El voto de castigo pende sobre el PAN

Electoralmente alicaído, con malos números y peores pronósticos, el PAN se prepara para enfrentar las elecciones de 2009 no sólo con preocupantes antecedentes inmediatos, sino los de la pesada carga histórica de nunca haber obtenido buenos resultados en comicios intermedios, cuando la ciudadanía tradicionalmente se ausenta de las urnas.

Afectado por graves crisis externas que amenazan con mermar su base de votantes en julio próximo, el blanquiazul enfrenta un escenario de complejidad sin precedente durante sus nueve años en el poder, con frentes abiertos en la seguridad y la economía, y sin tabla de salvación a la vista, a decir de especialistas.

La mayoría en la Cámara de Diputados está claramente en riesgo.

“Los problemas afuera del partido son sumamente difíciles y creo que vamos a ver una caída muy importante en el porcentaje de votación ganada a escala nacional y en el número de curules que tiene el PAN en la legislatura”, consideró Joy Langston Hawkes, politóloga del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

La investigadora estimó que el panismo tendrá que ir a las urnas a ser evaluado en medio de un nada envidiable coctel explosivo de creciente desempleo, devaluación hasta ahora incontenible, violencia relacionada al narcotráfico al alza y crisis de secuestros sin resolver

Ingredientes que ponen al partido gobernante contra la pared.

“Es un terrible problema y aunque no sea culpa de los panistas, ellos están en el poder. ¡Lástima, Margarito! Van a sufrir porque están en el poder y alguien tiene que tomar la responsabilidad por lo que está pasando”, sentenció.

Al momento, virtualmente todos los sondeos ponen al panismo en segundo lugar a nivel nacional, por debajo del PRI, a una distancia que oscila entre 5 y 10 puntos porcentuales.

Dentro del propio PAN se reconoce que la situación del partido en las preferencias del público no es la mejor posible. Pese a ello, se insiste en que para Acción Nacional ninguna campaña ha sido sencilla ni regalada, como sucedió contra Andrés Manuel López Obrador, al que se dio alcance luego de estar en desventaja hasta por 15 puntos.

“Empezamos una campaña con algunos datos en las encuestas que nos ponen en una posición difícil, pero no es la primera vez que el PAN empieza una campaña con encuestas que lo ponen abajo. De hecho, el partido ha empezado siempre así los procesos electorales. Esa es una de las razones que motiva el coraje de los panistas”, sostuvo Roberto Gil, representante blanquiazul ante el Instituto Federal Electoral.

—¿Cómo enfrentar un posible voto de castigo tanto por la crisis económica como por la de inseguridad?

—Esta crisis no fue producto de la irresponsabilidad del gobierno de la República, es una crisis que se generó afuera de nuestras fronteras y gracias a la responsabilidad del gobierno podemos atemperar sus efectos en el país. Y el gobierno, apoyado por el PAN, está haciendo un esfuerzo por devolver al ciudadano la seguridad, algo que otros gobiernos habían dejado de lado.

Gil enfatizó en que, ayudado por las mejores candidaturas, el PAN podrá sortear las críticas propias de la crisis económica y la guerra contra la delincuencia.

Y fue más allá.

“El fenómeno de la inseguridad y el crecimiento de la delincuencia organizada se debe a la acción irresponsable de los gobiernos del PRI”, reclamó Gil, en el mismo sentido que lo ha hecho el presidente del blanquiazul, Germán Martínez, quien ha enfocado críticas en el tricolor en las últimas semanas, aparentemente ante la ventaja que le lleva en las encuestas.

Pero esta estrategia podría tener malos resultados.

“El PAN tiene que hacer lo que está haciendo, en atacar al PRI, no creo que sea una mala estrategia y es hasta necesaria, sin embargo, hay que tener mucho cuidado porque en esencia muchos de estos ataques pueden darse la vuelta”, alertó Hawkes.

“Si el PAN está diciendo: ‘maldito PRI, no está ayudando en la lucha contra el narco’, se la pueden devolver muy fácilmente. El problema es, ¿qué ha hecho el PAN, Vicente Fox, Calderón?”, dijo. “Los panistas tienen que tener mucho cuidado en el contenido de las críticas en contra del PRI”.

La maldición intermedia

Una interrogante se presenta como quizá la principal para el PAN en el camino hacia las elecciones del 6 de julio: ¿Cómo romper el maleficio de las intermedias?

Históricamente, tanto a nivel federal como estatal, Acción Nacional suele registrar malos resultados en elecciones intermedias en las que no hay grandes movilizaciones ciudadanas y entra en juego la competencia de voto duro con otros partidos.

El antecedente más claro y cercano es el de 2003.

En aquellas elecciones, cuando el gobierno de Vicente Fox acuñó la frase “quítale el freno al cambio”, el blanquiazul apostó todo a obtener una nueva mayoría en la Cámara de Diputados, tarea que encomendó a Carlos Medina Plascencia como coordinador de estrategia electoral.

Bajo el liderazgo de Luis Felipe Bravo Mena, se determinó relanzar al partido con una estrategia de comunicación agresiva que le permitiría –se pensaba entonces—posicionarse con ventaja entre la ciudadanía, con el presidente como eje central.

Fue así como Fox Quesada se hizo no solo más visible, sino nuevamente candidato. Durante medio año, salió a las calles y virtualmente todos los domingos recorrió a pie distintos puntos de la Ciudad de México para mezclarse con posibles votantes.

El domingo 6 de julio de ese año los resultados fueron contundentes. Pero en sentido contrario: no se obtuvo mayoría alguna en la cámara de Diputados –se retrocedió incluso—y en el Distrito Federal el panismo fue literalmente barrido por Andrés Manuel López Obrador, al perder delegaciones y asambleístas.

¿Cómo un partido que había obtenido buenos resultados en las anteriores elecciones se desplomó así? A ciencia cierta, este fenómeno tiene ya veinte años. Desde 1988 a la fecha el PAN ha fracasado en todos los comicios intermedios en los que ha participado luego de haber obtenido excelentes resultados en las nacionales.

De la mano de Manuel Clouthier, en las elecciones del 88 el PAN logró lo impensable: 101 diputados entre uninominales y plurinominales. Era una cifra jamás antes alcanzada. Para 1991, sin embargo, registraba cifras a la baja: su presencia legislativa descendió a 89.

Años después, la misma historia. Luego de obtener el mayor número de votos en su historia gracias al arrastre de la candidatura presidencial de Diego Fernández de Cevallos –y con 119 curules—el panismo se estancó en las elecciones de 1997 con 121 diputaciones. Perdió alrededor de dos millones de votos.

Para 2000, con el fenómeno Fox, la cifra nuevamente escaló. El PAN obtuvo 14 millones de votos y su bancada más grande hasta la fecha, con 223 diputados federales. Pero para 2003, como se mencionó, vino el colapso: solo ocho millones de votos y apenas 151 curules.

En 2006, el PAN retomó su nivel previo y obtuvo 13 millones 753 mil votos, lo que le llevó a una bancada de 206 diputados.

La interrogante entonces, cuando quedan menos de cuatro meses antes del seis de julio es: ¿se puede romper el maleficio de las intermedias?
Vìctor Hugo Michel, Milenio, 18 de marzo.

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