El Consejo Nacional del PRD encabezará la defensa de Pemex

El Consejo Nacional del PRD, incluidos representantes del bloque Izquierda Unida (IU), aprobó por unanimidad dar un giro a la lucha en defensa del petróleo, al ubicarse al frente del movimiento popular, por encima de cualquier liderazgo, como lo propuso la corriente Nueva Izquierda.

Al abrigo del criterio de que sin partido no se articula la movilización popular, los perredistas olvidaron de facto sus profundas diferencias y festejaron su reconciliación con un resolutivo para impulsar la consulta popular nacional que defina el futuro de la industria petrolera mexicana y la soberanía energética.

No obstante, en el fondo de tal determinación se percibía un tufillo de albazo: “el grupo de Dolores Padierna y René Bejarano no se percató que con esto los chuchos le quitan la bandera del movimiento a Andrés Manuel López Obrador, quien es el impulsor de esta gran protesta popular”, reconoció con indignación el consejero Emilio Ulloa Pérez.

La unanimidad fue lo que imperó ayer entre los perredistas. En el momento de emitir sus mensajes y debatir los temas frente a los consejeros, las diferencias sólo fueron de forma; en el fondo compartían criterios sobre los temas puestos sobre la mesa. En el caso de la crisis alimentaria, votaron todos en favor por lo siguiente:

Iniciar una campaña nacional por la soberanía y la seguridad alimentarias, la defensa de la economía popular y el rescate del campo mexicano; apoyar a laa organizaciones campesinas con objeto de priorizar la producción nacional de los artículos básicos y estratégicos: maíz, caña de azúcar, frijol, trigo, arroz, sorgo, café, huevo, leche, carne de bovinos, porcinos, aves y pescado.

Los postulados
Entre sus postulados destaca la creación de reservas estratégicas de alimentos; garantizar el derecho a la alimentación sana y suficiente; castigar la especulación en la comercialización y distribución; organizar un foro para proponer un plan alimentario nacional, y mandatar a los grupos parlamentarios del PRD en el Congreso de la Unión para que definan la canalización de recursos extras a los créditos, insumos, capacitación y desarrollo tecnológico.

“Exigimos la declaración de control de precios y un aumento de emergencia de 40 por ciento a los salarios mínimos contractuales”, señalaron.

Antes de iniciar la sesión del consejo, el salón donde ésta se realizaría ya se encontraba poblado de integrantes de Nueva Izquierda, y no se aparecían los de Izquierda Unida. La cita para comenzar los trabajos se estableció a las 10 de la mañana, y finalmente con la aparición de un puñado de allegados a René Bejarano y Dolores Padierna se logró iniciar el trabajo en el seno del consejo.

Para entonces, entre el diputado Juan Guerra Ochoa y el senador Graco Ramírez ya se había establecido un acuerdo de palabra para consensuar sus respectivas propuestas de reforma energética, y de tal forma redactar una sola para que ésta se proyecte como única por parte del PRD, y con ello evitar las engorrosas duplicidades.

Incluso, el senador Carlos Navarrete consideró como una posibilidad que el PRD como partido pueda unificar proyectos de reforma con otras fuerzas políticas, para construir uno que cuente con el aval y respaldo de un sector relevante de la sociedad. Dicho documento podría ser presentado a finales de este mes.

La asistencia de los llamados encinistas se interpretó como temporal, porque se argumentaba que el interés del bloque de Izquierda Unida era participar en el debate sobre el futuro de la industria petrolera, y con posterioridad retirarse de aquel sitio para no convalidar la presidencia temporal de Guadalupe Acosta con su participación en la elección del nuevo secretario de finanzas del PRD.

Al subir a la tribuna, Guadalupe Acosta cumplió con el acuerdo de no presentarse como presidente sustituto del PRD, incluso sus palabras fueron tersas al reconocer que sin la toma de tribunas en las cámaras del Congreso y la movilización popular, no se hubiese detenido la reforma de Felipe Calderón:

“Debemos dejar claro a la opinión pública que el PRD no va a aceptar, no va a admitir que las reformas de Calderón den marcha atrás a un logro histórico del pueblo mexicano; el petróleo es de todos, y el sol azteca estará en la primera trinchera para defender la soberanía energética”.

Enseguida el diputado Raymundo Cárdenas emitió la propuesta del bloque de IU. Agradeció a Acosta Naranjo no haberse ostentado como presidente Cdel PRD, y esto le valió silbidos y gritos de “¡fuera porro!”, de parte de la mayoría compuesta por Nueva Izquierda. Cuando esto ocurría, Adrián Pedrozo y Agustín Guerrero mostraron hojas rotuladas con el reclamo: “¡Ya basta del espurio –en referencia a Acosta Naranjo–!”, “¡No al chuchinero!”

La réplica de los chuchos no tardó: “¡fuera porros!”, “¡quieren llorar, quieren llorar..!”

No obstante, Raymundo Cárdenas exigió a los medios de comunicación apertura para que se mantenga informada a la ciudadanía, impulsar la consulta pública sugerida por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y demandar a Felipe Calderón que retire su iniciativa, por inconstitucional.

Tras esa intervención siguió una larga lista de participantes, que emitieron comentarios repetitivos y sin fondo, como ocurrió con las peroratas de René Arce y Fernando Belaunzarán.

Tras esa pérdida de tiempo, el consejo guardó silencio porque ya no se inscribieron más oradores, y los negociadores Acosta Naranjo y Dolores Padierna no alcanzaban un acuerdo, que obviamente debería transitar por Jesús Ortega y Alejandro Encinas.

Tras dos horas de intercambios, de estira y afloja, se llegó a un acuerdo que si bien en lo general impulsa la consulta popular para el 27 de julio y rechaza la iniciativa de Calderón, restaría en el papel la relevancia de Andrés Manuel López Obrador en la movilización popular:

“Este intento debe ser confrontado por todas las fuerzas progresistas, especialmente por el PRD, y ello debe hacerse a través del impulso de un gran movimiento popular que resista y se oponga a la iniciativa... el sol azteca debe sumar fuerzas legislativas y políticas que se constituyan en mayoría y derroten la propuesta del panismo, y con esto posibiliten que la población comparta la necesidad de rescatar Pemex”.

Así, los representantes de Izquierda Unida se convencieron de la propuesta y votaron, junto a Nueva Izquierda, por unanimidad, la línea programática y política en torno a la lucha en defensa del petróleo.

Roberto Garduño, La Jornada, 1º de junio,


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