La madrugada del 27 de julio de 2006 pensé que era el final: Fidel Castro

La Habana, 24 de enero. Fidel Castro dijo hoy que en la noche del 26 al 27 de julio de 2006, cuando le estalló una hemorragia intestinal y fue intervenido de urgencia, pensó que estaba muriendo y en medio de las faenas de los médicos apresuró la revisión de su virtual autobiografía.

Desde aquella crisis, que lo mantiene alejado de sus funciones oficiales hace año y medio, Castro, de 81 años, se ha referido pocas veces a los detalles de su enfermedad.

Ya había contado que debió pasar por varias operaciones, al fracasar la primera. Esta vez, en un nuevo artículo difundido el jueves, confirmó que esa misma noche estuvo entre la vida y la muerte.

“Cuando enfermé gravemente la noche de 26 y la madrugada del 27 de julio, pensé que sería el final, y mientras los médicos luchaban por mi vida, el jefe de despacho del Consejo de Estado (Carlos Valenciaga) leía a exigencia mía el texto, y yo dictaba los arreglos pertinentes”, señaló el mandatario en el artículo.

El líder cubano se refiere al libro Cien horas con Fidel, elaborado por el escritor hispano-francés Ignacio Ramonet, a base de preguntas que Castro respondió sucesivamente en una serie de conversaciones y con fragmentos de discursos. Al final la obra fue revisada extensamente por el mandatario, para concluir en tres ediciones.

En julio de 2006 Castro hizo una gira por Argentina y a su regreso tuvo una extenuante jornada de trabajo. El día 26 celebró en la localidad oriental de Bayamo la fiesta nacional, y por la tarde presidió en la cercana ciudad de Holguín la inauguración de un emplazamiento de generadores eléctricos.

Sin que trascendiera ningún detalle entonces, el líder cubano fue operado de urgencia por una hemorragia intestinal, producto de una enfermedad que aún no se ha identificado oficialmente.

Cinco días después de la crisis, el 31 de julio, la televisión difundió la proclama en la que Castro anunció la cesión temporal de sus funciones a su hermano menor, Raúl, segundo hombre al mando en el país.

Con mensajes, fotos y videos, Fidel Castro mantuvo su presencia esporádicamente durante el segundo semestre de 2006. Hacia finales de ese año, su ausencia total y el tono del discurso oficial hacían suponer que estaba en una nueva crisis de salud.

Las señales dieron vuelta en 2007, cuando el mandatario se mostró nuevamente en imágenes que indicaban su recuperación paulatina. Mediante sus artículos empezó, entonces, a construir una virtual imagen pública.

En su texto de hoy, el líder cubano habla de su reciente encuentro con el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, quien ofreció aquí la impresión más optimista que se haya tenido de Castro desde hace año y medio, al estimar que el mandatario estaba “listo” para asumir su liderazgo político.

“Por aquellos días casi no dormía”, contó Castro este jueves, evocando aquel julio de 2006, cuando ya trabajaba sobre el texto preparado por Ramonet. Dijo que pensó inicialmente en aquella entrevista como una más de las que antes le habían hecho personajes como el fraile dominico brasileño Frei Betto o el ex líder sandinista Tomás Borge, pero que después se enganchó con la obra: “Me esclavicé”.

En ese momento, Castro había pasado por los rigores de otra operación, la que le produjo en octubre de 2004 una caída accidental, y que le causó una doble fractura, de rótula y de húmero, y en la que, según él mismo contó más tarde, perdió más de dos litros de sangre.

Dentro de un mes exactamente se reunirá la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento cubano surgido de las votaciones del domingo pasado. Ese cuerpo tendrá que elegir al Consejo de Estado, el máximo órgano ejecutivo del país.

Aunque no aparece en público ni puede mantener una sesión de trabajo convencional ni, mucho menos, volver al ritmo de trabajo anterior a la crisis, de acuerdo con todos los indicios, Castro se mantiene dando indicaciones políticas en sus artículos y en consultas directas con algunos funcionarios.

Bajo ese marco de actuación, el líder cubano podría ser elegido el 24 de febrero para continuar como jefe de Estado y de gobierno.

Nota de Gerardo Arreola, corresponsal, La Jornada, 25 de enero.


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