IMAGEN PÚBLICA: Escenarios para visualizar la "cuesta de enero".

La información comenzó a circular hace varios meses en diversos sentidos. El incremento a la gasolina consecuencia de la reforma fiscal sería inflacionario para unos; para otros no tendría mayores repercusiones en la economía. Lo cierto es que el martes 18 de diciembre se difundió en los medios impresos la noticia de que cerca de 300 mercancías se ofrecerían con descuento entre la primera quincena de enero y la última de marzo, con la finalidad de abatir la escalada de precios. En este mismo sentido, y para ello, la Secretaría de Economía logró un acuerdo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD). A partir de esta información –y de la generada por inminentes aumentos en algunos productos básicos- comenzaron a generarse comentarios en diversos sentidos. A continuación ofrecemos 28 recopilados entre el miércoles 19 de diciembre y el jueves 2 de enero. Los “saltos” temporales se deben más al periodo vacacional, puesto que hemos seguido el mismo criterio aplicado a otras sistematizaciones. Vaya este ejercicio como una forma de visualizar una parte del escenario económico que se avecina.

Nada halagüeño el inicio de 2008. Mientras en Estados Unidos Alan Greenspan se resiste a dejar de dar declaraciones, y trae a colación el peor de los fantasmas económicos de los setenta: la estanflación, bueno pues aquí en México también tenemos nuestros problemas con el gasolinazo que está por venir en enero.
Ante tales circunstancias, el presidente Felipe Calderón, directamente, ha estado involucrado en el diseño de un nuevo pacto con los sectores de comercio, industriales y laborales. Ojo. No se trata de un pacto tan global como el de Solidaridad Económica con Miguel de la Madrid ni los que siguieron con Carlos Salinas, pero sí de uno con algunos factores de la producción y comerciantes para evitar una escalada de precios. En la nueva concertación están operando los secretarios de trabajo, Javier Lozano y Economía, Eduardo Sojo. Y ahora más, pues por septiembre y octubre vimos que algunos sectores utilizaron como pretexto el gasolinazo para elevar sus precios, y vimos que un medio electrónico se fue con todo poniéndole más leña al fuego de la inflación sicológica.
De allí que el presidente Calderón haya frenado el alza en la gasolina y su nuevo gravamen junto con los demás precios y tarifas energéticos (luz, gas, gas LP). Sin embargo, la economía ficción acerca de un precio congelado no puede seguir por mucho tiempo, y se pensó liberar los precios de los energéticos para enero, pero con un pacto para evitar un brote inflacionario, y sobre todo el golpeteo a los bolsillos de la población de menores ingresos.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 19 de diciembre.

Ya que hablamos del sector comercial, la nota es que la Secretaría de Economía, de Eduardo Sojo Garza Aldape, acaba de alcanzar un acuerdo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), que comanda Vicente Yáñez, para promover una serie de descuentos a productos básicos a partir de enero próximo y, por lo que se sabe, por espacio de algunos meses. Ese tipo de acuerdos con las cadenas minoristas no es nada nuevo, pero ante el ruido que ha metido el alza en la gasolina, viene a ser un paliativo para la famosa cuesta de enero, y bueno, el más complacido con esa medida es el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, quien ha tenido que reconocer una mayor inflación en los últimos 12 meses por el alza en alimentos.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 19 de diciembre.

Sorprendió mucho en el sector financiero y empresarial la posibilidad de que se plantee en México el regreso a una especie de "control de precios", con este acuerdo que están por suscribir la Secretaría de Economía, que encabeza Eduardo Sojo, y la ANTAD, que preside Vicente Yáñez.
Aunque Sojo se apresuró ayer a decir que no se trataba ni de un pacto ni de subsidio ni cualquier otro instrumento que provoque el desajuste del libre mercado, el problema es que cuando la "mano visible del Estado" se hace presente para pretender contener alzas de precios, cualquiera que sea su presentación o justificación, se antoja como una "intervención". ¡¿Qué pasó doctor Sojo?! De usted sí sorprende
Y qué tal Telmex, dirigida por Héctor Slim. Cumplió en tiempo y forma con la interconexión de Cablevisión que dirige Jean Paul Broc. Ahora hay que ver si los precios y calidad de la oferta que esta última realice efectivamente ganan un mercado hoy atendido por Telmex.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 19 de diciembre.

Viene el Plan Familiar 2008, donde 300 productos de impacto directo en el consumo de la población de menores ingresos, tendrán descuentos o cierto congelamiento. Se está hablando, sobre todo, con la ANTAD, para consolidar el etiquetado de precios.
Pero también se está platicando con algunos productores. El objetivo es claro: evitar que la inflación importada por el alza de granos básicos a escala internacional, llegue a México, en momentos donde lo peor sería dejar de lado la estabilidad cuando está por presentarse una desaceleración.
México puede sortear la ola de la inflación. Incluso el Banco de México está atento para tratar de evitar rebotes inflacionarios, mediante su política monetaria todavía más restrictiva que llevaría al alza las tasas de interés.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 19 de diciembre.

¿Qué es un convenio de apoyo a la economía familiar? No es un pájaro, no es un avión ni un superhéroe. Tampoco es un pacto ni un mecanismo que desequilibrará el libre mercado, dice el secretario de Economía, Eduardo Sojo.
Es un acuerdo entre el gobierno federal y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales para apoyar la economía familiar. Nada más, nada menos. No hay subsidios, ni compromisos formales en cuanto a porcentajes de descuento. No hubo reacciones entusiastas, ni siquiera molestia. Es difícil tener fe o coraje frente a algo tan amorfo.
El riesgo de un brote inflacionario al comenzar 2008 es real. El gasolinazo dará 22 mil 700 millones de pesos a las arcas gubernamentales. A cambio ha desatado las expectativas inflacionarias. Conozco un vendedor de tortas que subió sus precios 30 por ciento, “es para protegerme del alza de gasolina”, explica a sus clientes.
Luis Miguel González, “Caja fuerte”, Milenio, 19 de diciembre.

Como es lógico, tras las versiones de que podría firmarse algún pacto para amortiguar el golpe inflacionario por las alzas previstas para enero, pedimos cuentas a los chicos del contraespionaje, que apenas el lunes juraron que no se cocinaba ningún acuerdo. Y, firmes en su versión, confirman:
1) No se prepara ningún pacto, cuando menos al estilo de los que se conocen. Aquéllos en donde se toma en cuenta a los sectores obrero y empresarial para concertar el manejo de los precios. Hablamos de los pactos coordinados en la Secretaría del Trabajo desde las épocas de Arsenio Farell y ahora bajo el mando de Javier Lozano.
2) La Secretaría de Hacienda, de Agustín Carstens, insiste en que el boom de los precios está considerado y no hay temor a una burbuja que lleve la carestía por arriba del 4 por ciento en 2008. Cuando menos eso es lo que creen y no recomiendan pactos.
3) Si se prepara algo, como lo que ayer mencionó el secretario de Economía, Eduardo Sojo, ése es un control de precios concertado con los comerciantes de la ANTAD. Y, doblemente preocupados, los industriales preguntan si el control se aplicará ahora por el último eslabón de la cadena, impidiendo alzas gracias a los gigantes del comercio y, lo peor, si el favorcito del control se lo pagarán a la ANTAD con el fin de los aranceles a la importación de productos chinos. Eso es lo que se comentaba ayer.
Herminio Rebollo Pinal, “Mesa de negocios”, El Financiero, 19 de diciembre.

Hay quienes, con gran perversidad política, están tratando de hacer creer que en enero se registrará una gran escalada de precios y que será un mes verdaderamente grave. Ciertamente entrará en vigor el aumento en el precio de la gasolina, algo así como un peso cada 50 litros, lo que en sí mismo tiene un impacto limitado en la inflación; sin embargo, hay quienes lo están usando como pretexto para ajustar tarifas que ya llevan un buen grado de retraso, como son las del transporte en la ciudad de México.
El PRD ha lanzado una campaña desde ya hace varias semanas, haciendo creer que el alza de precios será muy grave y lo buscarán usar como elemento para hacer creer que el gobierno no tiene un buen manejo de la economía.
Así las cosas, es relevante que el secretario de Economía, Eduardo Sojo, haya anunciado ayer mismo un acuerdo con la ANTAD para ofrecer una serie de descuentos en algunos productos de la canasta básica. El gobierno del presidente Felipe Calderón y la iniciativa privada están tomando una responsable medida a buen tiempo.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 19 de diciembre.

Se avecina la cuesta de enero más empinada de la última década y el gobierno saca de la manga un pacto que no es un pacto, sino todo lo contrario. No es que haya una gran nostalgia por los pactos de estabilidad y crecimiento económico de los ochenta. En esas firmas había mucha teatralidad y poca eficacia. Eran los tiempos de la inflación a 30 por ciento.
El convenio de apoyo a la economía familiar no transmite tranquilidad porque no responde de manera directa a preguntas muy concretas. Para efectos de demostración, vale la pena compararlo con el anuncio del programa de reducción de las tarifas eléctricas a los sectores industrial y comercial.
Luis Miguel González, “Caja fuerte”, Milenio, 19 de diciembre.

La negociación que aún no concretan la Secretaría de Economía, que encabeza Eduardo Sojo, con los integrantes de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), que preside Vicente Yáñez Solloa, tendiente a establecer descuentos en 300 productos básicos, particularmente alimenticios, ha generado toda clase de comentarios, tal vez porque el acuerdo estaba verde cuando se filtró.
Toda vez que no se trata de establecer controles de precios, pues se dice que la intención es que cada uno de los afiliados de la ANTAD converse con sus proveedores de esos productos para que se acuerde el descuento; lo que nos parece difícil es que el estoico proveedor, que siempre es el que financia los inventarios hasta que éstos son desplazados de las tiendas y cuando le pagan en Nafinsa, dirigida por Mario Laborín, con su factoraje tiene que enfrentar a otro "descuentote" a la factura, pueda aguantar la presión de la cuesta de enero.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de diciembre.

Tan sólo un día después de que el titular de la Secretaría de Economía (SE), Eduardo Sojo, anunciara la firma de un convenio entre esa dependencia y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) para aplicar descuentos en cerca de 300 productos durante los primeros meses de 2008, para “favorecer la economía familiar” en una cuesta de enero que amenaza con ser agravada por la entrada en vigor del gasolinazo, los precios en las grandes cadenas comerciales acusaron un incremento inverosímil ante la mirada atónita de los consumidores. Por mencionar algunos ejemplos, tan sólo en almacenes de la capital del país el jitomate –cuya alza no representa un indicador contundente de la situación económica actual, pero sí una ofensiva a los bolsillos de la mayoría de la población– mostró un incremento de entre 200 y 300 por ciento; la cebolla prácticamente triplicó su precio y el chile costó cuatro veces más de lo habitual.
Esta circunstancia, aunque desoladora, no resulta extraña en un contexto marcado por el incremento a los precios de artículos antes infaltables en la dieta del mexicano: durante el año que termina, el primero de la administración calderonista, el precio de la canasta básica ha aumentado 35 por ciento. En contraste, las cifras oficiales reportan un alza de tan sólo 3.9 por ciento respecto de la inflación en su conjunto, pero basta con salir a la calle y preguntar a la gente para dar cuenta de que la carestía se encuentra desatada en vísperas de las celebraciones de fin de año: con espanto, se ha visto en los anaqueles que la subida de los precios en lo que va de la presente administración es mucho mayor de lo que oficialmente se reconoce.
Esto evidencia el doble discurso del gobierno federal, que desató el incremento a los precios desde hace meses con el anuncio del gasolinazo, y en días recientes ha exhibido un cariz populista e incongruente al enarbolar una pretendida intención de apoyar los bolsillos de las familias mexicanas, a pesar de que las condiciones actuales han sido propiciadas, precisamente, por decisiones gubernamentales tan desatinadas e insensibles como la aplicación del impuesto a los combustibles.
La Jornada, Editorial, 20 de diciembre.

El año próximo arrancará con la amenaza, sicológica y política, de una escalada de precios. Hay quienes, obsesionados por mandar al diablo a las instituciones o por demostrar que el gobierno del presidente Felipe Calderón no funciona, están tratando de hacer creer que enero traerá un brinco inflacionario y al que algunos acelerados ubican en más de dos puntos del índice de precios.
También hay quienes dentro de la secta de AMLO y en el PRD han hecho pintas o repartido panfletos en los cuales se asegura que habrá alza en los precios de la gasolina, pan, leche y otros productos básicos.
Es cierto, el primero de enero entrará en vigor el aumento gradual en el precio de la gasolina, que tendrá un impacto equivalente a 5.5% en este producto, menos del 0.1 del índice inflacionario que mide el Banco de México, o un peso por cada 50 litros de combustible.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 20 de diciembre.

Le comento que el temor real de las autoridades monetarias y del gabinete económico respecto a la posibilidad de que se deterioren las expectativas de inflación hacia el primer trimestre del año (lapso en el que se concentran las revisiones salariales de mayor peso, tanto públicas como privadas), tiene que ver más con el efecto real que tenga la entrada en vigor del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), en la evolución de los precios de los bienes y servicios que producen los empresarios, más que provenir de un deterioro de expectativas derivadas de la difusión del llamado "gasolinazo" que ha estado realizando el PRD y en particular el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Si recordamos, el Banco de México, que gobierna Guillermo Ortiz Martínez, presumió que la activación de la reforma tributaria a partir de enero provocará un ajuste de una sola vez en el INPC, de entre 40 y 50 puntos base para inflación de 2008, estimación que previó es "altamente incierta", porque nadie puede suponer el efecto que tendrá el traspaso de la mayor tributación empresarial a los precios al consumidor. Esto dependerá, dijo, de la evolución de cada mercado o sector.
De ahí que la "mano visible del Estado" esté buscando ejercer influencias, pero le tocará no sólo a Eduardo Sojo, sino a todos los titulares de dependencias del área económica incidir sobre su sector, para que las empresas paguen impuestos, considerando que en ello deberán observar una reducción en los márgenes y no como hasta ahora algún trasnochado ha dicho: que subirían los precios al consumidor.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de diciembre.

No hay razones económicas por las cuales pudiera pensarse en una escalada de precios. Ciertamente, el aumento a los combustibles implicará algunos ajustes de precios que, en la estimación del banco central, no hace variar la meta inflacionaria para todo el año ni obliga al instituto gobernado por Guillermo Ortiz Martínez a tomar medias adicionales.
Sin embargo, el gobierno de Calderón sí tiene que enfrentar el reto sicológico. Los economistas suelen hablar, en materia de inflación, acerca de la profecía autocumplida, la cual consiste en que si la gente piensa que los precios van a subir, efectivamente lo hacen, pues alguien trata de tomar ventaja aumenta el costo de sus productos y eso confirma para los demás la profecía.
Hay quienes pueden ver en precios que se deben ajustar el pretexto ideal para creer en una escalada de precios. A pesar de que Marcelo Ebrard dice que permitirá el aumento en las tarifas del transporte público sólo si hay un mejor servicio y renovación del parque vehicular, lo cierto es que en enero tiene una ventana fácil para subir el precio y culpar lo que algunos malintencionados políticos califican como gasolinazo.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 20 de diciembre.

De que hay herramientas, las hay, como la apertura de mercados a la importación de productos básicos a menor costo, pero el margen es estrecho, si considera que los precios de los alimentos continúan siendo la mayor fuente de riesgos inflacionarios.
Sólo la noticia reciente sobre el aumento en los precios asociados a materiales de construcción, como los del acero que subieron 30 por ciento este año, y se estima que podría seguir así en 2008, y que se suma al aumento de 10 por ciento en el precio de los productos de Cemex en el mercado mexicano, con un impacto de 60 por ciento en el mercado nacional, pudieran incidir en el costo de construcción de las edificaciones, o de las obras de infraestructura que ha previsto la administración para el próximo año, pero su impacto en el IPC realmente dependerá de la forma en que reaccione la demanda por varilla o por cemento, lo que podríamos dudar.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de diciembre.

Mientras que AMLO y sus seguidores quieren que se genere una burbuja inflacionaria que les permitiría lanzarse en contra de lo que ellos llaman gobierno de derecha y fortalecer sus posiciones políticas sin importarles que por ello sufran los que menos tienen, la administración de Calderón deberá tomar una serie de acciones para frenar cualquier impacto.
Por una parte, hay funcionarios como Alberto Cárdenas Jiménez, quien recorre la línea de decir que no hay razón para que suba el precio de productos como la tortilla porque está garantizado el abasto; otros, como Eduardo Sojo, quien anuncia un acuerdo con la ANTAD para que las tiendas de autoservicio ofrezcan descuentos.
La intención de esta medida es usar la fuerza de los miembros de ANTAD como formadores de precios para evitar que haya quienes, aprovechando la situación, traten de sacar ventajas indebidas. El mecanismo, que nada tiene que ver con los pactos de la década de los ochenta, funcionó con las tortillas, pues obligó a los pequeños establecimientos a vender en niveles similares a los que había en los grandes comercios.
No hay una razón económica suficiente para esperar una escalada de precios; sin embargo, sí hay elementos para establecer una alerta de tipo sicológico, consistente en tomar acciones que calmen a la población.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 20 de diciembre.

Según estudios económicos de Banamex, un aumento de 1.0 por ciento en el precio internacional del acero tiene como consecuencia un incremento de 0.4 por ciento en el precio local de este producto, por lo que las probabilidades de un repunte en la inflación de vivienda han aumentado.
La pregunta será: ¿si esto es cierto, también podrá Luis Téllez, titular de la SCT, negociar con los constructores de carreteras; o el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, o la de Sedesol, Beatriz Zavala Peniche, o Carlos Gutiérrez de la Conavi, convencer a todos los proveedores de este sector, no subir los precios, comenzando por Cemex, que ya los subió, o AHMSA, que ya los subió, porque responden a la evolución del mercado externo?
Todavía no nos queda muy claro el convenio para el Programa Despensa Familiar 2008, pero sí estamos seguros de que la ANTAD no aceptará un compromiso que encubra controles de precios, y aunque la administración de Felipe Calderón haya obtenido ingresos adicionales por 25 mil millones de pesos, derivados del programa de austeridad en las dependencias del gobierno federal, tampoco creemos que se utilice el margen de holgura alcanzado para subsidiar temporalmente lo que la economía debería absorber por dos vías: incremento de productividad y mejoría en el salario real.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de diciembre.

Del mismo modo, la escalada de los precios da cuenta de la falta de compromiso de los empresarios con los consumidores. Es claro que los dueños de las grandes tiendas de autoservicio buscan allegarse ganancias de último minuto, antes de que se implemente el referido convenio con la SE y para ello aplican aumentos estratosféricos como los mencionados.
Sin embargo, lo que resulta más preocupante es que la administración pública presente una medida orientada a controlar los precios cuando es claro que carece de capacidad para lograr ese efecto. Tal situación se explica por la visión fundamentalista del libre mercado, propia de los gobiernos neoliberales –que ha derivado en el desmantelamiento de los aparatos de regulación de los precios–, así como por la debilidad que caracteriza a la actual administración ante el conjunto de sus interlocutores, incluidos los que desempeñaron un papel fundamental para que Felipe Calderón accediera al poder, y que encuentra su factor fundamental en el déficit de legitimidad que el presente gobierno padece de origen.
En suma, ha quedado al descubierto que las medidas supuestamente orientadas a controlar los precios en nada ayudan a la cada vez más castigada economía popular. Por desgracia, los efectos provocados por los desatinos gubernamentales van, precisamente, en contra de la población que los padece. A la vista de estos hechos, cabe preguntarse, ¿a quién se quiere engañar?
La Jornada, Editorial, 20 de diciembre.

“Para que vivamos mejor” (Calderón dixit) y “favorecer la economía familiar” (Sojo ídem), el siempre magnánimo régimen de la “continuidad” ha regalado a los mexicanos un aumento promedio de 35 por ciento en el primer año de estancia en Los Pinos… pero no al ingreso, sino a los precios de la canasta básica, una proporción nueve veces mayor al avance del oficial índice nacional de precios al consumidor y siete tantos por arriba del incremento que en el mismo periodo registraron los salarios manufactureros contractuales (La Jornada). Lamentablemente los precios se mantienen al alza, porque el año aún no concluye, en espera del gasolinazo de enero. Qué bueno que todo es “para que vivamos mejor”, como prometía el michoacano en campaña
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 21 de diciembre.

La herencia que nos dejaron los legisladores con la Ley de Ingresos para el año próximo, llega con la amenaza de los comerciantes de reetiquetar todo, de incrementar los precios de la mayoría de los productos y pretender justificarlo con que la Secretaría de Hacienda anuncia que a partir del 1 de enero entra en vigor el impuesto a los combustibles, que será de 5.5. por ciento en 18 meses.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 26 de diciembre.

El pasado martes 18 de diciembre amanecimos con la noticia, dada por Reforma, de que la Secretaría de Economía prepara una lista de 300 mercancías que se ofrecerán con descuento entre la segunda quincena de enero y finales de marzo, con el fin de compensar los efectos de la escalada de precios que, según algunos (yo, por lo pronto, hasta no ver no creer), está a la vuelta de la esquina y lista para desatarse nada más inicie el 2008, lo cual, de entrada, me lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué iniciar los descuentos hasta la segunda quincena de enero y no, en caliente, a partir del primero del mes entrante? ¿No será que los participantes, los principales asociados a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, la ANTAD, usarán los primeros días de enero para subir los precios más de lo normal y luego otorgar descuentos sobre precios muy inflados, de tal manera, que se traten de descuentos más nominales que reales? En fin, vaya usted a saber, pero no me podrá negar que eso de iniciar con los descuentos a partir del día 15, y no del 1, invita a la suspicacia.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 26 de diciembre.

Fue la misma Secretaría de Hacienda quien propuso el aumento a los combustibles, pero ahora se escuda en que fue el Congreso, con su aprobación, sin embargo, da a conocer que aplicará una cuota adicional de dos centavos a cada litro de gasolina Magna; la Premium aumentará un poco más. Seguramente que habrá una serie de declaraciones para justificar esta política, al igual que sucedió cuando los nixtamaleros y las grandes empresas del ramo de la tortilla aumentaron el precio.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 26 de diciembre.

Pero más allá del cuándo, lo que hay que discutir es el qué, que en este caso es, ni más ni menos, que la manipulación de precios, concertada entre el gobierno y los comerciantes, pero no por ello menos manipulación con todo lo que ello significa en materia de distorsión de los mercados, tanto al inicio de la medida como al final de la misma, sin olvidar un hecho importante: Si hay presiones alcistas sobre ciertos precios (ojo: algo muy distinto a un repunte inflacionario), su disminución forzada (concertada, pero forzada), no hará más que posponer su aumento: ¿Qué pasará con los precios al inicio de abril, una vez que los descuentos lleguen a su fin?
Hay quien ha dicho que la medida equivale a la resurrección de los pactos y, si así es, debemos preguntarnos, ¿qué de veras andamos tan mal, sobre todo en materia de precios, como para necesitar algo semejante a lo que, en su momento, fueron los pactos, comenzando por el de Solidaridad Económica, que se firmó el 12 de diciembre de 1987, cuando la inflación anual fue 159.2 por ciento?
A partir de la segunda mitad del 2007 se empezó a hablar de repunte inflacionario, mismo que, por lo menos hasta noviembre, no había llegado, y a los números me remito: Terminamos 2006 con una inflación anual del 4.05 por ciento, que para noviembre había bajado a 3.93 puntos porcentuales. No solamente no hubo repunte en la inflación sino que la misma, poco, pero bajó.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 26 de diciembre.

La Secretaría de Economía y la Profeco saldrán hacer declaraciones en el sentido de que estarán atentos a evitar los abusos, pero si quisieran aplicar la ley deberían darse una vuelta por Morelos o Querétaro. Donde el precio de la tortilla supera los 10 pesos. Pero eso sí, los trabajadores de salario mínimo a partir del próximo martes “ganarán” 2 pesos más, que no alcanzan para comprar ni un cuarto de litro de aceite, o un boleto del Metro. Todo sea porque la macroeconomía no se altere.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 26 de diciembre.

Además hay que tener en cuenta que la inflación ya no es efecto de una política inflacionaria de parte del Banco de México (emisión de dinero para financiar parte del gasto gubernamental), sino generada en algunos mercados a partir de la relación entre oferta y demanda o, dicho de otra manera, la inflación es, en todo caso, permitida por el banco central, pero no ocasionada por las autoridades monetarias, lo cual quiere decir que un repunte inflacionario, sobre todo grave, resulta imposible, al menos que el Banco de México decida volver a crear inflación, algo poco probable.
¿Se justifica la manipulación de precios que viene? O se trata, solamente, de un episodio más del populismo económico que, desafortunadamente, ha venido practicando el gobierno calderonista: Fijación del precio de la tortilla; baja en tarifas eléctricas para uso industrial y comercial; cancelación del aumento en el precio de la gasolina Magna; reducción en las tarifas de las casetas de las principales autopistas del país.
Por lo pronto, insisto en la pregunta: En materia de precios, ¿tan mal nos va a ir?
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 26 de diciembre.

Sin dejar de lado optimismo y buenos deseos, en los próximos días, conforme retorne la actividad productiva y termine el periodo vacacional de fin de año, el pulso de la República se sentirá agitado. Las palpitaciones ya comenzaron en forma de quejas individuales al momento de llenar el tanque del automóvil o de surtir la despensa.
Los paliativos oficiales, sean en forma de “pactos” de descuentos con las grandes tiendas departamentales o de discursos bienintencionados, no alcanzarán a frenar las escaladas de precios que iniciaron con el reetiquetado de mercancías en la última noche del año que se fue
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 3 de enero.

Arrancó hace unas horas un año poco promisorio en materia de crecimiento económico. Especialistas nacionales y extranjeros ya han dicho que el crecimiento de nuestro país será el más bajo del subcontinente. La cuesta de enero, con su gasolinazo adjunto, se prolongará doce meses. Complicar esta precaria situación con una desestabilización en el agro que torne político un problema económico nos conducirá a un escenario temible. Cabe exigir absoluta responsabilidad de las partes. Productores del campo y autoridades deben evitar confrontaciones, intolerancias, y buscar soluciones conjuntas. La pradera, como solía decirse, está seca y cualquier chispa puede dar lugar a un incendio de consecuencias impredecibles.
No pasará mucho tiempo para conocer los primeros resultados de la apertura del capítulo agropecuario. Sabremos si estamos ante el petate del muerto con el que buscan asustarnos ciertos políticos, o ante la ocasión de transformar de manera definitiva al campo mexicano. Tarea toral de Alberto Cárdenas en las próximas semanas será transmitir un mensaje claro de confianza, de certidumbre, de que el gobierno federal tiene las riendas del proceso, que no estamos a la deriva, sujetos a los caprichos del incómodo vecino.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 3 de enero.

Por si las presiones a la economía familiar no fueran suficientes, la celebrada y reconocida solidez de la macroeconomía mexicana, con sus 10 años de estabilidad ininterrumpida, estará a prueba por la recesión económica que amenaza a la nación más poderosa del mundo, a la que nuestro sistema está estrechamente ligado.
La promesa del presidente Felipe Calderón de que no habrá “crisis” en nuestra economía aun cuando se deprimiera la estadounidense, tendrá que ir acompañada de acciones y estrategias puntuales y efectivas de fortalecimiento interno; porque los pronósticos de especialistas y analistas financieros, si bien no son del todo pesimistas, tampoco tienen el tono de “buen deseo” en el que quedaría el mensaje presidencial si no hay una política agresiva y contundente del gobierno federal para disminuir el impacto externo en la economía.
Pero de los tres grandes retos con los que arranca el año tal vez el impacto del aumento a las gasolinas y las turbulencias económicas no sean lo más difícil que enfrentará el gobierno y la sociedad. Las protestas de organizaciones cívicas y agrarias por la recién iniciada apertura comercial a productos agrícolas y alimenticios de Estados Unidos y Canadá han comenzado con el año y son la expresión de un problema que va a crecer y cuya solución se pospuso una y otra vez en los últimos 13 años
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 3 de enero.

Malos vaticinios económicos para México en este año que apenas comienza, cuando los expertos en la materia coinciden en que “la economía mexicana registrará en 2008 un menor crecimiento que el observado en los dos años previos, pero con una inflación en ascenso propulsada por el aumento a las gasolinas, mayores costos fiscales por la entrada en vigor del impuesto empresarial a tasa única (IETU), e incrementos en los precios de los alimentos y materias primas importadas. Según pronostican los principales grupos financieros que operan en el país, la inflación general repuntará a 4 por ciento, desde 3.7 estimada en 2007; en tanto, especialistas califican de insuficiente la reforma fiscal y llegan a considerar que el crecimiento de la economía mexicana podría de ser de apenas 1.5 por ciento… Las principales presiones inflacionarias durante este año provendrán, por el lado externo, del alza en los precios internacionales de los alimentos y las materias primas; en tanto que por el interno, se concentrarán en el aumento en las gasolinas” (La Jornada).
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 3 de enero.

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