Es de los pocos que se atrevió a hablar delante de una cámara. El resto se dispersó, como evidencia del estado de miedo en el que ahora vive el ilegal.
“En ciertas comunidades, efectivamente están viviendo un momento de terror”, confirma la Cónsul de Protección, Ionna Navarrete.
Varios condados, describe Navarrete, se han sumado a un programa de cooperación entre autoridades migratorias y policiacas, por lo que cientos de migrantes son detenidos bajo cualquier argumento.
“Hay la percepción dentro de la comunidad de que les están dirigiendo las detenciones simplemente porque te ves mexicano”, indica Navarrete.
Dentro del consulado, una pareja fue a tramitar el pasaporte de su niña de un año. Es nacida en Estados Unidos, pero sus padres quieren que obtenga la nacionalidad mexicana.
“La situación se está poniendo difícil, por eso venimos a ver sus papeles, para irnos”, suelta Lucía como liberada.
—¿Adiós al sueño americano?
—Sí. Adiós después de ocho años, es mejor allá, sobre todo en mi tierra, en Veracruz, asegura.
Su esposo, Juan, lamenta que sólo puede trabajar dos o tres días por semana y la vida en Waukegan, donde radican, es “un riesgo”.
Casi no salían.
“Siempre estás pensando, ¿quién viene? Un policía, te vaya a parar, sin licencia, la cárcel… ¡No, ya no!”.
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