Realiza la Iglesia católica en Cuba la mayor movilización en 60 años

La Habana, 30 de octubre. La mayor movilización católica que se haya realizado en 60 años en Cuba culminará el próximo domingo, cuando entren a La Habana los peregrinos que celebran los cuatro siglos de culto a la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. No hay un cálculo de las personas que se hayan reunido, pero la participación crece conforme avanza la ruta, dijo a La Jornada el obispo de Holguín y Las Tunas (oriente), Emilio Aranguren. El número se ha ido por encima de lo que tal vez algunos pensaron. El recorrido por todo el territorio de la isla empezó en agosto de 2010, e incluye desde ciudades hasta poblados rurales y caseríos, con paradas en plazas públicas, hospitales, templos y prisiones. La estatua de la Virgen hizo un viaje similar entre 1951 y 1952, por el cincuentenario de la independencia. Este es un fenómeno desconocido para la mayoría de los cubanos, que en el último medio siglo sólo han visto un despliegue religioso de proporciones cuando vino el papa Juan Pablo II en 1998. Está mostrando que Cuba vive una primavera de fe, según el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, quien relató este episodio de la procesión: al paso por una unidad militar, la tropa se formó en posición de firmes y el jefe, un teniente coronel, se inclinó profundamente ante la imagen de la Virgen; son sólo signos de unos nuevos tiempos. Los peregrinos expresan un sentido de pertenencia con la Iglesia católica, explicó Aranguren, presidente de la Comisión de Justicia y Paz del Espiscopado. Es una fe sencilla que, por razones históricas, estaba adormecida o escondida y ahora se despierta. El recorrido es como una llovizna que va, paulatinamente, avanzando de oriente a occidente. Eso nuevo que se manifiesta es un signo de esperanza. Cantos y vítores acompañan la marcha, a veces con canciones mexicanas y mariachis y siempre con la trova de Miguel Matamoros (“Y si vas al Cobre/ quiero que me traigas/ una virgencita/ de la Caridad”). Además de su significado católico, la imagen es un símbo- lo nacionalista, por el culto que le rindieron los mambises, los campesinos que pelearon por la independencia de la isla en el siglo XIX. Por eso se le llama virgen mambisa y en la caminata ondean banderas cubanas y a menudo se canta el himno nacional. Pero la Caridad es, además, motivo de devoción para los seguidores de religiones sincréticas de origen africano, que en esa figura católica también veneran a Oshún, la deidad yoruba del amor y la maternidad. En la peregrinación muchas personas visten de amarillo, el color que distingue a la Caridad y a Oshún. Según la tradición católica, en 1612 tres jóvenes cubanos descubieron la imagen flotando en la bahía de Nipe (Holguín), con la leyenda Yo soy la Virgen de la Caridad. La Iglesia católica tiene ahora su mayor presencia pública en Cuba en medio siglo. Aumentó su personal, sus procesiones, sus medios impresos, su actividad social y asistencial y su labor educativa. Nació su prensa digital, tiene un pequeño acceso a la radio y la televisión y es interlocutora de alto nivel de las autoridades, hasta el punto de que logró la excarcelación de 115 presos políticos y comunes entre 2010 y 2011. La revista Espacio Laical promueve polémicas que incluyen a emigrados y académicos radicados en la isla, cuyas opiniones no suelen llegar a la prensa oficial. Apenas el sábado pasado la publicación auspició una conferencia de Alfredo Guevara, un veterano intelectual vinculado a la dirigencia, a la que, además de un público católico, acudieron miembros del Partido Comunista conocidos por su posición crítica, como Esteban Morales y Pedro Campos, o el economista opositor Óscar Espinosa Chepe, uno de los 75 sentenciados en 2003 y ya liberados. Sé que la Iglesia no es un partido y sé que no quiere ser un partido ni parecerlo, opinó Guevara, pero “es un partenaire maravilloso para sembrar (…) diversidad”. Lector de Espacio Laical, en su charla sobre la situación de Cuba el cineasta elogió a la revista y subrayó: Vale la pena dialogar con quien tenga ideas. Tras chocar con el gobierno al triunfo de la revolución de 1959, los católicos cubanos pasaron décadas de silencio y discriminación y se replegaron a los templos, pero a mediados de los ochenta empezaron a salir del ostracismo, impulsados por una amplia discusión dentro de la Iglesia. Su situación mejoró con posiciones oficiales a favor del diálogo, la crisis post soviética, reformas legales para frenar la discriminación y la visita de Juan Pablo II, entre otros factores. Sondeo de 2001 calculó 200 mil feligreses; la cifra no varía Una encuesta eclesiástica de hace una década calculó a los católicos activos en Cuba en unos 200 mil, cerca del 1.8 por ciento de la población, que ha permanecido con poca variación en este lapso, en torno a los 11 millones. En su Plan Global de Pastoral 2006-2010, la Iglesia se propuso salir de los templos a buscar nuevos espacios de presencia en la sociedad en medios difíciles como los sectores más pobres, las zonas rurales remotas, familias de presos, madres solteras, hijos menores de padres divorciados, ancianos abandonados, jóvenes que han nacido y crecido durante los largos años de ateísmo estructural y los creyentes de cultos sincréticos. Gerardo Arreola, La Jornada, 31 de octubre.

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