Desampara el INM a ilegales deportados

TIJUANA, BC.- Una vez deportados de Estados Unidos, los migrantes mexicanos están a su suerte.

El Instituto Nacional de Migración (INM), encargado de recibirlos en la frontera, sólo se ocupa de verificar datos y nacionalidad, pero no otorga ningún tipo de apoyo para que los paisanos regreses a sus hogares.

Rolando García, coordinador de Relaciones Internacionales e Interinstitucionales del INM, reconoce que el proceso de repatriación tiene deficiencias.

"Los puntos de internación que tiene México realmente son muy deficientes. Desgraciadamente no hay una adhesión institucionalizada para los migrantes, para los mexicanos repatriados; precisamente es por eso que anunció el Presidente (Felipe) Calderón el inicio del Programa de Repatriación Humana", señala en entrevista.

La falta de apoyo se torna grave si se toma en cuenta que sólo en 2007 fueron repatriados 513 mil 14 mexicanos, es decir, más de mil 400 por día.

México recibe al deportado con dos preguntas: "¿cuántos años tienes?" y "¿de dónde eres?".

"Ahí está el agente federal migratorio en la entrada, va verificando los nombres que les pasaron los estadounidenses. Dice, 'Francisco Jiménez. Pásale. ¿De dónde vienes?, pues de Guanajuato. A ver, perfecto, el que sigue'", relata García.

El instituto no hace contacto con los familiares del deportado, y no se asegura que sea canalizado a algún albergue mientras puede retornar a su lugar de origen. Tampoco les hace examen médico y no les pregunta si fueron víctimas de alguna agresión en EU.

Si el migrante quiere regresar a casa, puede solicitar el apoyo de los Grupos Beta, que otorgan la mitad del costo del boleto de camión. Sin embargo, por lo regular los mexicanos repatriados no llevan dinero, por lo que no pueden acceder a este respaldo. Otros repatriados buscan regresar, pero al vecino país.

Uno de ellos es Crescencio, quien en diciembre pasado fue deportado por la garita Puerta México-San Isidro con un grupo de 20 mexicanos, y actualmente sobrevive en Tijuana.

Este hombre yucateco, de 36 años, explica en entrevista que ya tenía 18 años viviendo en Oakland, California.

"Tengo 18 años ahí. Tengo una vida, mi casa, mi familia, mi mamá, mi niño está yendo a la escuela".

A Crescencio lo deportaron luego de que un policía de origen latino lo detuvo manejando sin licencia de conducir. Esta misma noche hará su tercer intento, en menos de dos meses, para cruzar la frontera.

Ante esta situación, García detalla que en marzo se dará el banderazo de salida del Programa de Repatriación Humana.

"Lo que se pretende es construir una red de recepción humana. Pretendemos ayudar a localizar a los familiares; poder tratar de tener acuerdos locales con el municipio, con el gobierno del estado, con la Secretaría de Salud, para poder quizás ofrecerles una atención médica inmediata", precisa.

Karina Arias, representante de Sin Fronteras, llama a establecer mecanismos de apoyo en la recepción de los migrantes.

"Se olvida que hay una última etapa que es ese retorno; esa recepción que el gobierno mexicano tendría que dar a los migrantes que son repatriados, y que varía tratándose de adultos, de mujeres o de niños; o de personas con necesidades de especial atención, como pueden ser las víctimas de trata, de algún tipo de violencia.

"Lo ideal sería que hubiera un proceso de reinserción, donde se evalúen los casos, se vea si el migrante tiene la opción de entrar a un programa de empleo", dice en entrevista.

Y es que las personas repatriadas, advierte, corren el riesgo de caer en alguna red de tráfico o trata
Nota de Silvia Garduño, enviada, Reforma, 11 de febrero.

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