Reprocha Dresser a Gómez Leyva falta de solidaridad con Aristegui

La salida de Carmen Aristegui de W Radio fue orden directa del presidente Felipe Calderón, quien estaba “hasta la madre” de las críticas a su “cuestionada administración”, aseguró Germán Dehesa. Refirió que las excusas de los directivos de la estación sobre la “no renovación del contrato” de la conductora sólo evidencian que hay comunicadores dispuestos a “hacerle la vida más llevadera al jefe”.

El periodista Dehesa y la analista política Denise Dresser se reunieron ayer con radioescuchas “encolerizados, enchilados y calientes” —como se definieron—, que abarrotaron una sala de Casa Lamm para solidarizarse con la conductora. Ahí se informó que Aristegui emprenderá acciones legales contra W Radio, porque jamás se le presentó algún contrato.

“El poder mostró su rostro más desnudo y más crudo, al ejercer la censura y la represión, e inventando explicaciones tan absurdas que resultan peores que el silencio. Esto de decir que no estuvo de acuerdo con los reglamentos de un nuevo contrato que no existe y que jamás llegó a las manos de Carmen”, sostuvo Dehesa.

La única explicación es que “se quiso complacer” al poder político. “Seguramente Felipe Calderón le habló a Emilito Azcárraga para decirle :‘¡ya me tiene hasta la madre Carmen Aristegui, así que por favor ya no la quiero oír’, una situación que recuerda cuando alguien quiso hacerle la vida más llevadera al jefe, al desaparecer (al luchador social Rubén) Jaramillo y a su esposa embarazada”.

Para Denise Dresser, Aristegui miró a México como es y llamó a las cosas por su nombre: “Marcial Maciel, pederasta; Mario Marín, confabulado; Oaxaca, pendiente; elección de 2006, polarizante; ley Televisa, vergonzosa; Suprema Corte, inconsistente; Norberto Rivera, encubridor

Añadió que Aristegui fue “escéptica ante la autoridad, insaciable ante la información, imbuida por las ganas de empujar los límites de lo posible, comprometida por llevar la nota hasta sus últimas consecuencias, defensora del debate en todas sus formas, empeñada en confrontar al poder con la verdad... todo lo que no hacen esos conductores de radio y televisión”.

La analista política recordó el episodio en que, en plena toma de posesión de Felipe Calderón, hubo conductores que se atrevieron a decir que “el salón de sesiones se encontraba en calma y que se respiraba un ambiente tranquilo”.

Dresser criticó a periodistas como Ciro Gómez Leyva, quien “exigió la solidaridad que muchos le demostramos ante la toma de (cerro del) Chichihuite y ahora no es capaz de demostrar el más mínimo gesto de solidaridad humana con Carmen Aristegui.

“No entienden la labor del periodismo que, como decía Walter Benjamin, es decir la verdad y avergonzar al diablo, desplegar la honestidad y el coraje para proteger a la sociedad del gansterismo del gobierno o el sector privado… ser censor implacable”, dijo.

Con la salida de Aristegui, dijo, México da un paso atrás en su incipiente democracia y Felipe Calderón incrementa las sospechas de su llegada al poder.

La salida de Carmen Aristegui de W Radio fue orden directa del presidente Felipe Calderón, quien estaba “hasta la madre” de las críticas a su “cuestionada administración”, aseguró Germán Dehesa. Refirió que las excusas de los directivos de la estación sobre la “no renovación del contrato” de la conductora sólo evidencian que hay comunicadores dispuestos a “hacerle la vida más llevadera al jefe”.

El periodista Dehesa y la analista política Denise Dresser se reunieron ayer con radioescuchas “encolerizados, enchilados y calientes” —como se definieron—, que abarrotaron una sala de Casa Lamm para solidarizarse con la conductora. Ahí se informó que Aristegui emprenderá acciones legales contra W Radio, porque jamás se le presentó algún contrato.

“El poder mostró su rostro más desnudo y más crudo, al ejercer la censura y la represión, e inventando explicaciones tan absurdas que resultan peores que el silencio. Esto de decir que no estuvo de acuerdo con los reglamentos de un nuevo contrato que no existe y que jamás llegó a las manos de Carmen”, sostuvo Dehesa.

La única explicación es que “se quiso complacer” al poder político. “Seguramente Felipe Calderón le habló a Emilito Azcárraga para decirle :‘¡ya me tiene hasta la madre Carmen Aristegui, así que por favor ya no la quiero oír’, una situación que recuerda cuando alguien quiso hacerle la vida más llevadera al jefe, al desaparecer (al luchador social Rubén) Jaramillo y a su esposa embarazada”.

Para Denise Dresser, Aristegui miró a México como es y llamó a las cosas por su nombre: “Marcial Maciel, pederasta; Mario Marín, confabulado; Oaxaca, pendiente; elección de 2006, polarizante; ley Televisa, vergonzosa; Suprema Corte, inconsistente; Norberto Rivera, encubridor

Añadió que Aristegui fue “escéptica ante la autoridad, insaciable ante la información, imbuida por las ganas de empujar los límites de lo posible, comprometida por llevar la nota hasta sus últimas consecuencias, defensora del debate en todas sus formas, empeñada en confrontar al poder con la verdad... todo lo que no hacen esos conductores de radio y televisión”.

La analista política recordó el episodio en que, en plena toma de posesión de Felipe Calderón, hubo conductores que se atrevieron a decir que “el salón de sesiones se encontraba en calma y que se respiraba un ambiente tranquilo”.

Dresser criticó a periodistas como Ciro Gómez Leyva, quien “exigió la solidaridad que muchos le demostramos ante la toma de (cerro del) Chichihuite y ahora no es capaz de demostrar el más mínimo gesto de solidaridad humana con Carmen Aristegui.

“No entienden la labor del periodismo que, como decía Walter Benjamin, es decir la verdad y avergonzar al diablo, desplegar la honestidad y el coraje para proteger a la sociedad del gansterismo del gobierno o el sector privado… ser censor implacable”, dijo.

Con la salida de Aristegui, dijo, México da un paso atrás en su incipiente democracia y Felipe Calderón incrementa las sospechas de su llegada al poder.

Sigue el silencio

Germán Dehesa se lanzó contra aquellos comunicadores que, como Pedro Ferriz de Con, se encuentran al servicio del “jefe supremo” y del “billete”.

El pasado 4 de enero concluyó el noticiario Hoy por hoy, conducido por Carmen Aristegui. El argumento ofrecido por W Radio fue una supuesta “incompatibilidad editorial”.

Hasta ahora la conductora
no ha ofrecido su versión de los hechos. Se esperaba que en el acto celebrado ayer en la Casa Lamm se aclararan algunas dudas, pero eso no ocurrió.
Nota de Blanca Valadez, Milenio, 15 de enero.

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