Germán Martínez Cázares; un mes en la dirigencia del PAN: 8. EL PARTIDO.

Los últimos trece comentarios, 8.96% de los 145 sistematizados, corresponden a las perspectivas del Partido Acción Nacional bajo el liderazgo de Germán Martínez Cázares.

Siendo Acción Nacional partido en la responsabilidad de gobierno, tras un largo periodo de ser oposición responsable, y habiéndose realizado una gran parte de su oferta programática básica, ya con una actualización de su proyección de principios, hace casi tres años decidió que el nuevo rumbo por el que transitaría sería la consolidación de la democracia, sustentada en el humanismo político.
Con ese propósito puesto en el horizonte de México, con visión de causa más que de proyecto, entendió que el primer reto, ya en ese renovado compromiso, era evitar el fracaso de la llamada transición, y con ello evitar la regresión al viejo sistema político mexicano y a las prácticas que dañaron la vida cívica y acumularon deuda social
Manuel Espino Barrientos, El Universal, 10 de diciembre.

Hoy el Partido Acción Nacional, cuyo destino en la década de los años setenta se miraba sombrío y estéril después de tantos años de bregar sin fruto, hasta el extremo de ni siquiera participar en una elección presidencial, es ni más ni menos, el partido en el poder y está, por primera vez en su historia, en manos del hombre cuya magistratura encarna el poder nacional:
Por fin.
Sin embargo, deberíamos reflexionar sobre las consecuencias de esta afinidad dependiente. Germán Martínez, quien desde hace mucho tiempo carece de voz propia, llega a la presidencia del PAN para poner el partido al servicio del Presidente, una vez demostrada la imposibilidad de poner al Presidente al servicio del partido.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 10 de diciembre.

No entienden que para guardar las formas está Manolito Espino que, luego de lamentar su mal carácter (pero no su anticalderonismo), se persignó al quedarse sin chamba. Para guardar las formas está Germán Martínez, quien en el mejor estilo del echeverrismo ya puso al partido al servicio de Jelipillo para que quede claro que el dedazo ha resucitado, como debe ser.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 10 de diciembre.

El PAN gana todo con esta mudanza de actitudes. Se pliega a la vieja fórmula del PRM para lograr la resurrección a la cual —es obvio— nada más pueden aspirar los difuntos. La actitud de un partido cuyas asambleas y determinaciones “democráticas” no pasan por la censura o aprobación al menos de nadie, ni siquiera del Presidente, fue muy buena cuando no tenían el poder. Hoy, cuando de entre sus filas se ha creado un poder en ascenso y consolidación, el de Felipe Calderón, las reglas deben ser distintas. / Por una sencilla razón: la realidad es otra, y la política puede todo, menos ignorar la realidad. / Germán Martínez es un hombre designado e impuesto. El beneplácito o la aceptación de todos los panistas no significa ausencia de imposición. Lo metieron con calzador, pero primero dieron el tamaño del pié y el zapato. Si no, no hubiese entrado.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 10 de diciembre.

Los panistas decidieron avanzar en ese nuevo rumbo construyendo, desde el gobierno y desde el partido, una sociedad más equitativa e incluyente, capaz de superar rezagos históricos a partir del desarrollo humano sustentable, cuyo centro de atención está en el bienestar y el bien-ser de la persona y la familia, reflejado en una mejora sustancial de las condiciones de vida de todos los mexicanos y proyectada en la vida institucional y comunitaria, con influencia de su programa.
Cerrado el capítulo de oposición y asumiendo a plenitud su vocación de gobierno, se propusieron articular el trabajo de los panistas que están en el gobierno, en el partido y en la sociedad, en un mismo proyecto de gestión compartida del bien común. / Para ello, el Consejo Nacional anterior estableció seis objetivos estratégicos: ganar la Presidencia, la mayoría en el Congreso y más espacios de gobierno en municipios y entidades; incrementar eficacia, eficiencia y competitividad de nuestros gobiernos en sus tres órdenes y asegurar presencia de funcionarios aptos y comprometidos con el proyecto del PAN; impulsar reformas legales que permitan el perfeccionamiento institucional del país y den sustento a la consolidación democrática; fortalecer la identidad del partido en los procesos de vida interna y reflejarla en la acción política; desarrollar de manera integral la estructura del partido con criterio regional, darle mayor presencia pública y vincularla solidariamente con la sociedad en temas fundamentales del país; incrementar presencia y liderazgo en otros países y en organismos internacionales afines. / Del cumplimiento de estos objetivos dependería, a juicio de los panistas, la inserción del país en la ruta de la cada vez más cercana consolidación democrática de México
Manuel Espino Barrientos, El Universal, 10 de diciembre.

Germán Martínez, ex candidato único que no de unidad, tiene varios pendientes enfrente pero, como su jefe, el de la legitimidad le irá pesando con el paso del tiempo. Su divertido discurso se fue al nabo, my friend, al marcar con sólo 24 horas de diferencia, la pauta para que Felipe y Juan Camilo tripulen, a través de sus operadores enquistados, el nuevo CEN panista. Breve espacio donde, en abierta y fluida comunicación con Los Pinos, se desarrollarán los embates y la estrategia de Felipe Calderón.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 10 de diciembre.

Hubo un tiempo en que el PAN se vanagloriaba de estar a la vanguardia de la democracia en México. Hoy, tristemente, se queda cada vez más atrás. Con un candidato único y un voto a favor de apenas 330 militantes, Germán Martínez Cázares ha alcanzado la presidencia nacional del PAN impulsado por el presidente de la República. Martínez manejará un presupuesto arrancado a los contribuyentes de más de mil millones de pesos al año y podrá nombrar o destituir a discreción a los líderes de las bancadas parlamentarias del PAN.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 10 de diciembre.

La configuración de un nuevo comité nacional y la previa elección de un presidente sin rival permitieron al Partido Acción Nacional poner fin, al menos formalmente, a un largo episodio de enfrentamiento interno. En el PRD, por su parte, y en el frente amplio del que es integrante, crecen tensiones de la misma índole que las vividas en el PAN. / Desde que Carlos Castillo Peraza admitió haberlo hecho, el centro doctrinario que ha dirigido la mayor parte de su historia al partido fundado por Manuel Gómez Morín ha tenido que contemporizar con el sector situado más a su derecha, excepto, por supuesto, en los años en que tal segmento extremista condujo al partido. Así tuvo que hacer también Germán Martínez, al integrar a su comité nacional a representantes de la tendencia ultramontana. Aunque él fue elegido por una mayoría abrumadora en el Consejo Nacional (330 votos de un total de 375), en que sólo se evidenció una corriente mínima de oposición (11 abstenciones y ningún voto en contra), el propio nuevo líder debe estar al tanto de que una porción de las expresiones a su favor oculta antagonismos que se soterran precisamente como parte del talante secretero de quienes pertenecen a grupos que usan al PAN como instrumento y demandan a sus miembros una lealtad por encima de la que de modo formal están obligados a prestar al PAN.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 11 de diciembre.

Esta es la esperanza de quienes hemos concurrido a ofrecer nuestro apoyo a las tareas del nuevo dirigente. La de retomar la promesa del “futuro solidario y justo, que busque el centro político, por donde debe transitar nuestra organización. Una nueva ruta de orden interno, de unidad y de una dirigencia nacional que no sea tribunal entre panistas, sino que busque el permanente vínculo con la sociedad”. “Una ruta para enfrentar al relativismo político, al individualismo que produce la sociedad de consumo y la cultura de la muerte, una ruta que fortalezca a la defensa de la vida, la virtud cívica, el aprecio a la comunidad y el valor central de la persona”, como él mismo lo expresó.
Este planteamiento tiene consecuencias fundamentales, ineludibles, en el momento actual de nuestra vida política, económica y social, y particularmente en nuestra condición de partido gobernante. Urge a concretar los esfuerzos por hacer del PAN un partido de centro político, moderno, comprometido con la cultura, y alejado de la pretensión de estar legislando sobre la moral religiosa. Un partido que resuelva con toda claridad en sus programas de gobierno y en la revisión de las políticas económicas, optar de manera preferencial por los que menos tienen, pueden y saben, los más pobres de México. A quienes, en tono desusado y quizá atípico, pero sincero, ofreció Germán Martínez su gestión al frente del PAN
Javier Corral Jurado, El Universal, 18 de diciembre.

Punto a favor de Germán Martínez Cázares la posición asumida en el caso del desafuero del ahora prófugo alcalde de Tonalá, Jalisco, Jorge Vizcarra, acusado de homicidio, asociación delictuosa y abuso de autoridad. “No vamos a apoyar a quienes, siendo parte de Acción Nacional, incurran en conductas contrarias a la honestidad o enfrenten cargos tan severos como es el caso…” habría respondido el nuevo líder al ser interrogado sobre la postura institucional a difundir.
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 23 de diciembre.

Que en la nueva dirigencia que encabeza Germán Martínez en el PAN no simpatizan con la idea de unir fuerzas con el Partido Nueva Alianza, de Elba Esther Gordillo, rumbo a los comicios federales de 2009. En el CEN panista dicen que la alianza en 2006 “salió muy cara” al blanquiazul, y no quieren repetir la experiencia.
“Trascendió”, Milenio, 24 de diciembre.

En la renovación de la presidencia del partido en 2005, los “doctrinarios” –o el viejo PAN que hoy encarna el calderonismo– poco o nada pudieron hacer para resistir la influencia que Marta Sahagún y Vicente Fox ejercían mediante la corriente partidista que desde entonces había sido públicamente identificada con la extrema derecha y con la organización semisecreta llamada El Yunque. La derrota fue muy amarga para quienes apoyaban la candidatura de Carlos Medina Plascencia, con la esperanza de recuperar dentro del partido y en el gobierno espacios que habían sido ocupados por un grupo misceláneo de amigos o conocidos de los Fox que poco o nada tenían que ver con la identidad del PAN. Los entonces vencidos creyeron que el partido había caído en una pendiente de oportunismo que podía costarles la permanencia en el poder, e incluso, la continuidad del partido como lo conocían hasta entonces. Sin embargo, se disciplinaron y aceptaron los resultados de la elección aunque con mucho crujir de huesos y rechinar de dientes. Ahora están de regreso con el propósito de sacudirse a los radicales y a los acomodaticios, para llevar al PAN realmente al poder, aunque antes de que esto ocurra será preciso asegurarse de que Espino y los suyos han aceptado la derrota y están dispuestos, como antes sus adversarios, a someterse a la autoridad del Presidente de la República
Soledad Loaeza, La Jornada, 27 de diciembre.

Encomiablemente, el PAN ha reconocido en su aquelarre de fin de semana fenómenos de corrupción y de ineficiencia hacia el interior de su organismo, especialmente a la hora de ejercer el poder. Buenos candidatos que resultan malos gobernantes, desacato al código de ética, afiliaciones de montón y burocratizadas, por ejemplo. Desde luego que no estaban descubriendo el hilo negro o el agua tibia, pero después del incidente Bejarano —por citar un ejemplo más reciente— uno no está acostumbrado a que los partidos políticos se bajen los calzones y reconozcan su desnudez. / Germán Martínez y Gerardo Priego dieron en el PAN el madruguete buscando la pronta sucesión. Manuel Espino reculó y dijo —como en el pasado priísta de todos desdeñado— que no eran los tiempos. Ahora se lanza al ruedo.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 8 de enero.

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