Ya hay reforma laboral; falta que la promulguen

Con 99 votos a favor y 28 en contra, el Senado aprobó las reformas a la Ley Federal del Trabajo, las cuales turnó al Ejecutivo federal para su promulgación.

Después de más de dos meses de discusiones, la iniciativa preferente enviada por el presidente Felipe Calderón concluyó ayer el ciclo de modificaciones y adiciones.

Tras la aprobación en lo general de la minuta, los senadores sólo se reservaron dos artículos: el 388 bis y  390, que tienden a obligar a los sindicatos a someter a votación los contratos colectivos y transparentar el uso de los recursos por parte de los mismos. Ambos artículos fueron regresados a la Cámara de Diputados para su posterior revisión y discusión.

Durante la sesión del pleno, a la que sólo faltó un legislador, se discutió y aprobó en cuatro horas y media la minuta devuelta por la Cámara de Diputados  con seis artículos modificados y dos desechados, de los ocho que previamente el Senado  le envió con cambios.

De los seis artículos discutidos ayer, primero  en las comisiones del Trabajo Estudios Legislativos, y luego en el pleno, en cuatro —364 bis, 365 bis, 391 bis y 424 bis, referentes a transparencia y democracia sindical— hubo consenso entre ambas cámaras para sacarlos adelante.

Sin embargo, en dos, 371 y 373, respecto a la democracia sindical, senadores del PRD y PT intentaron modificarlos, por considerar que la colegisladora no los había redactado correctamente y se prestaba a confusiones. El intento no prosperó y fueron aprobados tal como los emitieron los diputados.

Dos artículos más, el 388 bis y el 390, fueron eliminados por los diputados, pero los senadores del PAN, PRD y PT hicieron mayoría para mantener vigente su discusión. Al final fueron devueltos a los diputados para que los analicen en el siguiente periodo de sesiones.

En tribuna, el priista Ernesto Gándara, presidente de la Comisión del Trabajo, señaló que la parte medular de la reforma, que recibió el consentimiento bicameral, “constituye y fortalece el marco jurídico laboral para fomentar la productividad, incrementar la competitividad, incentivar la generación de empleos y potenciar el crecimiento económico”.

El panista Javier lozano, secretario de la misma comisión, lamentó la redacción enviada por los diputados en el artículo 371.

Dijo que “esa ambigüedad en el lenguaje se presta para una serie de interpretaciones”, lo cual obligó a hacer una redacción complementaria en la exposición de motivos “para dejar preciso con todas sus letras que aquí de lo único que estamos hablando es la posibilidad de que los trabajadores, y así se asiente en estatutos, voten para elegir a sus directivas sindicales de manera libre y secreta en todos los casos, aunque puede ser voto  directo o indirecto”.

La perredista Alejandra Barrales, presidenta de la Comisión del Trabajo, dijo que la reforma laboral  “está generando la pérdida de derechos de toda una generación productiva que va a transitar en la inseguridad, en la ocupación temporal y también en el desempleo”. Y lamentó que los diputados del PRI “se encargaron de que los trabajadores no pudieran defenderse, los ataron de manos, cuando suprimieron de esta minuta el artículo 388-bis, y el 390”.

Su correligionario Alejandro Encinas dijo que es la primera vez en México en que “nos enfrentamos a una reforma con un verdadero contenido de clase, donde en aras de mantener un privilegio para unos cuantos se afecta el interés de la mayoría trabajadora del país”.

Una vez votada la reforma laboral en lo general y en lo particular, los senadores se envolvieron en una discusión sobre a qué cámara correspondía enviar al Ejecutivo federal los artículos aprobados para su promulgación.

El presidente del Senado, Ernesto Cordero, puso a consideración del pleno un acuerdo, emitido por la Cámara de Diputados para que  el Senado, en su carácter de cámara revisora, remitiera la reforma al Ejecutivo federal para su sanción, promulgación y publicación del decreto que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo, única y exclusivamente con los artículos aprobados por ambas cámaras del Congreso de la Unión. Así se hizo finalmente.

Blanca Estela Botello, La Cronica, 14 de noviembre.