Hugo Chávez inicia el repliegue

BUENOS AIRES.— Acostumbrado como está a vivir la política en términos bélicos y castrenses, el presidente venezolano Hugo Chávez parece obligado a iniciar el repliegue de sus tropas. La sorpresiva marcha atrás de la cuestionada Ley de Inteligencia que los venezolanos con gran tino habían bautizado ya como “la ley Gestapo”, y la forma en que le soltó la mano a las FARC, tan sólo cinco meses después de haber reclamado para ellas su condición de fuerza beligerante, así lo demuestran.

En ambos casos, el origen parece ser el mismo. La serie de cambios políticos que el presidente venezolano está obligado a leer y en la fase de debilitamiento en que ingresó su “revolución” tras la derrota del referéndum de diciembre último.

Los nuevos vientos que corren en Cuba, con los guiños aperturistas del presidente Raúl Castro, el avance de Barack Obama en la carrera hacia la Casa Blanca y su anunciada intención de dialogar con Chávez, representan dos datos de la realidad internacional que el jefe de Estado está obligado a leer. Máxime cuando las encuestas lo muestran cada día un poco más débil desde el traspié electoral de diciembre y, para algunos analistas, por la reciente detención de un militar venezolano en Colombia y, por lo que más pudiera haber en las ya clásicas computadoras de Raúl Reyes.

“Creo que las computadoras capturadas a Reyes hicieron reflexionar al Presidente tanto como la muerte de Tirofijo”, explica el analista Carlos Romero, mientras que su colega Demetrio Boersner sostiene que este repentino cambio con las FARC “se debe a que Chávez se sintió un poco solo y decidió retroceder”.

Pero estas actitudes en el presidente venezolano no son nuevas. En marzo último, en medio de la crisis diplomática entre Colombia, Ecuador y Venezuela que se desató tras el ataque colombiano al campamento de Reyes, Chávez había sorprendido al mundo cuando en la reunión de presidentes de Santo Domingo, y después de fogonear la ruptura de relaciones con Bogotá y hasta de anunciar el envío de tropas a la frontera, fue el primero en abrazarse con Álvaro Uribe Vélez, dar por terminado el conflicto y reanudar relaciones diplomáticas. Quien había quedado colgado de la rama no era otro que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien recién el pasado viernes comenzó a descongelar las relaciones con Colombia.

Más que un cambio de política, de alianzas o de visión del mundo, lo que primó en Chávez a la hora del repliegue fueron los sondeos de opinión. Según Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis, durante el último año la popularidad del mandatario perdió 20 puntos mientras que a las FARC “70% de los venezolanos las rechaza”, de acuerdo con la última encuesta de ese firma.

“Es indudable que Chávez se ha debilitado nacional e internacionalmente e incluso dentro de su propio movimiento”, opinó el ex subsecretario general de Naciones Unidas, Enrique Ter Horst.

De ese debilitamiento interno también da cuenta el sociólogo Tulio Hernández, quien fuera funcionario en el gobierno de Chávez. Para Hernández, el presidente “es un hombre sin estrategia pero es el rey de la táctica, de la que abusa y eso hace que su espacio se reduzca”.

De ahí que estos cambios no permitan avizorar a otro Hugo Chávez, sino al mismo pero debilitado por sus propias contradicciones y sus problemas de estrategia, la que suele ser indispensable para vencer, incluso cuando el manejo de los asuntos del Estado no son tomados como acciones de guerra.
José Vales, corresponsal, El Universal, 11 de junio.

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