El estudio indica que aunque no todas las familias pobres reciben esos recursos, sí contribuyen a atenuar la miseria.
El documento, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), detalla que las remesas de los migrantes mexicanos desde Estados Unidos han crecido 405.5 por ciento en las familias en pobreza alimentaria en áreas rurales, entre 1992 y 2006.
Detalla que en 2006 la pobreza alimentaria fue de 13.8 por ciento del total de la población. “La contribución de las remesas ha ido cobrando mayor importancia a lo largo del tiempo, sobre todo en las zonas rurales”. Precisa que para 1992 la diferencia entre las estimaciones de pobreza alimentaria con y sin remesas es de 0.9 puntos porcentuales, una reducción puntual en la pobreza de 900 mil personas.
En relación con la crisis económica internacional, el documento indica que desde 2007 se ha venido experimentando en el mundo un incremento importante en el precio de los alimentos, que afecta sin duda a la población del país, especialmente a las familias en pobreza.
Recuerda que después de los periodos de inflación acelerada en la década de los 80 y a mitad de los años 90, el país tuvo un importante control de la inflación, pero los valores de las canastas alimentarias con las que el consejo mide la pobreza por ingresos –la línea de pobreza alimentaria– ha crecido desde finales de 2007 y se acentuó este año.
Advierte que “la situación de precios e ingresos podría agravarse por los problemas financieros mundiales que se han observado recientemente”.
Entre agosto de 2007 y agosto de 2008, precisa, el crecimiento del valor de la canasta alimentaria rural fue 12.2 por ciento; el incremento total de agosto 2006 al mismo periodo de 2008 fue de 18 por ciento, “valor que si fuese superior al aumento en los ingresos de los hogares se traduciría en un crecimiento de la pobreza”.
Angélica Enciso, La Jornada, 3 de noviembre.
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