El presidente Felipe Calderón inició este domingo su primera gira a EU desde que asumió su mandato, en un viaje enfocado en los millones de inmigrantes mexicanos en ese país.
Calderón no tendrá contacto con la administración del presidente George W. Bush y sí con gobernadores, alcaldes y representantes de organizaciones de inmigrantes.
Según versiones de prensa, estas organizaciones están inconformes porque dicen que no son atendidos por el Gobierno del conservador Calderón, quien enfrenta una guerra contra el narcotráfico y una economía debilitada en casa.
“El mensaje fundamental es que estamos con ellos, que el gobierno mexicano está prestando atención a los mexicanos aquí en México y en cualquier otra parte del mundo, y que estamos listos para ayudarlos en sus problemas,” dijo Calderón en una entrevista con el The New York Times el sábado.
Reuniones con inmigrantes
Calderón, que asumió el 1 de diciembre del 2006, se reunirá con comunidades mexicanas en Chicago, Sacramento, Napa Valley y Los Ángeles durante un viaje de cinco días.
Los inmigrantes se quejan, por ejemplo, de que los consulados mexicanos son lentos para entregarles documentos de identificación.
Cada año, cientos de miles de mexicanos emigran a EU para huir de la pobreza y falta de empleo y pasan años viviendo allí ilegalmente. Ambas naciones comparten una inhóspita frontera de 3,200 kilómetros.
El año pasado, el Senado de EU rechazó una iniciativa de reforma migratoria propuesta por Bush, acabando así con las esperanzas de regularizarse de cerca de 12 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría de ellos mexicanos.
Crece clima antiinmigrante
El Mandatario dijo en la entrevista que hay un clima de hostilidad en contra de los inmigrantes generado por el discurso de algunos políticos.
“Estoy muy preocupado porque esto ha generado una atmósfera llena de prejuicios, una atmósfera antiinmigrante con ciertos temas que también son antimexicanos y no benefician a nadie,” señaló.
La visita de Calderón se produce en momentos cuando su gobierno espera que el Congreso estadounidense apruebe un plan propuesto por Bush para ayudar a México a combatir a los cárteles del narcotráfico, cuya violencia dejó más de 2,500 muertos el año pasado.
Calderón no tendrá contacto con la administración del presidente George W. Bush y sí con gobernadores, alcaldes y representantes de organizaciones de inmigrantes.
Según versiones de prensa, estas organizaciones están inconformes porque dicen que no son atendidos por el Gobierno del conservador Calderón, quien enfrenta una guerra contra el narcotráfico y una economía debilitada en casa.
“El mensaje fundamental es que estamos con ellos, que el gobierno mexicano está prestando atención a los mexicanos aquí en México y en cualquier otra parte del mundo, y que estamos listos para ayudarlos en sus problemas,” dijo Calderón en una entrevista con el The New York Times el sábado.
Reuniones con inmigrantes
Calderón, que asumió el 1 de diciembre del 2006, se reunirá con comunidades mexicanas en Chicago, Sacramento, Napa Valley y Los Ángeles durante un viaje de cinco días.
Los inmigrantes se quejan, por ejemplo, de que los consulados mexicanos son lentos para entregarles documentos de identificación.
Cada año, cientos de miles de mexicanos emigran a EU para huir de la pobreza y falta de empleo y pasan años viviendo allí ilegalmente. Ambas naciones comparten una inhóspita frontera de 3,200 kilómetros.
El año pasado, el Senado de EU rechazó una iniciativa de reforma migratoria propuesta por Bush, acabando así con las esperanzas de regularizarse de cerca de 12 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría de ellos mexicanos.
Crece clima antiinmigrante
El Mandatario dijo en la entrevista que hay un clima de hostilidad en contra de los inmigrantes generado por el discurso de algunos políticos.
“Estoy muy preocupado porque esto ha generado una atmósfera llena de prejuicios, una atmósfera antiinmigrante con ciertos temas que también son antimexicanos y no benefician a nadie,” señaló.
La visita de Calderón se produce en momentos cuando su gobierno espera que el Congreso estadounidense apruebe un plan propuesto por Bush para ayudar a México a combatir a los cárteles del narcotráfico, cuya violencia dejó más de 2,500 muertos el año pasado.
Nota de El Economista, 11 de febrero.
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