BOGOTÁ.- En el cruce de la Calle 72 con Carrera Séptima, en el corazón financiero de Bogotá, el señor Efraín Pote Rincón sostenía una pancarta con la foto de su sobrino, John Ferney Correa, un joven de 32 años plagiado en 2006.
Era su forma de sumarse a una de las marchas y concentraciones que tuvieron lugar ayer en distintas ciudades de Colombia en protesta contra el flagelo del secuestro.
Quienes plagiaron a Correa sólo le permitieron hablar una vez por teléfono y desde entonces la familia no ha tenido noticias del joven.
"Hizo una llamada a la mamá y hablando le quitaron el auricular y ya no lo dejaron hablar más. De ahí ya no se supo más", contó Pote a REFORMA.
El drama de Correa refleja el de cientos de familias en Colombia, donde, según cifras de la Fundación País Libre, unas 2 mil 800 personas permanecen secuestradas, de las cuales unas 700 estarían en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Tras el rescate en julio de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, los colombianos quisieron solidarizarse ayer con quienes siguen en cautiverio.
Aunque en menor número que en convocatorias anteriores, en un año marcado por liberaciones, miles de colombianos se volcaron ayer a las calles en diversas ciudades para exigir la inmediata liberación de los secuestrados y que la guerrilla ponga fin a esa práctica.
En Bogotá, sobre una tarima instalada en la céntrica Plaza de Bolívar, los ex congresistas Gloria Polanco y Luis Eladio Pérez, liberados en febrero por las FARC, fueron las dos figuras más visibles de la protesta.
Uno de los participantes más simbólicos fue Wilson Bueno Largo, alias "Isaza", el desertor de las FARC que en octubre facilitó la vuelta a la libertad del ex congresista Óscar Tulio Lizcano.
"Fue un tiempo perdido haciendo sufrir a tanta gente. No valió la pena. Hay mucha gente que espera a los secuestrados", dijo el ex rebelde, vestido de blanco.
En Medellín, el cantante colombiano Juanes encabezó una marcha.
"Me da un poco de tristeza que en esta marcha no haya tanta gente como antes. Quienes están en la selva son policías, soldados que no son tan reconocidos como otros que han estado ahí, y es ahora cuando más tenemos que apoyar este tipo de marchas", dijo Juanes.
Era su forma de sumarse a una de las marchas y concentraciones que tuvieron lugar ayer en distintas ciudades de Colombia en protesta contra el flagelo del secuestro.
Quienes plagiaron a Correa sólo le permitieron hablar una vez por teléfono y desde entonces la familia no ha tenido noticias del joven.
"Hizo una llamada a la mamá y hablando le quitaron el auricular y ya no lo dejaron hablar más. De ahí ya no se supo más", contó Pote a REFORMA.
El drama de Correa refleja el de cientos de familias en Colombia, donde, según cifras de la Fundación País Libre, unas 2 mil 800 personas permanecen secuestradas, de las cuales unas 700 estarían en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Tras el rescate en julio de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, los colombianos quisieron solidarizarse ayer con quienes siguen en cautiverio.
Aunque en menor número que en convocatorias anteriores, en un año marcado por liberaciones, miles de colombianos se volcaron ayer a las calles en diversas ciudades para exigir la inmediata liberación de los secuestrados y que la guerrilla ponga fin a esa práctica.
En Bogotá, sobre una tarima instalada en la céntrica Plaza de Bolívar, los ex congresistas Gloria Polanco y Luis Eladio Pérez, liberados en febrero por las FARC, fueron las dos figuras más visibles de la protesta.
Uno de los participantes más simbólicos fue Wilson Bueno Largo, alias "Isaza", el desertor de las FARC que en octubre facilitó la vuelta a la libertad del ex congresista Óscar Tulio Lizcano.
"Fue un tiempo perdido haciendo sufrir a tanta gente. No valió la pena. Hay mucha gente que espera a los secuestrados", dijo el ex rebelde, vestido de blanco.
En Medellín, el cantante colombiano Juanes encabezó una marcha.
"Me da un poco de tristeza que en esta marcha no haya tanta gente como antes. Quienes están en la selva son policías, soldados que no son tan reconocidos como otros que han estado ahí, y es ahora cuando más tenemos que apoyar este tipo de marchas", dijo Juanes.
Octavio Pineda corresponsal, Reforma, 29 de noviembre.
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