Sangre, sudor y mohína, por el Hoyo de Dona

La cuestión de hoy es crucial: saber qué onda con el Hoyo de Dona, el legado de hidrocarburos de las aguas profundas del golfo de México, el “tesoro” de la publicidad oficial, cuya explotación es el gran motivo admitido de que el presidente Felipe Calderón haya iniciado la reforma petrolera, que ya le cuesta a la bancada panista gotitas de sangre, sudor y muina.

Han transcurrido casi 50 horas-silla, de debate petrolero, que en sus primeras reuniones encendía los ánimos nacionalistas o modernistas con sudor de adrenalina.

En los primeros debates, los políticos se apretujaban en los lugares disponibles del patio del Senado, que era el marco de la foto con la historia, mientras doctores en muchas disciplinas daban luz al ansia de cambio.

Esta mañana las cosas son diferentes. Los expertos invitados a hablar sobre yacimientos transfronterizos son los primeros en llegar. Los anfitriones se hacen esperar; se dicta un formato recortado, porque seis horas de bla-bla-bla, alcanza grado de manda. Que no sean más de cinco horas.

Como sea, el octavo debate de la serie que fue antecedida por tomas de tribuna y protestas en las calles, es de primera. Sí, de primera fila de legisladores, porque en la segunda nada más está la diputada Beatriz Pagés.

El anticlímax lo superan los expertos con sus blasones académicos. Dictan cátedra más allá de consignas y spots. Pero no faltan los que expresan su credo zocalero, diría Gustavo Madero. Libre expresión, reviran.

Lourdes Melgar Palacios abre el panorama. Expone el abecé del Hoyo de Dona. Joven, inquieta y ejecutiva, como que nació para exponer esta mañana en el tema fundamental: sabe de energía, es doctora en Economía Política, tiene estudios diplomáticos. En el sexenio de Ernesto Zedillo encabezó al grupo técnico que negoció con Estados Unidos los límites de la plataforma continental en el golfo de México. Lamenta que el país cayó en la inacción en lo que va de la década “por falta de consensos políticos”.

El ausentismo de legisladores, hábito del Congreso federal, causa la formación de un “hoyo de dona” en el patio de las confrontaciones.

Ese vacío se llena con la capacidad de la joven Lourdes, así como de Gustavo Iruegas (38 años de diplomacia), Adán Ernesto Oviedo Pérez (geólogo del posgrado del IPN); Miguel Ángel González Félix (embajador que coordinó la delimitación del polígono occidental del golfo de México).

El yacimiento de sapiencia no se acaba: participan Fabio Barbosa (economista de la UNAM, estudioso de las aguas profundas); Néstor Martínez Romero (presidente del Colegio de Ingenieros Petroleros de México); Alberto Székely (embajador con doctorados en Derecho) y David Enríquez (doctor en Derecho Marítimo).

Las voces de la ciencia, diplomacia, derecho, expresadas esta mañana se registran en video, en el canal del Congreso. Los especialistas rebasan a sus oyentes, los senadores y diputados, extraños al tema petrolero. Ya ni escriben apuntes. Adoptan poses como de día de sesión, charlan por teléfono, despachan sus pendientes. Sólo esperan el desenlace a la interrogante: ¿hay o no hay tesoro a extraer? “Es un mito”, les dicen; otros les advierten: “El efecto popote es muy probable”. ¡Es un fantasma!, revira Pablo Gómez (PRD) en un arrebato de gritos.

La mañana y la tarde es de viva discusión. Resaltan criterios de seguridad nacional, sospechas sobre lo negociado en el Hoyo de Dona, lo cual enfada a Rosario Green; “no hay gato encerrado”, defienden otros; ¿cuál negociación, si Estados Unidos se retiró entonces?, contestan.

Agoniza el debate cuando la senadora Rosario Green (PRI) defiende su negociación del Hoyo de Dona, y con la contrariedad poco disimulada se retira del patio anémico de legisladores. El diputado Juan José Rodríguez Prats (PAN) refleja el sentir de su escuadrón de resistencia: “¡Qué complacientes cuando estamos en el poder; que intransigentes, en la oposición! ¡Ojalá que haya virtud política!”
Juan Arvizu Arrioja, El Universal, 6 de junio.

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