LA HABANA.- Cuba enfrenta un éxodo de la población del campo a la capital ante la falta de desarrollo económico en las zonas agrícolas, la centralización de la actividad productiva y el paternalismo estatal, que protege a quien no trabaja, según un análisis difundido ayer en el diario oficial isleño Juventud Rebelde.
La capital, de 2.2 millones de habitantes, es el principal imán para los pobladores, al absorber 40.8 por ciento de los inmigrantes del resto del país que buscan mejores condiciones de vida, de acuerdo con resultados del último censo de población, realizado en 2002.
Alfredo Jam, director de análisis macroeconómico del Ministerio de Economía, explicó al diario isleño que es necesario impulsar el desarrollo local para regular, en cierta medida, los procesos migratorios.
Muchos jóvenes, según el artículo titulado "Desarrollo territorial en Cuba ¿cómo encontrar el equilibrio?" dejan sus poblaciones natales por la falta de desarrollo productivo, o porque su educación, superior a la de sus padres, les genera expectativas que sólo pueden satisfacer en las grandes ciudades, y sobre todo, en la capital.
"No quieren ser ni ingenieros agrónomos ni veterinarios (...) pocos quieren los trabajos que hay: la agricultura, la construcción, porque son sectores que no poseen altos niveles de mecanización ni de tecnología", señaló Jam.
A esta situación, se suma que los capitalinos, aunque estén desempleados, no están dispuestos a realizar algunos trabajos, como el de policías y constructores, puestos laborales que, entonces, deben ser cubiertos por migrantes de otras zonas de la Isla.
"Si no protegiéramos tanto al que no trabaja, estoy seguro de que tendríamos gente (en La Habana) para eso (policías y construcción). Hay que ir tomando medidas que garanticen que la gente viva de su trabajo; premiar el trabajo, lo que significa no premiar el no trabajo", aseveró Jam.
Por otra parte, Juan Carlos Alfonso, director del Centro de Estudios de la Población y Desarrollo, declaró a Juventud Rebelde que, para terminar con el éxodo del campo, es necesario atacar la centralización en la toma de decisiones y promover el desarrollo de iniciativas locales.
En este sentido, Raúl Castro, quien asumió formalmente la Presidencia en febrero, ha anunciado una reforma en la agricultura, para dar a esta actividad más flexibilidad.
La capital, de 2.2 millones de habitantes, es el principal imán para los pobladores, al absorber 40.8 por ciento de los inmigrantes del resto del país que buscan mejores condiciones de vida, de acuerdo con resultados del último censo de población, realizado en 2002.
Alfredo Jam, director de análisis macroeconómico del Ministerio de Economía, explicó al diario isleño que es necesario impulsar el desarrollo local para regular, en cierta medida, los procesos migratorios.
Muchos jóvenes, según el artículo titulado "Desarrollo territorial en Cuba ¿cómo encontrar el equilibrio?" dejan sus poblaciones natales por la falta de desarrollo productivo, o porque su educación, superior a la de sus padres, les genera expectativas que sólo pueden satisfacer en las grandes ciudades, y sobre todo, en la capital.
"No quieren ser ni ingenieros agrónomos ni veterinarios (...) pocos quieren los trabajos que hay: la agricultura, la construcción, porque son sectores que no poseen altos niveles de mecanización ni de tecnología", señaló Jam.
A esta situación, se suma que los capitalinos, aunque estén desempleados, no están dispuestos a realizar algunos trabajos, como el de policías y constructores, puestos laborales que, entonces, deben ser cubiertos por migrantes de otras zonas de la Isla.
"Si no protegiéramos tanto al que no trabaja, estoy seguro de que tendríamos gente (en La Habana) para eso (policías y construcción). Hay que ir tomando medidas que garanticen que la gente viva de su trabajo; premiar el trabajo, lo que significa no premiar el no trabajo", aseveró Jam.
Por otra parte, Juan Carlos Alfonso, director del Centro de Estudios de la Población y Desarrollo, declaró a Juventud Rebelde que, para terminar con el éxodo del campo, es necesario atacar la centralización en la toma de decisiones y promover el desarrollo de iniciativas locales.
En este sentido, Raúl Castro, quien asumió formalmente la Presidencia en febrero, ha anunciado una reforma en la agricultura, para dar a esta actividad más flexibilidad.
AFP, Notimex, Reforma, 30 de junio.
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