La Habana.- El convaleciente líder cubano Fidel Castro dijo en un texto publicado que mientras los médicos intentaban salvarle la vida, él dictaba correcciones a la biografía “Cien horas con Fidel”, su testamento político.
Castro, de 81 años, fue obligado a transferir el 31 de julio del 2006 el poder a su hermano Raúl tras una crisis intestinal. No aparece en público desde entonces y su futuro político es una incógnita.
En un texto publicado el jueves por Granma, el periódico del gobernante Partido Comunista, el líder cubano revela detalles de lo que ocurrió al enfermar.
“Cuando enfermé gravemente la noche del 26 y la madrugada del 27 de julio (del 2006), pensé que sería el final, y mientras los médicos luchaban por mi vida, el jefe de despacho del Consejo de Estado leía a exigencia mía el texto, y yo dictaba los arreglos pertinentes”, escribió.
Castro cuenta que estaba “esclavizado” con la revisión de la segunda edición de “Cien Horas con Fidel”, el libro entrevista del periodista franco-español Ignacio Ramonet, director del diario francés Le Monde Diplomatique, publicado este mes en Estados Unidos.
“Por aquellos días casi ni dormía”, escribió en el texto de página y media publicado el jueves.
La primera edición de “Cien Horas con Fidel”, considerado por muchos su testamento político tras casi medio siglo en el poder, fue publicada en abril del 2006.
En su último editorial, Castro habla de su encuentro del 15 de enero con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
“Cuando comentó que estaba muy impresionado por mi salud, le respondí que me dedicaba a pensar y a escribir. Nunca en mi vida había pensado tanto”, escribió.
Tras la reunión en un lugar no revelado de La Habana, Lula declaró que Castro gozaba de una salud impecable, estaba lúcido y listo para asumir un “papel político”.
Pero en un texto publicado horas después, el veterano líder cubano dijo que su salud no le permite hablar en público.
Aún así, fue electo el fin de semana al Parlamento, dejando técnicamente abierta la posibilidad de que sea ratificado el 24 de febrero como jefe de Estado, su cargo desde hace más de tres décadas.
Castro ha dicho, sin embargo, que no pretende aferrarse al poder ni obstruir el paso a nuevos líderes.
Castro, de 81 años, fue obligado a transferir el 31 de julio del 2006 el poder a su hermano Raúl tras una crisis intestinal. No aparece en público desde entonces y su futuro político es una incógnita.
En un texto publicado el jueves por Granma, el periódico del gobernante Partido Comunista, el líder cubano revela detalles de lo que ocurrió al enfermar.
“Cuando enfermé gravemente la noche del 26 y la madrugada del 27 de julio (del 2006), pensé que sería el final, y mientras los médicos luchaban por mi vida, el jefe de despacho del Consejo de Estado leía a exigencia mía el texto, y yo dictaba los arreglos pertinentes”, escribió.
Castro cuenta que estaba “esclavizado” con la revisión de la segunda edición de “Cien Horas con Fidel”, el libro entrevista del periodista franco-español Ignacio Ramonet, director del diario francés Le Monde Diplomatique, publicado este mes en Estados Unidos.
“Por aquellos días casi ni dormía”, escribió en el texto de página y media publicado el jueves.
La primera edición de “Cien Horas con Fidel”, considerado por muchos su testamento político tras casi medio siglo en el poder, fue publicada en abril del 2006.
En su último editorial, Castro habla de su encuentro del 15 de enero con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
“Cuando comentó que estaba muy impresionado por mi salud, le respondí que me dedicaba a pensar y a escribir. Nunca en mi vida había pensado tanto”, escribió.
Tras la reunión en un lugar no revelado de La Habana, Lula declaró que Castro gozaba de una salud impecable, estaba lúcido y listo para asumir un “papel político”.
Pero en un texto publicado horas después, el veterano líder cubano dijo que su salud no le permite hablar en público.
Aún así, fue electo el fin de semana al Parlamento, dejando técnicamente abierta la posibilidad de que sea ratificado el 24 de febrero como jefe de Estado, su cargo desde hace más de tres décadas.
Castro ha dicho, sin embargo, que no pretende aferrarse al poder ni obstruir el paso a nuevos líderes.
Nota de El Economista, 25 de enero.
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