Incluso, refirió que en las actuales circunstancias nadie puede asegurar nada respecto a dónde va la reforma del sector. “A mí me gusta la iniciativa, coincido en muchas cosas, pero afirmar que va a pasar es una falta de respeto al proceso que se lleva a cabo en el Senado”, insistió.
Agregó que conoce a Solá y que tiene una buena opinión de él. No obstante, expuso que los señalamientos que pueda tener un observador externo, si bien son respetables, no reflejan lo que pensamos los mexicanos y lo que está pasando en el país, subrayó.
Presidente de la comisión para la defensa de los periodistas y ex aspirante a la dirigencia nacional del PAN, mencionó que el debate sobre la reforma energética es de una aportación enorme al proceso legislativo, pero depende de los actores políticos y gubernamentales lo que “terminemos haciendo con él. No estoy seguro de cómo va a concluir. Necesitamos mucha madurez todos los participantes para poder cristalizarlo en el mejor de los sentidos para México”, puntualizó.
Gerardo Priego dijo desconocer los términos en que Antonio Solá promueve los programas del gobierno federal ante los empresarios españoles, por lo cual –dijo–, es necesario preguntar a la embajada de México en Madrid por qué está pasando esto y cuáles son las características de la promoción.
El viernes pasado se dio a conocer que el ex publicista de Felipe Calderón durante la campaña presidencial se ha convertido en el operador del mandatario en España, aun por encima de la embajada, lo que es un hecho inusual en la diplomacia mexicana.
Con tal investidura, Solá Reche ha convocado a empresarios de su país a participar en reuniones en las que presenta el Programa Nacional de Infraestructura y busca atraer inversiones a México con mensajes como la “casi segura” aprobación de la liberación del sector energético o la “inminente” reforma laboral.
Trascendió que en sus actividades ha contado con el apoyo de la embajada y de Pro México, un organismo que promueve la inversión en territorio nacional.
Cabe destacar que a Solá se le atribuye la campaña de desprestigio y demonización contra Andrés Manuel López Obrador cuando era candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, integrada por PRD, PT y Convergencia.
Georgina Saldierna, La Jornada, 1º de junio.
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