Rescata Medellín zonas marginales

MEDELLÍN.- Las calles del barrio Santo Domingo Savio, en la parte alta de la llamada comuna nororiental de Medellín, Colombia, están por las tardes llenas de niños.

Hasta hace seis años esto era impensable, debido a la violencia que se vivía en este barrio marginal, cuenta Jean Alexis, de 13 años, a quien su madre le pedía que apenas saliera de la escuela, se fuera a la casa, comiera y se quedara haciendo tarea toda la tarde.

"Salíamos, estábamos jugando aquí, y pum, pum, pum, echaban bala, eso no aguantaba. Yo no podía salir mucho porque había muchas guerras y temía que me mataran", recuerda el menor.

En esa época, ante la ausencia del Estado, todo tipo de actores armados habían pasado por Santo Domingo Savio y disputado el territorio: bandas del narcotráfico, pandillas, milicias de la guerrilla y paramilitares.

El testimonio de Jean Alexis coincide con el de Juan Carlos, de 19 años, quien con su grupo de amigos descansa en una banca de la nueva plaza pública del barrio.

"Uno antes no podía salir porque había guerras, mucha violencia", asegura el joven.

Hoy se respira un aire distinto. Jean Alexis,quien trabaja como un guía turístico, encarna la transformación de la comuna nororiental, resultado de un ambicioso proyecto de intervención social llevado a cabo por las autoridades desde mediados de 2004.

El primer paso fue recuperar, con la presencia de la fuerza pública, los espacios que los grupos armados habían copado y la confianza de la ciudadanía en las autoridades, para enseguida poner en acción una serie de programas sociales.

La construcción, en 2005, de la primera línea del Metrocable, un eficiente teleférico de transporte público, rompió de golpe la marginalidad de los habitantes de esta ladera montañosa, que antes demoraban hora y media en desplazarse al centro de Medellín, ubicada a unos 250 kilómetros al noroeste de Bogotá, en autobuses de transporte público.

Pero el emblemático Metrocable fue sólo uno de los puntos de un plan de desarrollo urbano integral, que incluyó construir o adecuar escuelas públicas, comedores comunitarios, un centro de salud 24 horas y acondicionar plazas públicas y espacios recreativos, como una cancha de futbol sintética, y una gran biblioteca inaugurada por los Reyes de España, Juan Carlos y Doña Sofía.

Para fomentar la autosustentabilidad de la zona, las autoridades brindaron a sus habitantes capacitación empresarial y les facilitaron microcréditos. Los efectos son evidentes: de los 18 negocios que había antes de la intervención, ahora hay más de 250.

Como resultado de esta intervención gubernamental, la violencia se desplomó. Las comunas 1 y 2 pasaron de tener, respectivamente, una tasa de 339 y 224 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2002, a 18 y 13 en 2007, una reducción de 95 por ciento.

Los habitantes de Santo Domingo agradecen el cambio.

"Ahora uno es feliz porque puede salir a jugar, a disfrutar la vida", afirma Juan Carlos con una sonrisa.

"Ha mejorado mucho la cosa. Nuestras familias dicen que esto está muy bien, que ha cambiado mucho la situación. Antes era la guerra y sus hijos no podían salir a disfrutar", abunda.

De no haberse producido la intervención, el joven, por su edad, tal vez pertenecería a un "combo" (pandilla) y sobreviviría en el barrio con un arma en la mano. Pero ahora estudia el bachillerato y en sus ratos libres se entretiene practicando deporte.

"Juego fútbol, hago barras, de todo un poquito", presume.

Jean Alexis se alegra de que la gente pueda hacer lo que le gusta.

"Pueden salir, disfrutar, tomarse un helado, ir con sus hijos. Antes eso no se podía", relata.

Los niños han sido los más beneficiados con la recuperación del espacio público.

"Imagínese que antes esto era pura tierra y lodo, y vea, ya con ladrillos bien puestos uno puede caminar tranquilamente. Ahora los niños salen a jugar, a montar en bicicleta, en columpio", refiere el pequeño guía.

Sentada en la terraza de su casa, comiendo una granada y mirando hacia el parque lleno de niños, Rosmira Pulgarín, de 75 años parece pintada en una postal que sintetiza la nueva atmósfera que se respira en Santo Domingo Savio.

"Me gusta quedarme acá afuera mirando, porque uno ve muchas caras distintas, mucha gente. Antes eso no se veía. Todo ha cambiado mucho", dice la anciana.
Octavio Pineda corresponsal, Reforma, 17 de noviembre.

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