La propia Betancourt, rescatada el 2 de julio junto con otros 14 rehenes en una de las operaciones más espectaculares en contra de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue la que convocó el mes pasado la concentración.
Las camisetas blancas, consigna para la celebración del acto, se vieron tapadas por los abrigos en una fría tarde de invierno madrileño. “Que entiendan”, dijo la colombiana dirigiéndose a las FARC, “y vean el repudio del mundo entero por lo que hacen”.
“Todos juntos conseguiremos que no haya más secuestrados en este mundo que quiere la paz y la libertad”, manifestó el ministro de Relaciones Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, también presente, junto al alcalde de la capital española, Alberto Ruiz Gallardón.
En tanto, Betancourt también pidió al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que descubra a América Latina y ayude a Colombia a salir del conflicto armado. “Yo lo que quisiera es que Obama descubra a América Latina en su inmensa dimensión humana”, dijo Betancourt al canal de televisión RCN desde Europa.
Betancourt afirmó que si Obama se quiere comprometer con la paz en el mundo, tiene que “mirar hacia América Latina”, y en particular a Colombia, país que afronta un conflicto interno armado desde hace más de 44 años.
En tanto, en Colombia no fueron todos los que se esperaban a las manifestaciones. Pasadas las 10 de la mañana las calles de las principales ciudades de Colombia no mostraban los ríos de gente con camisetas blancas que pidieron la libertad de los secuestrados el 4 de febrero y el 20 de julio. Sin contar los que rechazaron los crímenes de los paramilitares el 6 de marzo.
Tal vez fue el invierno, tal vez la crisis económica causada por la caída de las pirámides (captadoras ilegales de dinero), tal vez la apatía de un país en el que contar con más de 2 mil 800 personas secuestradas es considerado algo normal, tal vez la ausencia de Íngrid de Colombia.
Lo cierto es que la plaza de Bolívar, en Bogotá, parecía más vacía que en un día habitual y no logró llenarse como en las convocatorias pasadas.
En esa ciudad marcharon los ex congresistas, Luis Eladio Pérez y Gloria Polanco, quienes fueron liberados por las FARC el 28 de febrero, después de siete años de cautiverio.
También marchó Wilson Bueno, alias Isaza, el ex guerrillero que el 22 de octubre facilitó la fuga del ex representante a la Cámara, Óscar Tulio Lizcano, secuestrado por las FARC el 5 de agosto de 2000.
El insurgente, que hacía las veces de carcelero de Lizcano, aseguró que su presencia en la marcha era para llamar la atención de los combatientes e invitarlos a que depongan las armas y faciliten la liberación de los plagiados. “A nosotros estas marchas contra el secuestro nos dieron muy duro, porque sentíamos que el pueblo nos estaba arrinconando”.
En Medellín, el Juanes encabezó la caminata que salió del parque Juanes de la Paz, en el barrio Castilla (una de las zonas más golpeadas por la violencia).
Oscuro pronóstico
Un juez condenó a 60 años de prisión a cuatro miembros de la guerrilla de las FARC declarados culpables del secuestro y asesinato de Liliana Gaviria, hermana del ex presidente colombiano y ex secretario general de la OEA César Gaviria, informa ayer la prensa local.
Autoridades venezolanas deportaron a Estados Unidos al ciudadano colombiano, May Adalberto Michel Palacios, solicitado por 16 cargos de narcotráfico, informó ayer el director de la Oficina Nacional Antidroga (ONA), Néstor Reverol.
Clara Isabel Vélez y Agencias, Milenio, 29 de noviembre.
0 Responses to "Marchan para pedir libertad de rehenes"
Publicar un comentario