Cuba, cinco años de reformas socialistas

LA HABANA.— Cuba quedó paralizada hace cinco años cuando el secretario de Fidel Castro, Carlos Valenciaga, apareció en la televisión para anunciar que el líder cubano por casi medio siglo había sido sometido a una operación y delegado el gobierno en su hermano Raúl. Washington alentó a los cubanos a rebelarse contra el régimen y el diario oficial Granma respondió que los medios de combate del país estaban listos para defender la revolución. Un lustro después de aquel 31 de julio de 2006, una dramática jornada que abrió interrogantes sobre el futuro de la isla, nada parece haber alterado la vida cotidiana de los cubanos, aunque todos saben que la fecha marcó un antes y un después en la Cuba socialista.

Fidel Castro ejerce su papel de “soldado de las ideas” desde su “trinchera”, la columna periodística Reflexiones, mientras Raúl Castro controla las riendas del poder y lidera un singular proceso de reformas para “actualizar” el modelo socialista de partido único y economía centralizada, vigente desde hace más de medio siglo. Considerado un hombre “pragmático” y “realista”, Raúl Castro ha dicho que no pretende renunciar la socialismo, pero en diciembre advirtió que ya “se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio”, y afirmó que si el país no rectifica y no aplica las reformas económicas que requiere “nos hundimos”.

Las reformas suponen un impulso inédito al “sector no estatal de la economía” y una apertura al trabajo privado para hacer frente a la crisis, aunque los “cambios estructurales y de conceptos” que prometiera en su discurso como presidente interino, el 26 de julio de 2007, no tienen aún efecto visible en los bolsillos de los cubanos. Así, el gobierno está impulsando el trabajo por cuenta propia, anticipándose a un “recorte anunciado” de un millón de puestos de trabajo y la eliminación de subvenciones en el sector estatal. Además, ayer el gobierno levantó la prohibición de venta de electromésticos de alto consumo, vigente desde hace ocho anos, y anunció que flexibilizará su política de créditos para los trabajadores privados, anunció la prensa oficial.

El economista disidente Óscar Manuel Espinosa Chepe, uno de los 75 opositores arrestados en 2003 y liberado en 2004, dijo a DPA que no ha escuchado “mejor diagnóstico de la crisis” que el formulado por Raúl Castro, aunque matizó que los cambios, pese a ser “los más profundos en 52 años”, son “insuficientes” y “llegan tarde”. A decir de Arturo Lopez-Levy, un investigador cubano-americano de la Universidad de Denver, el balance de los cinco años del gobierno de Castro es de “significativo cambio económico”.

Pero a pesar del creciente flujo del turismo internacional y de las remesas provenientes de la emigración, así como de las perspectivas de la exploración petrolera en la zona marítima de la isla, Cuba ve el futuro con preocupación debido a la enfermedad de Hugo Chávez. Cuba, cuya economía tiene una fuerte dependencia del petróleo venezolano y de la pródiga ayuda que le dispensa Chávez, ha vivido como pocos países una crisis tan profunda como la que sufrió tras la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista de Europa del este en los 90. Ya entonces, durante el llamado “periodo especial”, Raúl Castro había mostrado su perfil pragmático al afirmar que “los frijoles son más importantes que los cañones”, aunque el mandatario ha dicho que su política económica se inspira en las ideas de su hermano.

La “transición a una economía socialista de mercado”, como la define Lopez-Levy, no ha tenido un correlato en el campo político. La liberación de los 75 presos de la llamada primavera negra de 2003 se considera un avance en materia de derechos humanos, pero la disidencia sostiene que el gobierno mantiene una dura represión.

Juan Carlos Salazar, EL Universal, 31 de julio.

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