“Incierto” futuro político de Fidel Castro

La Habana.- Un año y medio después de su última aparición en público, el misterio que rodea el futuro político del convaleciente líder cubano Fidel Castro podría ser despejado a fines de este mes.

¿Dará un paso al costado o continuará en el poder hasta el final?

La Asamblea Nacional, el Parlamento cubano, se reunirá el 24 de febrero para ratificar una lista única de nominados al Consejo de Estado, incluyendo su presidente, cargo que Castro ha ocupado desde 1976.

Castro, que desde que se enfermó hace casi 19 meses sólo ha sido visto en fotos y videos luciendo aún frágil, podría aprovechar la oportunidad para transferir definitivamente el poder a su hermano Raúl, que lo reemplaza interinamente desde julio del 2006.

Observadores de Cuba creen que una transferencia formal del poder es necesaria para respaldar a Raúl Castro, que ha elevado las expectativas de cambios en la ineficiente economía estatal y mejoras en la vida cotidiana de los cubanos.

Sin embargo, no están seguros de que vaya a ocurrir.

“Creo que veremos las mismas caras de siempre en los mismos lugares de siempre”, dijo un embajador europeo.

Según el veterano diplomático, lo más probable es que Castro, de 81 años, sea proclamando otra vez presidente y después ceda nuevamente el poder de forma provisional a Raúl, como hizo el 31 de julio del 2006 tras ser sometido a una operación intestinal de emergencia.

“La reunión parlamentaria del 24 de febrero ofrece a los líderes cubanos la oportunidad perfecta de resolver de una vez por todas el misterio en torno al futuro de Fidel. Sin embargo, no está claro que vayan a hacerlo”, dijo Dan Erikson, un experto en Cuba del Inter-American Dialogue en Washington.

Erikson cree que muchos de los principales líderes de Cuba quisieran una transferencia formal del poder a una generación más joven, mientras Fidel Castro asume un papel más ceremonial.
Castro se ha mantenido presente ante la opinión pública escribiendo grandes cantidades de artículos publicados en los periódicos oficiales y repetidos por radio y televisión.

En diciembre, el comandante sugirió en un texto enviado a la televisión estatal que no pretende aferrarse al poder ni frenar el paso a nuevos líderes.
Pero hasta el momento, tanto él como su hermano Raúl no han dado pistas sobre el futuro, manteniendo la incertidumbre.



Jóvenes frustrados

La jubilación de Castro de la política activa podría cerrar una era iniciada cuando llegó al poder con la revolución de 1959 y transformó a Cuba en un aliado de la Unión Soviética a pocos kilómetros de Estados Unidos en plena Guerra Fría.

Para Andy y Betsy, dos jóvenes actores que hacían “autostop” en el paseo marítimo de La Habana, el papel de Castro en la historia importa poco. Ellos miran hacia el futuro, ansiosos de ver el fin a las restricciones en el acceso a internet y viajes al exterior.

“No es un problema de una persona, sino de todo un sistema. La gente que lo dirige quiere permanecer donde está, de eso viven”, dijo Andy. “Ellos saben que cualquier cambio puede llevar a la caída del sistema”, acotó.

Intelectuales cubanos tienen más esperanzas de que el cambio interno sea posible con Raúl Castro, un general de 76 años que promovió un debate nacional sobre los problemas de Cuba.

“Habrán anuncios importantes sobre la economía en marzo”, dijo un economista que pidió no ser identificado. “Pero primero tiene que haber una definición política”.

Para el embajador europeo, los cambios reales en Cuba sólo ocurrirán cuando la presidencia sea transferida a un líder más joven como el vicepresidente Carlos Lage, el arquitecto de las reformas económicas que abrieron en la década de 1990 las puertas a la inversión extranjera y el turismo.

“Raúl no se moverá mientras Fidel esté ahí. La burocracia política tiene demasiados intereses creados”, dijo.

Los cubanos que creen en el sistema socialista edificado por Castro confían en verlo reaparecer, aunque sea para decir adiós.

Julio, un ex funcionario del Ministerio del Interior, cree que el Comandante será proclamado presidente el 24 de febrero, pero declinará por razones de salud.

“Si Fidel está en condiciones de presentarse en público, él estará ahí, porque será su despedida política”, dijo.

Nota de El Economista, 7 de febrero.


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