Una contienda con anomalías

Desde un inicio, la presencia del crimen enrareció el proceso que culminó con la jornada electoral del 13 de noviembre en Michoacán.

Hubo zonas donde no fue posible hacer campaña por el control del crimen organizado; municipios en los que algunos partidos prefirieron retirar o no registrar candidatos ante las amenazas; mítines vigilados por personas no identificadas y retenes en las carreteras.

Ocurrió el asesinato de un alcalde en un acto de campaña a dos semanas de los comicios y el secuestro de un candidato a alcalde y de nueve encuestadores.

Ante la intimidación, los siete partidos nacionales no registraron candidatos en 81 de los 113 municipios; en 13 de ellos no tuvieron candidatos de por lo menos dos fuerzas políticas; no obstante, que en la entidad fueron desplegados 10 mil elementos policiales y militares.

El PAN dejó de registrar candidatos en siete ayuntamientos, todos con fuerte presencia del crimen organizado: Aquila, Buenavista, Cherán, Chinicuila, Churumuco, La Huacana y Tumbiscatío.

El candidato del PRI a Edil en Ecuandureo renunció a su postulación por amenazas del crimen organizado, y el partido decidió no postular a nadie más, mientras que el aspirante priista a la Alcaldía de Tiquicheo fue levantado y liberado.

Además, el presidente del PRI en la entidad, Antonio Guzmán, reconoció que había presión del crimen organizado sobre los candidatos priistas en otras cinco alcaldías.

El Instituto Electoral de Michoacán acumulaba hasta hasta el 10 de noviembre 220 quejas por presuntas violaciones legales durante el proceso electoral.

Estos fueron algunos de los eventos que hicieron de las elecciones estuvieran plagadas de anomalías, y que ya provocaron que se anulara la elección de Alcalde en la capital michoacana.


Reforma, 28 de diciembre.

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