Sorpresa por el aumento de los cultivos de coca

Con preocupación, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen presentó ayer su informe anual sobre las áreas de coca cultivadas en la región andina, según el cual en Colombia se dio un incremento de 27 por ciento, equivalente a 21 mil hectáreas.

Desde Viena, Antonio María Costa, director de la UNODC, indicó que el incremento causa sorpresa y shock: “Sorpresa porque se da en el momento en que el gobierno hace los mayores esfuerzos para la erradicación, y shock por la magnitud de los cultivos”.

Y es que el Programa de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la UNODC, que opera en siete países, permitió establecer que más de la mitad de la producción se concentra en 195 municipios de 10 departamentos, y advirtió que “igual que en Afganistán, donde la producción de opio se concentra en las áreas bajo el dominio Talibán, en Colombia los cultivos en las zonas controladas por la guerrilla aumentaron”.

Este incremento, señala el documento, hace que el país siga siendo el mayor cultivador de coca en el mundo, aunque destaca la erradicación manual de 66,805 hectáreas y la aspersión aérea de 153,134 hectáreas.

Pese a los elogios frente a los esfuerzos gubernamentales, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, cuestionó el informe: “Ellos incluyeron unas áreas que antes no habían detectado, tuvieron inclusive un satélite nuevo; tenemos serias dudas y ha habido una discusión enorme sobre la metodología que usaron”.

Para la UNODC, el incremento —el primero desde 2000— puede ser un caso aislado o la respuesta de cultivadores y narcotraficantes a los controles ejercidos por las autoridades. Una prueba de ello es que los lotes sembrados con coca cada vez están más dispersos en áreas de difícil acceso (montañas, parques naturales) y control, como las zonas de frontera.

El aumento en las áreas sembradas llevó a que se pasara de 67 mil familias cuyos ingresos dependen de la coca a 80 mil. Cada hogar, en promedio, recibe ganancias anuales de 11,675 dólares por participar en las diferentes escalas de la producción.

La otra prueba de que el incremento correspondería a la efectividad de los controles de las autoridades, sería la leve disminución del procesamiento de cocaína que pasó de 610 toneladas en 2006 a 600 en 2007.

Esta interpretación es la misma que da el director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo, quien durante la presentación del informe explicó que los cultivadores tienen que internarse cada vez más en la selva para poder evadir las acciones de erradicación manual y fumigación. Esto dificulta el acceso a los insumos necesarios para el procesamiento de la base de coca, lo que ha llevado a un descenso en la producción de cocaína.

Este bajón en la producción y el aumento en los decomisos, tuvo consecuencias internacionales, porque el precio internacional de la cocaína pasó de 1,762 dólares el kilo en 2006 a 2,198 dólares por kilo, en 2007. Pero no sólo llevó a un aumento en los precios, también se incrementó la producción de cocaína en Bolivia y Perú en 20 toneladas.
Clara Isabel Vélez Rincón, Milenio, 19 de junio.

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