CARMEN ARISTEGUI SALE DE W RADIO. 2. EL DESMANTELAMIENTO DEL PROYECTO INICIAL.

La alianza Televisa-Grupo Prisa se inició, en cuanto a programación, a principios de 2001. De entonces a la fecha se construyó una barra informativa integrada por tres espacios noticiosos que fue gradualmente desmantelada. Al tema se dedican los siguientes 19 comentarios, el 10.61% de los 179 sistematizados.

La llegada de nuevos directivos a W Radio acabó con la salida de los tres conductores de los espacios informativos Hoy por Hoy. Primero fue Carlos Loret de Mola, que decidió cambiar de frecuencia. Posteriormente, Ezra Shabot y, si no hay cambios de última hora, la periodista Carmen Aristegui se despide hoy de la emisión matutina, nos informan.
Aristegui estaba en la negociación del contrato anual. Nos dicen que los directivos trataron de imponer cláusulas de carácter editorial. Ese fue el meollo, y al parecer estamos frente a la pérdida de un espacio noticioso con una agenda plural. Recientemente, también se dio la renuncia del columnista Salvador García Soto y El Duende
“Bajo reserva”, El Universal, 4 de enero.

Lo que en un principio parecieron torpezas de sus directivos, ahora se unen para configurar un patrón que apunta al desmantelamiento de un proyecto incómodo para algunos sectores sociales y del gobierno
Resultado de la sociedad de las dos empresas más grandes e influyentes de comunicación en Iberoamérica, la mexicana, Grupo Televisa y la española Grupo Prisa, la cadena W Radio logró en los últimos seis años posicionarse como una de las radios habladas más exitosas, abiertas y críticas del cuadrante.
Con una parrilla de noticieros, programas de opinión y de revista, integrada por periodistas y conductores de reconocida trayectoria, en pocos años la sociedad formada por la empresa de Emilio Azcárraga, al frente de la parte administrativa, y el consorcio de Jesús de Polanco, en la parte editorial y de contenidos, logró altos niveles de audiencia y se volvió una estación de referencia que ganó cada vez mayor influencia entre los radioescuchas por la apertura y libertad de su política editorial que carecía de los tradicionales controles, censuras y autocensuras que operan en la radio mexicana.
Salvador García Soto, “Serpientes y escaleras”, El Universal, 5 de enero.

De los tres periodistas que en enero de 2003 integraron la plantilla con que Televisa Radio, en sociedad con el grupo español Prisa, inició, con el nombre de Hoy por hoy, una reforma en los espacios informativos de la XEW (900 AM y 96.9 FM), no queda ninguno. En agosto de 2005, por una “decisión unilateral” de la empresa, cuya razón de fondo nunca se hizo pública, Javier Solórzano dejó el noticiario que conducía en el horario de las 18 a las 20 horas; en septiembre de 2007, por “incompatibilidad” con los dos nuevos directivos nombrados por Prisa para manejar la política editorial de Televisa Radio (el español Javier Mérida y el mexicano Daniel Moreno), Carlos Loret de Mola salió de la W; y ayer por la mañana, también por “incompatibilidad” con la “dirección editorial”, Carmen Aristegui dejó el espacio que conducía por las mañanas
Fernando Mejía Barquera, “Cambio de frecuencia”, Milenio, 5 de enero.

Una combinación de periodistas jóvenes y experimentados conductores, con nombres como el de Carlos Loret de Mola, Javier Solórzano, Carmen Aristegui, Ezra Shabot, Francisco Javier González, Javier Poza y Martha Debayle en la conducción, y una barra de comentaristas de lo más plural y formada por analistas, economistas, columnistas y voces de la academia, hicieron que la W llegara a contar con la parrilla más sólida y posicionada de las últimas décadas del Sistema Radiópolis; y sumada a un estilo creativo, moderno y fresco de hacer la radio, se volvieron espacios de pensamiento, crítica plural y entretenimiento.
Todo eso se logró bajo la dirección del español Raúl Rodríguez, apoyado en el colombiano Carlos Arturo Gallego, que llegaron a México, uno procedente de la Cadena SER, y el otro, de la exitosa Radio Caracol.
La experiencia radiofónica de los directivos de Prisa, aunada a la fuerza empresarial de Televisa, contribuyeron a la rápida consolidación del proyecto W Radio.
Salvador García Soto, “Serpientes y escaleras”, El Universal, 5 de enero.

La permanencia de Carmen Aristegui en Televisa Radio parecía estar prendida con alfileres. En esta columna hicimos referencia en varias ocasiones al hecho de que en Televisa existen dos vertientes editoriales, una dictada en México, DF, para ser aplicada en los noticiarios de televisión, y otra desde Madrid, España, a cargo de Prisa, para los de radio. En la de televisión, Aristegui no tenía cabida. Sin embargo, en radio contaba evidentemente con el apoyo de Raúl Rodríguez, ejecutivo de Prisa que manejó Televisa Radio por más de un lustro.
Aunque originalmente el espacio de Carmen Aristegui en Hoy por hoy era el de 2 a 4 de la tarde, fue sin duda en el matutino, de 6 a 10 horas (en el que sustituyó a Carlos Loret de Mola cuando éste se hizo cargo del informativo de las 7 de la mañana en el Canal 2), donde su trabajo se hizo notar más: a finales de 2007 ya se ubicaba en el tercer lugar de los noticiarios matutinos, sólo detrás de Monitor, de Gutiérrez Vivó, y de En los tiempos de la radio, de Óscar Mario Beteta. Pero al margen del rating, el espacio de Aristegui se había significado por incidir en la agenda de temas nacionales y por el tratamiento de asuntos que causaron molestia entre grupos de poder económico, político y religioso.
Fernando Mejía Barquera, “Cambio de frecuencia”, Milenio, 5 de enero.

Con la nueva dirección llegaron también nuevas decisiones en el manejo interno de la estación, sobre todo en el área de noticieros. Como segundo de Mérida fue contratado el periodista mexicano Daniel Moreno, con trayectoria en prensa escrita.
Moreno fue el encargado de instrumentar una nueva política, según la cual, la empresa decidió modificar el contenido del contrato de dos de sus conductores estelares, Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola. Ambos tenían en sus contratos facultades para dirigir el área de noticias, designar jefe de información, planear coberturas especiales y aprobar la contratación de reporteros, entre otras cosas.
Cuando la nueva dirección planteó la cancelación de esas facultades y el acotamiento de los conductores en la organización y planeación de sus noticieros, los problemas comenzaron. Loret de Mola argumentó la modificación de su contrato original sin previo aviso, y se inconformó con los cambios. La renuncia de Loret, en octubre de 2007, fue el primer indicio de que había una nueva política editorial en marcha en la W
Salvador García Soto, “Serpientes y escaleras”, El Universal, 5 de enero.

En julio de 2006, Javier Mérida, ejecutivo español, se hizo cargo de la dirección de Televisa Radio en sustitución de Raúl Rodríguez, quien regresó a España para dirigir la Cadena Ser. Durante la entrega de los premios Ondas en noviembre pasado, Mérida elogió el trabajo de Aristegui y Loret de Mola, y afirmó que la presencia de ambos en XEW, así como la de “los demás integrantes de la barra informativa tiene un largo y creativo camino por delante”. Como es público eso no ocurrió, pues tanto Aristegui como Loret, además de Ezra Shabot, quien condujo durante tres años la edición vespertina de Hoy por hoy, no están más al aire en Televisa Radio.
Formalmente, la salida de Aristegui se habría debido a que la vigencia de su contrato concluía hoy, 5 de enero de 2008, y las partes no pudieron renovarlo por incompatibilidad en sus respectivas posturas editoriales. No obstante, ya circula la versión de que la causa profunda estaría en la incomodidad causada por la periodista, especialmente en el ámbito gubernamental y eclesiástico, pero también en una decisión tomada por Prisa para eliminar problemas en su relación comercial con Televisa, la cual se habría visto afectada en los meses anteriores a causa de políticas editoriales ciertamente incompatibles.
Fernando Mejía Barquera, “Cambio de frecuencia”, Milenio, 5 de enero.

A eso siguió un cambio de programación. La empresa decidió cancelar, sin una explicación clara, la tercera emisión de Hoy por Hoy, que conducía el analista Ezra Shabot, y en la que participaba una mesa de comentaristas formada por los economistas del Grupo GEA, Ernesto Cervera y Mauricio González, así como por el columnista Adrián Trejo y por el que esto escribe.
En lugar del noticiero, se programó en el mismo horario al Weso, un programa que en dos años de emisiones se convirtió en un auténtico fenómeno de audiencia y que se transformó, según decían, en “la gran apuesta” de W Radio.
Casi al mismo tiempo que iniciaban negociaciones contractuales con Carmen Aristegui, y modificaban casi toda la programación, alterando incluso horarios comerciales, una ruptura se produjo en el Weso, justo antes de su lanzamiento al horario estelar del noticiero vespertino. La decisión de la empresa de cortar a dos de los integrantes del elenco del programa estelar desencadenó el rompimiento que afectó el relanzamiento de la emisión y la hizo perder peso informativo.
Salvador García Soto, “Serpientes y escaleras”, El Universal, 5 de enero.

Se sabía que Carmen tenía muchos enemigos, empezando por la propia Televisa, copropietaria de la empresa que maneja W Radio. Sin embargo, se entendía que el consorcio español Prisa, dueño del periódico El País y del grupo de radio más importante en España (Cadena SER), operaba como un escudo de protección en torno a Aristegui. Prisa es propietaria de apenas el 49% de las acciones de Radiópolis a la que pertenece W Radio, frente al 51% en manos de Televisa, pero contractualmente mantiene el control de la operación. A lo largo de cinco años, Prisa había logrado montar una barra informativa inusualmente profesional e independiente con Carmen Aristegui por la mañana, Carlos Loret al mediodía y Javier Solórzano en la tarde (quien estaría poco tiempo), y programas irredentos y polémicos como El Weso
Jorge Zepeda Patterson, El Universal, 6 de enero.

En consecuencia, en los últimos años, la W no ha vuelto a ser lo que era antes y usted y yo hemos visto pasar por ahí a demasiada gente que, a pesar de su talento, no ha durado. Desde Javier Solórzano y María Victoria Llamas hasta Fernanda Tapia y Carlos Loret de Mola. En medio de este caos, que incluyó un canal de radio con cámaras para Sky, ocurrió un milagro: el espacio de Carmen Aristegui. Habrá sido por el vigor de Carmen, por la dualidad de administraciones o por lo que usted quiera, pero la señora Aristegui construyó un programa de radio increíblemente bueno y potente. No sólo era la única emisión no pagada que le daba micrófono abierto a Andrés Manuel López Obrador y a sus seguidores, era una tribuna inteligente, justa, crítica y democrática.
Álvaro Cueva, “Ojo por ojo”, Milenio, 6 de enero.

Hay otros muchos factores que intervienen además del rating, falso dios omnipresente de los medios: intereses de grupo, lo mismo políticos que empresariales y una tendencia hacia, digámosle, el corporativismo. Algo así como la producción masiva —y dirigida, por supuesto— de noticias, noticiarios y periodistas vs. la manera, digamos, “artesanal”, personal y comprometida de un profesional de la comunicación que no acepta líneas o bien, tiene esta “mala costumbre” de buscar notas, encontrarlas y —ojo— darles seguimiento pésele al precioso o santo varón que le pese. Y que, bueno, con todo derecho, quiere darlos a conocer.
Algo huele mal en la W. Porque por estos días no sólo fue Aristegui. Poco antes se fueron de la estación Carlos Loret de Mola, Ezra Shabot, Salvador García Soto y “El Duende” de El Weso
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 7 de enero.

La emisora W Radio llegó a ser referente informativo obligado en los años recientes, merced a una barra noticiosa en la que alinearon Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola y Ezra Shabot, quienes conducían los noticiarios matutino, meridiano y vespertino, respectivamente. Loret de Mola -quien llevó talento y frescura a esa emisora- dejó su espacio en septiembre de 2007 y Shabot hizo lo mismo dos meses después, y dos semanas más tarde se fueron de "El Weso, un programa duro de roer" Salvador García Soto y Christian Ahumada El duende.
Buena parte del auditorio veía, con esos antecedentes, que era difícil la permanencia de Aristegui. Resultaba claro que su ejercicio crítico y plural del periodismo disgustaba a alguien de W, propiedad de Televisa y del español Grupo Prisa, lo cual se había evidenciado en particular cuando el noticiario Hoy por hoy fue sacado de la TV satelital en 2006, por un "problema técnico" que se hizo permanente. Y sí, el día del adiós llegó el viernes 4 de enero de 2008, cuando Carmen anunció que el de ese día era su último programa en W.
Eduardo Huchim, Reforma, 7 de enero.

Así, en el naciente 2008 el turno le tocó a la estación de radio conocida por todos como La W, mítica frecuencia simiente del hoy poderoso Grupo Televisa, y cuyas acciones fueron vendidas en proporción de casi el 50% al grupo español Prisa, propietario de la cadena SER y del diario ibérico El País. Así, desde hace casi un semestre, los accionistas españoles de Televisa Radio —que controla la línea editorial de La W— iniciaron un cambio radical en su programación, luego de una cuestionada apuesta político-mediática durante las pasadas elecciones presidenciales de 2006; mudanza que consistió en relevar a los conductores de las barras informativas.
Por distintas razones, pero con un objetivo común —el de deshacerse del lastre de compromisos políticos indeseables—, primero salió de La W el simpático periodista estelar de Televisa Carlos Loret de Mola, herencia del foxiato y, sobre todo, de la influencia de Marta Sahagún en los medios. No pasó nada a la salida de “Carlitos” de las frecuencias de La W, e incluso en el gremio de la radio se insiste que, en el fondo, el perdidoso fue Loret, ya que desapareció del cuadrante.
Luego se produjo la poco clara salida del académico y bateador emergente en la conducción Ezra Shabot, quien llegó a la titularidad del informativo de la tarde como el hombre de Calderón… pero de Felipe Calderón en los tiempos de precandidato presidencial. Tampoco pasó nada con su salida, si acaso se catalizó la ruptura del equipo que dio vida al exitoso programa El Weso
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de enero.

Y así como despedimos a una periodista tan luchadora, también ha llegado el cierre de Hoy por hoy. ¿Por qué mato a Hoy por hoy, a costa de que se enfurezcan los funcionarios de Grupo Prisa conmigo? Porque la radio mexicana, a diferencia de la ibérica, está sustentada en personalidades y no en conceptos y géneros radiofónicos. Cosa que es verificable en emisoras musicales como EXA FM en contraste con Los 40 Principales, donde Jordi Soler, Poncho Vera y Jessy Cervantes compiten contra Facundo y Omar Chaparro, así, lo mismo Hoy por hoy puede ser una infraestructura noticiosa de gran envergadura internacional, que no logrará mucha audiencia en ninguna de sus emisiones, mientras no postule a un comunicador de peso y reconocimiento entre sus filas.
Carmen Aristegui ha sido alcanzada por los juegos acomodaticios del poder mediático y político, tal y como sucedió a Canal 40 de Ciro Gómez Leyva y a Monitor de José Gutiérrez Vivó, pues en todos los casos y en tantos más que se repiten y se repiten, el pretexto es la incompatibilidad empresarial, cuando detrás hay una seria coerción de ideas que no terminan de convenir a empresarios, políticos y antifeministas varios.
Claudia Segura, “La ventana ciega”, Milenio, 8 de enero.

Pero la escandalera se produjo cuando la periodista Carmen Aristegui anunció que salía del informativo estelar de la mañana en La W, por una razón que ella misma calificó “incompatibilidad de criterios editoriales”, por lo cual no le fue renovado su contrato. En realidad la señora Aristegui era la cuota que los calculadores dueños de Prisa y socios de Televisa Radio entregaron al señor Andrés Manuel López Obrador, desde los tiempos de su arrasadora jefatura de gobierno en el DF. De esa manera, si vemos con cuidado el asunto, podremos descubrir que con Carlos Loret, Ezra Shabot y Carmen Aristegui en la titularidad de los tres más importantes informativos de La W, en el pasado quinquenio los señores de Prisa le apostaron a una barra informativa de equilibrio entre el poder presidencial de entonces, el de los Fox, y el poder de los dos candidatos con posibilidades reales: Felipe Calderón y López Obrador.
Es decir, que los barones mediáticos de Prisa, los señores De Polanco, prendieron veladoras a Dios, a la Virgen y al Diablo, para mantener un equilibrio entre el gobierno saliente de entonces —y al que mucho le deben— y el potencial presidente que saldría de entre Calderón y Obrador. A esos intereses respondían las barras informativas de Televisa Radio y la permanencia o no de sus conductores. Y para los que tengan alguna duda, basta recordarles que cuando AMLO vivía los momentos de gloria de su candidatura presidencial —cuando todos suponían que era irreversible su triunfo—, los señores De Polanco lo buscaron durante semanas por todo el país, en una penosa persecución que los españoles se debieron tragar completa. Luego del 2 de julio —debemos apelar de nuevo a la memoria—, el diario El País fue el primero en cuestionar la cultura antidemocrática de López Obrador
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de enero.

Sin denostar la veracidad de ninguna de las posturas, cabe reflexionar más acerca del desmoronamiento de Hoy por hoy de dos años a la fecha, cuando Javier Mérida comenzó a operar Televisa, asuntó que se agudizó con la muerte de Jesús Polanco y la toma de posición de Mérida como director general de Televisa Radio y como titular de Grupo Prisa en nuestro país.
Carmen Aristegui en el 2007 fue premiada con la estatuilla Premio Ondas que el mismo grupo Unión Radio o Prisa de España otorgó a varios periodistas mexicanos; sin embargo, los conductores de Televisa Televisión nunca fueron enfocados a la par de Carmen Aristegui, a quien se decía, no podían considerar como parte de la empresa de Emilio Azcárraga Jean, sino como protegida de Jesús Polanco.
Claudia Segura, “La ventana ciega”, Milenio, 9 de enero.

Carmen Aristegui, quien solía tener un noticiario llamado Hoy por Hoy, en W Radio, y ahora, junto con otros de sus compañeros, como Carlos Loret de Mola o el equipo de El Weso (de quienes todavía se puede tener el placer de escucharlos aunque sea en repetición en la página de videos YouTube.com), se va de la estación en la que había trabajado en los últimos años. ¿Hubo censura? No lo creo. Desacuerdos, sí, seguramente. De esos que deben terminar en una despedida porque, de lo contrario, se convierten en una bomba de tiempo
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 9 de enero.

Creo que en verdad tanto Carlos Loret, Carmen y Javier Solórzano han dejado morir a W Radio, pero no por censura, sino por la dulzura, la agria dulzura de una administración de Grupo Prisa que no empata con la realidad mexicana. Por ahora, Carmen Aristegui es el último bastión de un periodismo contestatario. Si es llamada por Grupo Fórmula o cualquiera otro, será recibida con mayor credibilidad incluso, que con la que contaba ya en W Radio.
Claudia Segura, “La ventana ciega”, Milenio, 9 de enero.

Fue precisamente con programas locales como XEW, la estación emblemática de Televisa Radio, se levantó del marasmo que padecía. Los noticieros de Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui y Javier Solórzano (difundidos, respectivamente, por las mañanas, a media tarde y antes de la noche) adquirieron personalidades propias y afianzaron audiencias constatables gracias a la destreza profesional de esos tres comunicadores y a la libertad con que podían trabajar. El hecho de que la gestión de los contenidos en esa emisora no estuviera a cargo de Televisa, sino de Prisa, resultó definitorio para que esa libertad fuera posible. La libertad periodística podría significar un buen negocio comercial y, también, político.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 10 de enero.

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