'Una despensa no quita la dignidad'

AMEALCO.- Lucía Hernández gastó el dinero de las tortillas y el frijol de ayer para viajar una hora y media y escuchar a Andrés Manuel López Obrador; pero también, reconoce, con la ilusión de que le dieran una despensa.

La indígena otomí de 65 años se encontró en la explanada municipal con otros 60 vecinos que, imagina, al igual que ella buscan al menos una esperanza de que su situación de pobreza cambiará este año.

El panorama en las escalinatas de la plaza es de niños desarrapados y adultos mayores con ropa rota y sucia y zapatos destrozados.

Al arrancar el discurso de López Obrador, doña Lucía se desilusionó: el tabasqueño advirtió que él no regalará despensas ni otros beneficios materiales o económicos para ganar votos, pues eso significa, para quien las da y quien las recibe, perder la dignidad.

"Él dice que no da nada, pero ya quisiera yo una despensa, una te dura una semana, ellos no piensan que eso ayuda, sí tiene razón (con) eso que dice de la dignidad, pero uno no la pierde por recibir una, no vine por eso, pero ya de paso qué bien nos haría una despensa, son 60 pesos que no tengo", dijo la señora.

Ella, su esposo de 78 años y su vecina Francisca no corrieron con la suerte de otros simpatizantes, a quienes el PRD les puso transporte para llegar, por lo que gastó 56 pesos en pasajes.

El precandidato prometió becas, pensiones, bajar la corrupción, salud para todos, e ironizó sobre sus adversarios.

"Al PAN se le acabó la levadura, por eso ya no levanta. El otro es un producto chatarra, yo no lo soy", dijo.


Érika Hernández, Reforma, 12 de enero.

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