En dos años, 3.2 millones de mexicanos más, a la ruina

Entre 2008 y 2010 se sumaron a la pobreza 3.2 millones de mexicanos, por lo que ahora hay 52 millones (46.2 por ciento) en esa condición, de los cuales 11.7 millones (10.4 por ciento) viven en pobreza extrema, de acuerdo con la medición multidimensional oficial en la materia.

El aumento en el número de pobres se debe a que el país tiene un problema de crecimiento económico y a la crisis. Los sectores urbanos fueron los más afectados, informó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La medición de pobreza multidimensional que el Coneval da a conocer por segunda ocasión contempla en sus estadísticas el acceso de la población al ingreso y a los derechos sociales (o la carencia de éstos) de salud, seguridad social, educación, calidad y espacios en la vivienda, servicios dentro de la misma y alimentación.

Esta metodología establece una línea de bienestar: el costo de la canasta alimentaria y la no alimentaria, el cual en esta ocasión fue fijado en 2 mil 114 pesos al mes en las ciudades y en mil 329 en las áreas rurales.

Cuando los mexicanos se encuentran por debajo de esa línea y además no tienen acceso a tres de esos derechos, viven en pobreza moderada.

Están en pobreza extrema si sus recursos no les alcanzan para adquirir la canasta alimentaria y carecen de más de tres de esos derechos.

El reporte que ayer divulgó el Coneval indica que, de esos seis derechos sociales, la alimentación fue uno de los que tuvieron mayor rezago, ya que actualmente 28 millones de personas sufren de carencias en ese rubro, 4.2 millones más que hace dos años, cuando había 23.8 millones en esta situación.

El ingreso fue el otro rubro en el que hubo una caída importante. Así, el porcentaje de mexicanos que no llegó a la línea de bienestar pasó de 49 a 52, es decir, 57 millones de personas, detalló en conferencia de prensa Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval, al dar a conocer los datos de la medición de la pobreza, luego de que el Inegi presentó hace dos semanas la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares.

Explicó que el porcentaje de mexicanos en pobreza extrema tuvo un ligero decremento –debido al crecimiento poblacional–, al pasar de 10.6 en 2008 a 10.4 en 2010, pero en número de personas se mantuvo en 11.7 millones, el mismo de hace dos años.

Detalló que lo anterior se debe a que la pobreza extrema rural cayó de 26.2 a 23.9 por ciento, pero en las ciudades se incrementó de 5.9 a 6.3 por ciento.

La población más afectada durante estos dos años fue la de las ciudades, por lo cual se explica el cambio de la pobreza en estados que son más urbanos que rurales, agregó.

Los cambios que se dieron, como el aumento de 3.2 millones de pobres, indican que el efecto del ingreso fue mayor que el impacto en la reducción de las carencias en el país, agregó Hernández Licona.

Esta metodología de la pobreza también incluye a la población que no tiene problemas de ingreso, pero es vulnerable porque no tiene acceso a alguno de los derechos sociales.

Así, entre la población vulnerable por carencia social se registró un decremento de 36.2 millones de personas (33 por ciento) a 32.3 millones (28.7).

En este periodo creció la población que cubre todos sus satisfactores, incluido el ingreso, al pasar de 19.7 millones (18 por ciento) a 21.8 millones (21.8 por ciento).

De los derechos sociales que se miden, puntualizó Hernández Licona, se reportaron mejoras en salud, rubro en el que la población sin acceso bajó de 40.8 por ciento a 31.8; en seguridad social pasó de 65 por ciento a 60; en servicios básicos en la vivienda, de 19.2 a 16.5; en calidad y espacios de vivienda, de 17.7 a 15.2, y en rezago educativo, de 21.9 a 20.6 por ciento.

Agustín Escobar, del equipo académico del Coneval, dijo que es momento de evaluar con cuidado si el programa Oportunidades da los resultados que se buscan, para contar con estrategias para la reducción de la pobreza.

En las zonas urbanas la pobreza es moderada, y cuando termine la crisis serán estas poblaciones las que abandonarán más rápido esta condición, consideró por su parte John Scott, del mismo grupo asesor.

Angélica Enciso, La Jornada, 30 de julio.

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