TOLUCA, Méx.— Las reglas formales, pero sobre todo las informales que han venido operando en los partidos políticos por años, como la férrea disciplina que se exige internamente a los priístas en tiempos electorales, seguirán vigentes en este proceso electoral para renovar la gubernatura del Estado de México, opinó el doctor en ciencias políticas Igor Rivero.
El politólogo, quien forma parte del cuerpo de investigadores y catedráticos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), consideró que estos acuerdos implícitos que existen dentro de los institutos políticos forman parte de la riqueza y singularidad de los propios partidos.
“La mayoría de los partidos, aparte de sus reglas formales, tienen reglas informales, y no es que unas sean mejor que otras, sino que simplemente son más flexibles que las que están en papel, pero lo importante de una regla informal es que funcione dentro del partido”, indicó el académico.
Explicó que las reglas “informales” en los partidos funcionan efectivamente cuando la mayoría de las estructuras de los partidos y sus militantes “las aceptan” y se someten a ellas.
Aclaró que estas reglas informales no pueden explicar si un partido es democrático, ya que la democracia de un partido y la disciplina interna no siempre van de la mano y muchas veces se contraponen, “porque si hay más democracia puede haber menos disciplina y viceversa”, puntualizó Rivero.
Consideró, sin embargo, que en el caso del Partido Revolucionario Institucional, dados los últimos antecedentes políticos que lo colocan arriba en las preferencias electorales, las reglas no escritas tienen hoy más vigencia que nunca, primero por el proceso que se acerca, pero también porque el PRI está viviendo una “luna de miel” política, como resultado de los últimos éxitos electorales que lo han hecho avanzar en el país y a nivel local, así como la relevancia de algunos de sus principales personajes.
“Hay momentos de ‘luna de miel’ donde se pueden fusionar tensiones –internas- y es cuando un partido está a punto de ganar, en este caso la presidencia o una posición muy importante, o cuando el partido ha ganado”, indicó Rivero en entrevista.
Este estadio de “éxtasis” que viven los priístas mexiquenses, señaló el estudioso, se debe en buena parte a la fama del gobernador Enrique Peña Nieto, como uno de los políticos más avanzados en las encuestas preelectorales, pero también a los triunfos en las urnas del tricolor, al ganar de forma mayoritaria los comicios del 2009 para renovar el Congreso local y la mayoría de los 125 ayuntamientos mexiquenses.
Mencionó que mientras en el PRI a nivel nacional se dieron rupturas importantes tras perder la presidencia de la república hace 11 años, en la entidad mexiquense, con el PRI gobernando 82 años consecutivos, esa “desventaja” no se tiene, sino al contrario.
“Cuando se le va el presidente de la república al PRI, en el 2000, y el PRI compite internamente y no tiene la regla informal que el presidente decide en ese momento, el PRI se desbarata y lo ha demostrado en dos ocasiones, con (Roberto) Madrazo”, señaló.
Agregó que ese problema vital para el tricolor, no se tiene en el Estado de México, lo que para las elecciones del 3 de julio, podrían representar cierta ventaja con respecto a la oposición.
“En el Estado de México no se tiene ese problema, porque en la entidad opera esa regla que se tenía donde el presidente a nivel nacional tenía esa facultad. El PRI estatal no tiene problema en aceptar que el gobernador es un peso fundamental en sus decisiones y eso implica mayor disciplina y eso favorece una decisión para en este caso la selección del candidato”, resumió.
La dirigencia priísta en la entidad determinó que será mediante una convención de delegados como se determinará quién será el candidato del partido a la gubernatura. Se prevé que sea a finales de este mes o en marzo cuando se emita la convocatoria para que los aspirtantes se pronuncien.
El politólogo, quien forma parte del cuerpo de investigadores y catedráticos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), consideró que estos acuerdos implícitos que existen dentro de los institutos políticos forman parte de la riqueza y singularidad de los propios partidos.
“La mayoría de los partidos, aparte de sus reglas formales, tienen reglas informales, y no es que unas sean mejor que otras, sino que simplemente son más flexibles que las que están en papel, pero lo importante de una regla informal es que funcione dentro del partido”, indicó el académico.
Explicó que las reglas “informales” en los partidos funcionan efectivamente cuando la mayoría de las estructuras de los partidos y sus militantes “las aceptan” y se someten a ellas.
Aclaró que estas reglas informales no pueden explicar si un partido es democrático, ya que la democracia de un partido y la disciplina interna no siempre van de la mano y muchas veces se contraponen, “porque si hay más democracia puede haber menos disciplina y viceversa”, puntualizó Rivero.
Consideró, sin embargo, que en el caso del Partido Revolucionario Institucional, dados los últimos antecedentes políticos que lo colocan arriba en las preferencias electorales, las reglas no escritas tienen hoy más vigencia que nunca, primero por el proceso que se acerca, pero también porque el PRI está viviendo una “luna de miel” política, como resultado de los últimos éxitos electorales que lo han hecho avanzar en el país y a nivel local, así como la relevancia de algunos de sus principales personajes.
“Hay momentos de ‘luna de miel’ donde se pueden fusionar tensiones –internas- y es cuando un partido está a punto de ganar, en este caso la presidencia o una posición muy importante, o cuando el partido ha ganado”, indicó Rivero en entrevista.
Este estadio de “éxtasis” que viven los priístas mexiquenses, señaló el estudioso, se debe en buena parte a la fama del gobernador Enrique Peña Nieto, como uno de los políticos más avanzados en las encuestas preelectorales, pero también a los triunfos en las urnas del tricolor, al ganar de forma mayoritaria los comicios del 2009 para renovar el Congreso local y la mayoría de los 125 ayuntamientos mexiquenses.
Mencionó que mientras en el PRI a nivel nacional se dieron rupturas importantes tras perder la presidencia de la república hace 11 años, en la entidad mexiquense, con el PRI gobernando 82 años consecutivos, esa “desventaja” no se tiene, sino al contrario.
“Cuando se le va el presidente de la república al PRI, en el 2000, y el PRI compite internamente y no tiene la regla informal que el presidente decide en ese momento, el PRI se desbarata y lo ha demostrado en dos ocasiones, con (Roberto) Madrazo”, señaló.
Agregó que ese problema vital para el tricolor, no se tiene en el Estado de México, lo que para las elecciones del 3 de julio, podrían representar cierta ventaja con respecto a la oposición.
“En el Estado de México no se tiene ese problema, porque en la entidad opera esa regla que se tenía donde el presidente a nivel nacional tenía esa facultad. El PRI estatal no tiene problema en aceptar que el gobernador es un peso fundamental en sus decisiones y eso implica mayor disciplina y eso favorece una decisión para en este caso la selección del candidato”, resumió.
La dirigencia priísta en la entidad determinó que será mediante una convención de delegados como se determinará quién será el candidato del partido a la gubernatura. Se prevé que sea a finales de este mes o en marzo cuando se emita la convocatoria para que los aspirtantes se pronuncien.
María Teresa Montaño corresponsal, El Universal, 14 de febrero.
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