Raúl Castro, de 77 años, cumple hoy sus primeros seis meses como presidente de Cuba, donde el calor del verano caribeño y la ausencia de nuevos cambios que muchos isleños esperaban del general, mantienen al país en medio de un sopor que algunos consideran “asfixiante”.
Según cubanos de edades y posiciones políticas diversas, “poco” o “nada” ha cambiado desde que el general de cuatro estrellas asumió la primera magistratura el 24 de febrero, cinco días después de que Fidel Castro renunciara por razones de salud a otra reelección presidencial.
“Estamos dirigidos por líderes del siglo pasado, con una visión anciana del tiempo, de los riesgos y eso puede ser sabio, pero también muy peligroso por la cantidad de insatisfacciones acumuladas”, señala Jorge Pérez Díaz, de 63 años.
Fidelista desde que en la adolescencia se sumó a la revolución de Castro, Pérez Díaz es de los que consideran que “la dirección del país tiene conciencia de los problemas y voluntad para solucionarlos”, pero al mismo tiempo se dice “desconcertado por la falta de resultados concretos”.
Raúl asumió provisionalmente el liderazgo de la nación en julio de 2006 por la convalecencia de su hermano y en 2007 disparó las expectativas de cambios al anunciar la necesidad de hacer transformaciones “estructurales” en el país y convocar a un debate nacional sobre los desaciertos del sistema isleño.
“Yo me entusiasmé, tenía esperanzas y ahora no veo que las cosas vayan mejor”, dijo Jorge Luis, 38 años, empleado de una empresa estatal a quien su salario, al igual que le ocurre a la mayoría de sus compatriotas, “no me alcanza para vivir”.
Raúl Castro ha eliminado prohibiciones impopulares, como la que limitaba el libre acceso de los cubanos a los hoteles; puso en práctica un programa multimillonario para solucionar la escasez de agua potable que afecta desde hace casi medio siglo a la segunda ciudad en importancia del país, Santiago de Cuba; reparte tierras estatales ociosas; mejoró el transporte colectivo en la ciudad y aumentó salarios y pensiones, entre otras acciones puntuales.
Sin embargo, la posibilidad de que el Estado disminuya la preponderancia que tiene en el país, “desproporcionada y causante de muchas de las insuficiencias del sistema”, en el decir de economistas que abogan por potenciar la iniciativa individual, no ha pasado de ser “una ilusión”.
O al menos así consideran cubanos consultados por este diario en La Habana, donde la generación que ahora llega a los 30 años apunta a la emigración, de forma cada vez más insistente.
¿Y Fidel?
Fidel Castro cedió el poder debido a la enfermedad que padece desde 2006 y no a una voluntad política reformista.
Así las cosas, Fidel Castro ya no controla personalmente el día a día de cada cubano, como en los 49 años y 55 días en los que tuvo todo el poder.
A sus 82 años, Fidel es aún líder indiscutido de la revolución y primer secretario del Partido Comunista.
Según cubanos de edades y posiciones políticas diversas, “poco” o “nada” ha cambiado desde que el general de cuatro estrellas asumió la primera magistratura el 24 de febrero, cinco días después de que Fidel Castro renunciara por razones de salud a otra reelección presidencial.
“Estamos dirigidos por líderes del siglo pasado, con una visión anciana del tiempo, de los riesgos y eso puede ser sabio, pero también muy peligroso por la cantidad de insatisfacciones acumuladas”, señala Jorge Pérez Díaz, de 63 años.
Fidelista desde que en la adolescencia se sumó a la revolución de Castro, Pérez Díaz es de los que consideran que “la dirección del país tiene conciencia de los problemas y voluntad para solucionarlos”, pero al mismo tiempo se dice “desconcertado por la falta de resultados concretos”.
Raúl asumió provisionalmente el liderazgo de la nación en julio de 2006 por la convalecencia de su hermano y en 2007 disparó las expectativas de cambios al anunciar la necesidad de hacer transformaciones “estructurales” en el país y convocar a un debate nacional sobre los desaciertos del sistema isleño.
“Yo me entusiasmé, tenía esperanzas y ahora no veo que las cosas vayan mejor”, dijo Jorge Luis, 38 años, empleado de una empresa estatal a quien su salario, al igual que le ocurre a la mayoría de sus compatriotas, “no me alcanza para vivir”.
Raúl Castro ha eliminado prohibiciones impopulares, como la que limitaba el libre acceso de los cubanos a los hoteles; puso en práctica un programa multimillonario para solucionar la escasez de agua potable que afecta desde hace casi medio siglo a la segunda ciudad en importancia del país, Santiago de Cuba; reparte tierras estatales ociosas; mejoró el transporte colectivo en la ciudad y aumentó salarios y pensiones, entre otras acciones puntuales.
Sin embargo, la posibilidad de que el Estado disminuya la preponderancia que tiene en el país, “desproporcionada y causante de muchas de las insuficiencias del sistema”, en el decir de economistas que abogan por potenciar la iniciativa individual, no ha pasado de ser “una ilusión”.
O al menos así consideran cubanos consultados por este diario en La Habana, donde la generación que ahora llega a los 30 años apunta a la emigración, de forma cada vez más insistente.
¿Y Fidel?
Fidel Castro cedió el poder debido a la enfermedad que padece desde 2006 y no a una voluntad política reformista.
Así las cosas, Fidel Castro ya no controla personalmente el día a día de cada cubano, como en los 49 años y 55 días en los que tuvo todo el poder.
A sus 82 años, Fidel es aún líder indiscutido de la revolución y primer secretario del Partido Comunista.
Manuel Juan Somoza en La Habana, Milenio, 24 de agosto.
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