Tras el triunfo, se desbordó la cargada en favor de Mancera


Apenas y pisó el Salón Diego Rivera del Hotel Marriott Reforma, el ex procurador Miguel Ángel Mancera fue embestido por fotógrafos y amigos que, sin conocer los resultados de la encuesta para definir al candidato a la jefatura de Gobierno del DF por el PRD, ya lo abrazaban y le hacían fiesta.

“¡Mira, mira, ahí está, ya llegó! ¡Hey, hey una foto para acá. No, no para este lado! Hey, háganse a un lado por favor, estamos trabajando, ¡como una chingada, quítense!”, era lo que se escuchaba en el lugar.

Es más, su tardanza de 30 minutos no fue castigada por el atestado escenario. Había reporteros, invitados y simpatizantes perredistas.

Lo que sucedió ayer fue la crónica de una candidatura anunciada.

Por eso, Alejandra Barrales, su más cercana perseguidora en los resultados, no asistió al evento; de ella sólo quedo el nombre en una hoja blanca sobre la mesa donde se informaron los resultados.

Mancera obtuvo la mayoría de las preferencias electorales en las encuestas de Covarrubias, Buendía & Laredo y Nodo.

Por eso hizo suya la velada…

A su llegada, cerca de 50 fotógrafos lo esperaban ansiosos, y sus acompañantes empezaban a repartir empujones y dedicar maldiciones a los que cumplían con su trabajo.

Cuando subió al presídium, rápidamente se acercó a Joel Ortega para saludarlo; lo mismo hizo con Martí Batres y Gerardo Fernández Noroña.

Después intentó disimular su alegría, ya que desde dos horas y media antes ya sabía que era el triunfador.

El ex abogado de la ciudad ya no le ponía atención a lo que decían los representantes de las encuestadoras. Lo que sí escuchó fue lo que dijeron sus compañeros aspirantes.

Todos: Joel Ortega, Martí Batres y Gerardo Fernández Noroña coincidieron en que lo apoyarían y que no iban a ser motivo de una división en su partido.

Luego de unos minutos y uno que otro discurso, Mancera se apoderó del micrófono.

Dijo que será garante de la unidad del Movimiento Progresista.

Agradeció a sus compañeros competidores, a Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubon, por su ejemplo.

“Y a los capitalinos la confianza depositada en este ejercicio democrático y de apertura al movimiento progresista”.

Por último, se comprometió a trabajar por el bien de la izquierda progresista, moderna, con valores democráticos, con inclusión social, por el respeto a las minorías, por la equidad de género, por derechos humanos.

Después, sólo hubo flashazos, entrevistas y besos.

Mancera fue felicitado por todo el que se topaba en su camino, desde el primer piso del hotel hasta Paseo de la Reforma.

Incluso fue confundido con un artista.

La salida del virtual candidato fue aderezada por cuando menos una docena de curiosos que se incrementaba a medida que los flashes de las cámaras apuntaban hacia su rostro.

“No seas güey, ése no es artista”, decía un transeúnte a su despistado compañero que estiraba el pescuezo para alcanzar a ver algo.

Mientras un auto Honda color blanco se estacionó sobre la ciclovía, sin que ninguna autoridad se lo impidiera. “Quítense, cabrones”, gritaban los ciclistas, quienes tenían que subirse a la banqueta o invadir el carril vehicular.

Mancera subió al vehículo, no sin antes volver a posar para las lentes y levantar el pulgar en señal de victoria.

Alejandro Cedillo Cano, La Crónica, 20 de enero.

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