El convaleciente presidente cubano, Fidel Castro, reveló que la noche en que cayó gravemente enfermo hace 18 meses pensó que moría, según un artículo publicado ayer. “Cuando enfermé gravemente la noche del 26 y la madrugada del 27 de julio, pensé que sería el final”, dijo en su editorial en el diario oficial Granma, donde se refiere a la visita que recibió del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, el pasado 15 de enero.
Castro dejó entrever los límites de su evolución clínica al elogiar la insistencia de Lula de entrevistarse con él en La Habana la semana pasada pese a que “mi salud no le garantizara un encuentro conmigo”.
En un artículo de más de dos mil palabras, Castro reveló además que en los momentos críticos del 27 de julio de 2006, mientras “los médicos luchaban por mi vida”, intervino personalmente en la toma de decisiones que dieron vida al gobierno provisional que todavía hoy encabeza su hermano, el general Raúl Castro.
“Cuando enfermé gravemente la noche del 26 y la madrugada del 27 de julio pensé que sería el final (…), el jefe de despacho del Consejo de Estado leía a exigencia mía el texto, y yo dictaba los arreglos pertinentes”, dijo, en lo que pareció una referencia a la proclama que anunció el 31 de julio la designación del general de cuatro estrellas.
En cuanto a Lula, quien suspendió en noviembre un intento de visitarlo, Castro comentó que el mandatario brasileño “estaba muy impresionado por mi salud”, cuando se vieron en La Habana el 14 de febrero, a lo que él respondió que dedicaba la mayor parte de su tiempo “a meditar y a escribir”.
“Nunca en mi vida había pensado tanto”, comentó el gobernante de 81 años, quien no se presenta en público desde hace casi año y medio, y puede ser reelegido presidente el 24 de febrero, si antes no declina su postulación. Ponderando los valores de Lula, dijo que éste “nunca fue un extremista de izquierda, ni ascendió a la condición de revolucionario a partir de posiciones filosóficas, sino de las de un obrero de origen muy humilde y fe cristiana, que trabajó duramente creando plusvalía para otros”.
Castro hizo una evocación a la unión del país. “Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis”, destacó. En otra parte de su artículo, el mandatario se refirió a Josef Stalin (1879-1953), quien dirigió con mano de hierro a la Unión Soviética (URSS), y dijo que “era un militante (comunista) honesto y consagrado, quien más tarde cometió graves errores que lo llevaron a posiciones sumamente conservadoras y cautelosas”.
Castro agregó que “si una revolución como la nuestra hubiera tenido éxito” durante el mandato de Stalin, “la URSS no habría hecho por Cuba lo que más tarde hizo la dirección soviética, liberada ya de aquellos métodos oscuros y tortuosos, entusiasmada con la revolución socialista que estalló en nuestro país”.
El mandatario refirió los errores de Stalin antes y durante la Segunda Guerra Mundial y dijo que ellos “costaron a la URSS una enorme destrucción y más de 20 millones de vidas; algunos afirman que 27”. El artículo de Castro tiene por encabezamiento, “Lula, primera parte”.
Castro dejó entrever los límites de su evolución clínica al elogiar la insistencia de Lula de entrevistarse con él en La Habana la semana pasada pese a que “mi salud no le garantizara un encuentro conmigo”.
En un artículo de más de dos mil palabras, Castro reveló además que en los momentos críticos del 27 de julio de 2006, mientras “los médicos luchaban por mi vida”, intervino personalmente en la toma de decisiones que dieron vida al gobierno provisional que todavía hoy encabeza su hermano, el general Raúl Castro.
“Cuando enfermé gravemente la noche del 26 y la madrugada del 27 de julio pensé que sería el final (…), el jefe de despacho del Consejo de Estado leía a exigencia mía el texto, y yo dictaba los arreglos pertinentes”, dijo, en lo que pareció una referencia a la proclama que anunció el 31 de julio la designación del general de cuatro estrellas.
En cuanto a Lula, quien suspendió en noviembre un intento de visitarlo, Castro comentó que el mandatario brasileño “estaba muy impresionado por mi salud”, cuando se vieron en La Habana el 14 de febrero, a lo que él respondió que dedicaba la mayor parte de su tiempo “a meditar y a escribir”.
“Nunca en mi vida había pensado tanto”, comentó el gobernante de 81 años, quien no se presenta en público desde hace casi año y medio, y puede ser reelegido presidente el 24 de febrero, si antes no declina su postulación. Ponderando los valores de Lula, dijo que éste “nunca fue un extremista de izquierda, ni ascendió a la condición de revolucionario a partir de posiciones filosóficas, sino de las de un obrero de origen muy humilde y fe cristiana, que trabajó duramente creando plusvalía para otros”.
Castro hizo una evocación a la unión del país. “Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis”, destacó. En otra parte de su artículo, el mandatario se refirió a Josef Stalin (1879-1953), quien dirigió con mano de hierro a la Unión Soviética (URSS), y dijo que “era un militante (comunista) honesto y consagrado, quien más tarde cometió graves errores que lo llevaron a posiciones sumamente conservadoras y cautelosas”.
Castro agregó que “si una revolución como la nuestra hubiera tenido éxito” durante el mandato de Stalin, “la URSS no habría hecho por Cuba lo que más tarde hizo la dirección soviética, liberada ya de aquellos métodos oscuros y tortuosos, entusiasmada con la revolución socialista que estalló en nuestro país”.
El mandatario refirió los errores de Stalin antes y durante la Segunda Guerra Mundial y dijo que ellos “costaron a la URSS una enorme destrucción y más de 20 millones de vidas; algunos afirman que 27”. El artículo de Castro tiene por encabezamiento, “Lula, primera parte”.
Nota de Manuel Somoza, La Habana, 25 de enero.
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