con el nuevo inquilino que tendrá la Casa Blanca?

Si gana Barack Obama la posibilidad se acelera. Ahora mismo habría sectores dentro de la sociedad cubana dispuestos a que ese cambio se produzca. Pero no hay que olvidar a los inmovilistas que necesitan del enemigo eterno para llevar a cabo un reciclaje mínimo, que los mantenga en el poder y en sus privilegios. En cualquier caso, el levantamiento del bloqueo no será rápido ni fácil.



¿Han tenido conversaciones con la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana?.

Sí, este año han sido las primeras, respondiendo a su interés de explorar otras alternativas de la Oposición. Pero sólo constatamos las diferencias que nos separan. Hay mucha incompatibilidad entre su visión y la nuestra sobre cómo debe propiciarse el cambio en Cuba.



¿Y dónde está la brecha?

Los norteamericanos creen que los cubanos debemos seguir las pautas que ellos han definido para el cambio democrático en la Isla. Si uno no coincide con eso pues se molestan, y nosotros por ahí no pasamos.



¿Negocian con otros opositores?

Estamos en conversaciones con uno interesante de tendencia socialdemócrata y otros menores que dicen identificarse con un socialismo liberal, de la tradición británica de los fabianos. Son muy jóvenes, universitarios que se han acercado a nosotros a través del estudio, ni siquiera están organizados y vamos a ir interactuando con ellos sistemáticamente a partir de ahora.



¿Tienen contacto con los democristianos que lidera Osvaldo Payá?

Ninguno.



¿Y con los disidentes socialdemócratas de Vladimiro Roca?

Con ellos no hay absolutamente ninguna relación. No participamos del mismo lenguaje político. Nosotros apostamos por el dialogo; evitamos la confrontación verbal y las descalificaciones personales. Promovemos el debate respetuoso y con argumentos, que es crucial para un proceso democrático.



¿Qué posibilidades ve de que AP se una a la Agenda para la Transición que promueven Roca y Martha Beatriz Roque?

En política no se debe descartar algo así, pero ahora mismo hay diferencias insalvables. Nosotros apos- tamos por involucrar a los ciudadanos en el diálogo con las autoridades, aunque éstas aún no responden.

El principio fundamental del AP es la institucionalidad. Que las definiciones políticas no dependan de personas sino de un trabajo de equipo, algo que no caracteriza a la gente del proyecto para la transición. Y además, somos muy críticos de la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 17 de agosto.

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