Sin duda, para garantizar el desarrollo económico y social sustentable de la ciudad de México es necesario que ésta cuente con una red WiMAX metropolitana, a fin de convertirla en un destino atractivo para empresas de alta tecnología y propiciar el desarrollo de negocios intensivos en conocimiento. Sin embargo, múltiples empresas privadas tienen la capacidad de desplegarlas.
Al respecto, en octubre del 2007 Axtel desplegó dos redes WiMAX en el centro de la ciudad de Monterrey, generando un hotspot con cobertura de decenas de kilómetros cuadrados y proporcionando, en forma temporal acceso inalámbrico gratuito a Internet. Asimismo, Axtel inicio en enero el lanzamiento comercial de servicios WiMAX en las 26 ciudades donde opera como Puebla, Guadalajara y Monterrey, teniendo disponibles inicialmente servicios de telefonía y conexión a Internet de alta velocidad, y a partir del 2009 servicios móviles y de televisión.
Por otro lado, MVS está trabajando para convertirse en la red inalámbrica más grande del país, comparable en cobertura sólo con la red de fibra óptica de Telmex, lanzando sistemas WiMAX mediante la red de microondas MMDS propiedad de la empresa. Su intención es proporcionar servicios de voz y datos a través de WiMAX fijo en el 2008 y ofrecer servicios móviles en el 2009.
Puede afirmarse que es un error el desplegar una red WiMAN cuyos activos serán propiedad de la ciudad y en cuya operación no intervendrán empresas privadas.
La construcción, operación y mantenimiento de una red metropolitana es compleja. Aunque el GDF dispone de áreas especializadas en tecnologías de información, éstas no tienen los recursos disponibles a los proveedores comerciales de internet, y no tienen los conocimientos necesarios para afrontar difíciles problemas operacionales y tecnológicos como la fijación de tarifas, la actualización tecnológica de la red y las demandas de movilidad y calidad del servicio. Asimismo, independientemente de que existan los recursos presupuestales para cubrir el costo estimado de la red, 50 millones de dólares, éstos tienen un costo de oportunidad determinado por las necesidades de infraestructura urbana y de política social.
Sin embargo, la objeción crucial es que, como todo gobierno socialdemócrata, el GDF ha señalado que busca promover la inversión privada mediante incentivos para la generación de nuevos negocios y establecer nuevos esquemas de asociación con el sector privado en áreas estratégicas para generar la infraestructura necesaria para desarrollar económicamente la ciudad y aumentar su competitividad.
Intervenir directamente en actividades que las empresas pueden llevar a cabo con mayor eficiencia no parece satisfacer estas afirmaciones, y si el buscar asociaciones público-privadas a través de las cuales el GDF compartiría los costos y riesgos de una red metropolitana con una empresa, lograría que se presten servicios seleccionados en forma gratuita o a bajo costo.
Vale la pena recordar las palabras de Steve Titch, investigador en tecnologías de información y política de telecomunicaciones: "Que hayan redes Wi-Fi, pero no pensemos que la idea de propiedad municipal de las mismas es predominante en Estados Unidos. Todo señala que los proyectos metropolitanos de banda ancha donde las ciudades poseen y operan las redes están en retirada, y que las empresas privadas construirán y tendrán la propiedad de las mismas. Esa es la manera correcta de hacerlo".
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