Crisóstomo, de 28 años y madre soltera de tres hijos que permanecen en México, debía presentarse ayer ante las autoridades de inmigración para ser deportada. Sin embargo, en su lugar concurrió su abogado con una carta en la que se indica la decisión —ya adelantada hace unos días por los medios— de Crisóstomo de permanecer ilegalmente en la Iglesia Metodista Unida Adalberto, en un acto de “desobediencia civil”.
“No lo hago para desafiar ninguna ley, sino para continuar con la lucha”, dijo Crisóstomo sumida en llanto.
“Sé que no tengo nada qué ganar, no tengo hijos ciudadanos y es seguro que me van a deportar”, agregó en una conferencia de prensa, en la que participó telefónicamente, desde México, Arellano, quien instó a Crisóstomo a “no dar un paso atrás”.
La vocero del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Chicago, Gail Montenegro, lamentó en un comunicado que Crisóstomo haya escogido seguir violando las leyes de inmigración y advirtió que si la mexiana insistía en no cumplir “con la orden del juez de inmigración, se convertirá en fugitiva”. Agregó que el ICE tiene prioridades en sus acciones, y “la señora Crisóstomo será detenida en el momento y lugar apropiados”.
Al frente de una campaña denominada “América abre tus ojos”, Crisóstomo quiere difundir su mensaje contrario al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, que, a su juicio, es el principal responsable de la inmigración ilegal. Crisóstomo indicó que su trabajo ilegal en EU le permitía enviar 300 dólares semanales a sus hijos.
Para seguir reuniendo ese dinero piensa hacer artesanías para vender, y cuenta además con el apoyo económico de quienes le dan refugio.
“Ella tiene un mensaje”, explicó el pastor Walter Coleman de la Iglesia Metodista Unida Adalberto, del barrio Humboldt Park, que concedió “santuario” a Crisóstomo.
“Ella quiere que América vea que lo que hacen no funciona, que 12 millones de personas no se irán porque tienen familias en este país y que cada vez se esconderán más y más en las sombras”, añadió. Crisóstomo es originaria de Oaxaca, y sus hijos viven en Guerrero, con la abuela materna. La activista ingresó a EU en el año 2000. Fue detenida en Chicago durante una redada, en 2006. Un juez determinó que ayer debía abandonar el país.
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