El coordinador del PRD en el Senado, Carlos Navarrete, reconoció que las iniciativas de Felipe Calderón en materia petrolera provocaron una crisis interna por las diferentes visiones de defender el petróleo, lo cual se aprovechó para polarizar al partido con descalificaciones entre las propias corrientes internas.
Por eso, al participar en la reunión plenaria de los diputados del PRD, los llamó a “alejarnos de satanizaciones mutuas en materia petrolera, entre quien quiere defender el petróleo y quien quiere entregarlo, porque eso no existe en ninguno de los dos grupos”.
“Hay que alejarnos de cualquier visión que pretenda decir: hay legisladores leales a la defensa del petróleo y hay a quienes ya les urge sentarse con (Felipe) Calderón, porque eso tampoco existe”, apuntó.
El senador aclaró que su postura no se trata de un reclamo a nadie, sino de una reflexión política, pues aunque las corrientes internas tienen diferentes visiones de cómo enfrentar la intención del gobierno de privatizar Pemex, al final todos en el PRD están por defender el petróleo mexicano.
Aseguró: “ha quedado hecha añicos la privatización de Pemex. No veo condiciones para que el gobierno saque la privatización de las refinerías o con capital privado; privatice ductos, el transporte, el almacenamiento y saque contratos de riesgo, en donde se permita que una perforadora saque crudo de territorio nacional y comparta la renta de ese petróleo”.
Por el contrario, destacó la posibilidad de que las propuestas de la izquierda salgan adelante, pero a través de la construcción mayorías parlamentarias en las Cámaras de Diputados y Senadores.
“Sí veo la posibilidad de una nueva gestión de Pemex, quitándole la mano de Hacienda del cuello con una deuda fiscal y presupuestal; sí veo condiciones de que salga adelante un Consejo de Administración diferente y con menos peso del sindicato; sí veo condiciones para impulsar políticas de transparencia y de combate a la corrupción”, destacó en un mensaje.
Sin embargo, reconoció que la discusión del tema petrolero se presenta en un momento difícil para el PRD, porque no ha podido salir de la disputa por la dirigencia nacional, la cual impactó negativamente en todos los ámbitos del partido y, sobre todo, en el ánimo del electorado y militancia perredista.
Por eso, al participar en la reunión plenaria de los diputados del PRD, los llamó a “alejarnos de satanizaciones mutuas en materia petrolera, entre quien quiere defender el petróleo y quien quiere entregarlo, porque eso no existe en ninguno de los dos grupos”.
“Hay que alejarnos de cualquier visión que pretenda decir: hay legisladores leales a la defensa del petróleo y hay a quienes ya les urge sentarse con (Felipe) Calderón, porque eso tampoco existe”, apuntó.
El senador aclaró que su postura no se trata de un reclamo a nadie, sino de una reflexión política, pues aunque las corrientes internas tienen diferentes visiones de cómo enfrentar la intención del gobierno de privatizar Pemex, al final todos en el PRD están por defender el petróleo mexicano.
Aseguró: “ha quedado hecha añicos la privatización de Pemex. No veo condiciones para que el gobierno saque la privatización de las refinerías o con capital privado; privatice ductos, el transporte, el almacenamiento y saque contratos de riesgo, en donde se permita que una perforadora saque crudo de territorio nacional y comparta la renta de ese petróleo”.
Por el contrario, destacó la posibilidad de que las propuestas de la izquierda salgan adelante, pero a través de la construcción mayorías parlamentarias en las Cámaras de Diputados y Senadores.
“Sí veo la posibilidad de una nueva gestión de Pemex, quitándole la mano de Hacienda del cuello con una deuda fiscal y presupuestal; sí veo condiciones de que salga adelante un Consejo de Administración diferente y con menos peso del sindicato; sí veo condiciones para impulsar políticas de transparencia y de combate a la corrupción”, destacó en un mensaje.
Sin embargo, reconoció que la discusión del tema petrolero se presenta en un momento difícil para el PRD, porque no ha podido salir de la disputa por la dirigencia nacional, la cual impactó negativamente en todos los ámbitos del partido y, sobre todo, en el ánimo del electorado y militancia perredista.
Mauricio Juárez y Fernando Damián, La Jornada, 15 de agosto.
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