'Mi patrón siempre estaba borracho'

TAPACHULA.- Son las 5 de la tarde y Yuri, de 14 años, aprovecha para dar una vuelta en la plaza central de Tapachula, donde quedó de verse con su prima, que tiene la misma edad.

Desde hace seis meses, las adolescentes guatemaltecas laboran como trabajadoras domésticas, sin ningún documento.

"No entré con ningún permiso. Mi papá me ayudó a conseguir el trabajo", explica Yuri.

Las jóvenes pasean en el parque Miguel Hidalgo, punto de reunión y de contratación de las trabajadoras domésticas de origen guatemalteco.

"Es el punto de encuentro para interactuar y para las relaciones con la familia, los amigos o novios, y con los empleadores. Es aquí donde se hacen las contrataciones de manera verbal", señala un documento del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.

Según el organismo, 9 de cada 10 trabajadoras domésticas en Tapachula son guatemaltecas. Se insertan en el mercado laboral a edades muy tempranas, lo que influye para que los empleadores abusen, proporcionándoles salarios bajos, con jornadas de más de 8 horas.

Yuri cambió de empleador pues era objeto de maltratos.

"Me cambié de casa dos veces. Es que mi patrón siempre estaba borracho, me trataba mal, por eso me salí, no me dijo nada, pero no me pagó", comenta.

Actualmente trabaja de 6 de la mañana a 4 de la tarde, y descansa los domingos. Considera que la paga no está mal, pero que podría ser mejor.

Como la mayoría de las trabajadoras domésticas guatemaltecas que laboran en México, Yuri y su prima desconocen las Formas Migratorias de Trabajador Fronterizo (FMTF).
Silvia Garduño enviada, Reforma, 16 de noviembre.

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