'Emilio ha sido el más malito'

GUADALAJARA.-Sin aspavientos y con la serenidad de alguien a quien el tiempo nunca le ha generado angustias ni apremios, don Gabriel Covarrubias Ibarra toma parsimoniosamente entre sus dedos uno de los varios cigarrillos que ha paladeado en el transcurso de la tarde y juzga sin rodeos que Jalisco no ganó con la alternancia, porque los Gobiernos panistas no han dado buenos resultados.

Covarrubias Ibarra se retiró del servicio público en el 2000, después de ser Tesorero del Estado, Presidente Municipal de Guadalajara, Diputado local y Senador. Nació el 3 de julio de 1930, y dice, inspirado en su sentido práctico de contador público egresado de la Universidad de Guadalajara, que después de haber cumplido los 80 años de edad ya está viviendo con superávit.

Sin rodeos juzga que los Presidentes Municipales de Guadalajara de origen priista Arnulfo Villaseñor Saavedra, Eugenio Ruiz Orozco y él, fueron mejores que sus relevos del PAN, porque actuaron con más responsabilidad y vocación de servicio, cuidaron mejor los recursos públicos y no dejaron endeudada a la ciudad. Critica de los nuevos políticos su frivolidad y desmedida ambición.

Juzga con severidad al panista Emilio González: "Ha sido el más malito, porque su egoísmo, su protagonismo le perjudican. Quiere estar en todo y para todo, y ser el primer actor. Desde la gubernatura hay que ser prudente y discreto y dedicarse a trabajar. Con todo respeto lo digo".

En su época de servidor público, por su educación, pulcritud y decencia, y por su origen empresarial, llegó a ser considerado el priista más panista. Es parte de la memoria viva de Jalisco que es importante rescatar, en una galería obligada de nombres y hombres que tienen algún significado para nuestra comunidad.

 
 
PRIMEROS PASOS
 
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de su participación en el servicio público?

Una mañana, y lo recuerdo por una fecha histórica, el 5 de enero de 1983, el día que nació mi primera nieta, me invitó a través del licenciado Jorge Humberto Chavira Martínez, el entonces Gobernador triunfante, el licenciado Enrique Álvarez del Castillo (periodo 1983-1988), a que colaborara con él en alguna actividad de su Gobierno.

 
Antes de eso ¿a qué se dedicaba usted?

A la construcción, a llevar contabilidades, a administrar parte de los bienes de la familia, a la agricultura y a la ganadería. Y era también consejero de siete instituciones de crédito como el Banco Nacional de Crédito Agrícola, Financiera General, Banco Industrial, Uniones de Crédito.

 
¿A qué cargo lo invitaron?

Me invitaron primero a la Contaduría Mayor de Hacienda (actualmente Auditoría Superior del Estado) del Congreso del Estado, pero tres días antes de tomar posesión de su cargo como Gobernador de Jalisco, el primero de marzo de 1983, don Enrique me notificó que sería Tesorero del Estado.

 
 
AMBICIÓN Y DINERO
 
¿En que son diferentes las administraciones priistas de las panistas?

En todos los sentidos éramos más cuidadosos. Las cosas han cambiado porque la ambición mata al hombre. En la época de don Enrique se hicieron obras muy importantes como los pasos a desnivel por debajo de las vías del ferrocarril; se restauró el nuevo Hospital Civil; se hizo el nuevo hospital dermatológico, y de las obras cumbre, se realizó la Línea 1 del tren eléctrico y la autopista a Manzanillo. Todo sin pedir prestado ni dejar endeudado al Estado, pese a que fue una época turbulenta por la alta inflación y las devaluaciones.

 
¿Cuánto ganaba el Tesorero del Estado en aquella época?

Tengo los recibos, mi sueldo y compensaciones eran como 12 mil pesos al mes, en 1983. Quizá al terminar mi encargo salí con unos 15 mil pesos mensuales. El Gobernador ganaba 30 mil pesos. En aquella época un carro costaba como 15 mil pesos.

 
¿Qué siguió después de la Tesorería?

Vino la Presidencia Municipal de Guadalajara. En septiembre de 1988 me habló mi amigo, Luis Donaldo Colosio, para informarme de mi postulación en su carácter de oficial mayor del CEN del PRI. El licenciado Guillermo Cosío ya era candidato al Gobierno del Estado.

Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994, en Tijuana, durante un mitin de su campaña para la Presidencia.

 
¿Cómo era la Ciudad cuando usted la gobernó?

Estaba en muy buen estado, la recibí económicamente sin deudas, sin existencias en caja, pero sin deudas. Me entregó la Administración el licenciado Eugenio Ruiz Orozco. La Ciudad era más segura, más amable y estaba mejor atendida. Era más bonita por su gente, porque había más cultura, más educación, más respeto, más orden, más limpieza. Mucho más ordenada.

Nosotros manejamos presupuestos en que el 60 por ciento era gasto corriente y el 40 por ciento era gasto de inversión. Por eso estuvimos en condiciones de hacer media docena de mercados, tres unidades deportivas, un museo de la Ciudad, millones de metros cuadrados de pavimentos, colectores, obras de infraestructura muy importantes y todo sin pedir prestado y sin endeudar a la Ciudad.

 
¿Se justifica que los servidores públicos ganen salarios tan altos?

Definitivamente no. Cuando yo fui diputado local, hace 15 años, ganábamos con sueldo, despensa y compensaciones, 18 mil pesos mensuales. Ahora los diputados ganan 180 mil pesos, más o menos, es decir, diez veces más.

 
 
TRAGEDIA
 
Cuando Covarrubias Ibarra terminó su periodo en la Alcaldía tapatía le encomendaron encabezar el patronato de reconstrucción de la zona devastada por las explosiones del 22 de abril de 1992, que dañaron casi 14 kilómetros de colectores y calles en el Sector Reforma.

 
¿Cuál fue la causa de las explosiones?

Fue una combinación de mala suerte y descuidos. Dicen que el día lo mandó el Diablo y la hora Dios. Si acaso no hubiese sido a esa hora y no hubiesen sido en vacaciones, habríamos lamentado miles de muertos. No había clases en las escuelas. De la Escuela 20 de Noviembre no quedó nada.

En gran medida la desgracia se derivó de la presencia de gasolina en el drenaje. Que pudo haber sido una fuga en una gasolinera y otra en la planta de La Nogalera. Para la Línea 2 del tren eléctrico se construyó un si fón a la altura de la Calzada, que permitía fluir el agua, pero no evitaba la acumulación de gases.

Como en esos días había muy poca gente en la Ciudad, circulaba poca agua y se acumulaba más gas. Salía el agua, pero no salía el gas. Eso es lo que me platicaron y lo que leí en un informe de Pemex.

 
Después del patronato ¿a dónde se fue?

De 1995 a 1997 me fui al Congreso del Estado, a la 54 Legislatura, a invitación del licenciado Ruiz Orozco (candidato a la gubernatura en los comicios del 12 de febrero de 1995), donde estaban Arnulfo Villaseñor Saavedra y Reyes Rodolfo Flores Zaragoza. Ese trío, en aquella época, sumábamos 200 años de edad, pero de cargos públicos sumábamos como 80 años.

 
 
CAMBIO DE RUMBO
 
El domingo 12 de febrero de 1995, cambió el rumbo de la historia en Jalisco. En los comicios por la gubernatura, el panista Alberto Cárdenas venció al priista Eugenio Ruiz Orozco.

Covarrubias interpreta que la derrota se derivó de que el pueblo estaba cansado del PRI, porque el poder gasta y desgasta. También influyó el error de diciembre de 1994, que causó graves problemas económicos.

Está convencido que si las elecciones hubiesen sido la primera semana de diciembre, como siempre se habían realizado, Eugenio habría ganado. Reitera que Cárdenas llegó a Gobernador por la frustración de la gente debido a la crisis, influyó también el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y las explosiones del 22 de abril de 1992.

 
¿Ganó Jalisco con la alternancia don Gabriel?

No creo, porque no dio resultados. A los Gobiernos panistas les ha faltado proyecto, inteligencia y en lugar de asumirse como gente en el poder, siguen comportándose como Oposición. A los panistas los perdió la ambición, porque el que nada tiene y se vuelve rico, loco se quiere volver.

 
¿Cuál es su opinión sobre la actuación de los tres Gobiernos panistas del Estado?

Alberto fue un hombre de suerte y lo sigue siendo. Bien intencionado y con carisma, sin experiencia, pero es un personaje importante para Jalisco. Ramírez Acuña es mi amigo. Hizo un buen Gobierno, creo que de los tres ha sido el mejor.

Covarrubias Ibarra fue electo senador para un periodo de tres años, de 1997 a 2000 y llegó respaldado por el PAN.

 
 
SUSPIRANTES
 
¿Quiénes son los políticos que podrían encauzar mejor el futuro de Jalisco?

Yo pienso primero en Arturo Zamora, por su experiencia y capacidad. Es un hombre preparado y valiente. Para Guadalajara pienso en Salvador Caro Cabrera, quien ha madurado mucho, tiene la experiencia de haber estado en los tres niveles de Gobierno. Y está Rocío Corona, que tiene una gran experiencia y el doctor Leobardo Alcalá.

Para la gubernatura está también el Presidente Municipal de Guadalajara, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz.


Pedro Mellano, Reforma, 3 de enero.

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