ELECCIÓN DE CONSEJEROS DEL INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL, SEGUNDA PARTE. 9. EL INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL.

Como se destacó en la Presentación, el Instituto Federal Electoral ocupó el segundo lugar en el número de cometarios, con 101, un 20.52% de los 492 sistematizados. El tema se subdividió en cuatro rubros:
a) La situación actual de los consejeros, doce comentarios, 11.88% de los 101.
b) Andrés Albo, consejero presidente interino, 46 comentarios, 45.54% de los 101.
c) Los escenarios del IFE a corto plazo, 31 comentarios, 30.69% de los 101.
d) Finalmente, los pendientes del IFE, doce comentarios, 3.96% de los 101 sistematizados para este tema.

La situación de los consejeros.
El fuego amigo calienta ya el ambiente para la elección del presidente consejero interino del IFE, que se llevará a cabo el próximo domingo, a más tardar el lunes. La incapacidad de los diputados de alcanzar un acuerdo para iniciar la renovación escalonada del Consejo General, en lugar de cohesionar a los ocho consejeros que aún permanecen en el Instituto, incrementó sus diferencias.
Están divididos a la mitad. Hay dos grupos de cuatro. Entre los más cercanos al presidente consejero —Alejandra Latapí, Teresa González, Andrés Albo y Arturo Sánchez— había quien planteaba renunciar junto con Ugalde. No faltó quien calificó de “indignos” a los consejeros que se negaron a aventar la toalla. Los acusó de cuidar el hueso.
El otro grupo —Lourdes López, Marco Gómez Alcanzar, Virgilio Caballero y Rodrigo Morales— ni siquiera se reunió en privado con Ugalde. Ellos no quieren ni oír que se hable de renuncias. Alegan que sería irresponsable abandonar el IFE cuando, en enero de 2008, hay tareas importantes que cumplir.
Entre los pendientes está la aprobación del presupuesto (casi seis mil millones de pesos), las prerrogativas a los partidos, la definición de los topes de campaña, pero también instrumentar las facultades que otorga al IFE la Ley de Radio y Televisión y seguir el caso de los 281 mil spots no reportados por los partidos.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 15 de diciembre.

Y si el frente externo es complejo, hacia adentro del instituto que encabezaba Luis Carlos Ugalde los problemas se agudizarán una vez que cobren vigencia plena en los próximos días las enmiendas a la ley electoral. Adicionalmente, los asuntos pendientes mantienen a más de uno con insomnio.
Tras anunciar el viernes su retiro, Ugalde llegó el sábado a mediodía a su oficina en mangas de camisa, y ahí estuvo por varias horas, en espera de acuerdos por parte de los restantes ocho consejeros, que estaban reunidos construyendo consensos mínimos antes de pedirle convocar al Consejo General del organismo, para designar a su relevo
Roberto Rock, “Expedientes abiertos”, El Universal, 17 de diciembre.

Más vale tarde que nunca. Con su renuncia, Luis Carlos Ugalde por fin ha dado una muestra de respeto a la legalidad y al estado de derecho. Los ocho consejeros restantes harían bien seguir su ejemplo y de manera voluntaria separarse de sus cargos. Al asirse obstinadamente a sus puestos, violan la Constitución y se colocan de forma peligrosa ante el delito de usurpación de funciones públicas.
Si bien los diputados cometieron una falta al incumplir el artículo cuarto transitorio de la reforma electoral, los consejeros actuales son quienes están a punto de provocar una verdadera crisis política al permanecer en sus puestos más allá del tiempo legalmente establecido. A partir del viernes, 14 de diciembre todas y cada una de sus acciones tienen un estatus jurídico dudoso y podrían ser anuladas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
John Ackerman, La Jornada, 17 de diciembre.

El consejo general del IFE de Ugalde, Andrade, Latapí, Sánchez, Albo, nació con un pecado original del que no supo liberarse. El viernes tuvieron una oportunidad de oro para hacerlo. Pudieron renunciar con el consejero presidente Luis Carlos Ugalde, pero optaron por agarrarse al puesto, la nómina: al falso poder. Pudieron dar una lección a los políticos que los humillaron y humillan, demostrar que tenían dignidad, lavarle la cara y el alma al IFE. En vez de eso, comenzaron a pelearse por las ruinas.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 17 de diciembre.

El momento volvió a evidenciar que los consejeros están divididos en dos bloques: por un lado, Andrés Albo, Arturo Sánchez Gutiérrez, María Teresa González Luna y Alejandra Latapí. Por otro, Rodrigo Morales, Mario Gómez y Virgilio Andrade. Una más, Lourdes López, se ubica en uno u otro grupo, según las circunstancias. El primer bloque ha mostrado ser más institucional y cercano a Ugalde; el segundo busca siempre congraciarse con los partidos políticos. Anoche, en votación dividida, los consejeros eligieron a Andrés Albo para que ocupe la presidencia interina, pero el segundo bloque habría empujado, hasta el último momento, a Rodrigo Morales.
Al nuevo presidente le tocarán varias tareas, graves e inmediatas. La nueva ley electoral le otorga poderes y responsabilidades adicionales, pero apenas en enero afrontará el desafío de decidir si el IFE empuja más el tema de los spots pendientes de aclaración, asunto que el Tribunal Federal Electoral ha venido frenando.
El PRI se halla a sólo tres millones de pesos de violar con sus cuentas los topes de campaña de 2006. Y tiene decenas de miles de spots de los cuales no ha aclarado el origen de recursos. Tiene pues, un pie en una multa que podría superar los 400 millones de pesos y alimentaría nuevamente la polémica
Roberto Rock, “Expedientes abiertos”, El Universal, 17 de diciembre.

Viéndolo bien, no es tan mala idea ir perfilando la onda vacacional. Caído Luis Carlos Ugalde e integrado un IFE sobrepoblado de pitufos (muchos se cuestionan por qué los consejeros no renunciaron cuando tenían la oportunidad histórica de hacerlo con un poquito de dignidad, sobre todo porque había algo más de por medio que la preservación de la integridad y la credibilidad del instituto como ellos adujeron: el sueldo y la celebridad, que visto el nivel de los aguinaldos y la repercusión de sus escándalos, no son poca cosa), ya queda poca diversión en esta patria dedicada a la sobredosis de pavo, sidra santaclós y shopping. A mí ya lo único que me conmueve, además de que Onésimo Cepeda esté contra Góngora Pimentel para encabezar la nueva Banda TimbirIFE (“Porque es amigo de AMLO”. ¿No es luminoso?), es la lista de padrinos mágicos (o pánicos) que engalanarán el bodorrio de uno de los gobernadores más pintorescos y preciosos que se pueden observar en los zoológicos de la real politik, Humberto Moreira, el mismísimo mandatario de Coahuila, de origen salvajemente priista, que baila como pocos el pasito duranguense: Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo y Manlio Fabio Beltrones.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 18 de diciembre.

Paradoja demencial: tanto los que votaron como el pobre en quien recayó el deshonroso nombramiento de “presidente provisional” del Consejo General del IFE, ostentan cargos idénticos al que se dio a sí mismo el principal impulsor de la descalificación y desnaturalización del Instituto: ¡son patito!
Según la ley que impusieron los tres partidos grandulones, los ocho que quedaron en capilla después de la salida (triunfal, gracias al PRD) de Luis Carlos Ugalde… ya no son consejeros.
El viernes los diputados, al violar el transitorio constitucional que ellos mismos engendraron (el medio-embarazo que afirman sus perpetradores no afectó la virginidad de la Ley Fundamental), no sólo debieron remover a tres de los nueve consejeros y nombrar a los sustitutos, sino ratificar de manera escalonada a los que sobrevivieran.
Así pues, como los legisladores no cumplieron con su obligación, los cuates y cuatas que siguen en el IFE dejaron de ser consejeros ciudadanos y se graduaron, ipso facto, de consejeros espurios.
Carlos Marín, “El asalto a la razón”, Milenio, 18 de diciembre.

Soñemos: la diputadiza de la Cámara (muy) Baja, luego de arremeter contra el IFE y de escenificar el papelón de no poder nombrar a otro señor consejero presidente que no fuera Góngora, recibiría un baldazo de agua helada al afrontar la renuncia, en masa, de todos los consejeros. Y nosotros, los ciudadanos, aplaudiríamos frenéticamente, entusiasmados al constatar, por una vez, que en este país hay ciertos límites, ciertas formas, cierto sentido de las cosas, cierta grandeza y un mínimo de dignidad. Pero no. No ocurrió nada. Ahí siguen, los consejeros, pretextando el cumplimiento del deber siendo que el mayor servicio que le podían haber rendido a la Patria —y esta vez lo escribo deliberadamente con mayúscula— era olvidarse de unos papeleos burocráticos que, en estas circunstancias, nos importan un bledo. Esperábamos grandeza y generosidad; recibimos un memorando con el listado de los horarios de entrada y salida…
Román Revueltas Retes, “Interludio”, Milenio, 18 de diciembre.

LOS PEQUEÑOS consejeros electorales del IFE ni para pelearse tuvieron tamaños.
SUPUESTAMENTE ayer iban a explicar públicamente por qué se oponían al nombramiento de Andrés Albo, pero a la mera hora Virgilio Andrade, Marco Antonio Gómez y Rodrigo Morales se echaron para atrás.
POR ESO Lourdes López fue la única que se aventó el numerito de ventilar sus diferencias con el consejero presidente efímero.
F. Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 18 de diciembre.

Entonces, la pelota cayó en la cancha del maltrecho árbitro. Luís Carlos Ugalde acató la separación del cargo estipulada por el articulado transitorio de la reforma constitucional violada por los diputados, pero el resto de los consejeros hizo como que era la Virgen la que les hablaba y se quedaron. Buscaron algún artículo legal aislado para justificar sus actos y nombraron, divididos, un nuevo presidente. Espectáculo más lamentable aún, pues ni siquiera ellos tuvieron la estatura política de acatar el mandato constitucional e irse. La imagen que queda de este IFE es letal para la autonomía y el prestigio largamente construido por la institución. Los consejeros debieron haber devuelto la papa caliente al Congreso, pero parece que el aguinaldo completo y los sueldos de enero y febrero les llamaron más la atención.
Jorge Javier Romero, Crónica, 19 de diciembre.

Ahora ya sabemos que los afines a Ugalde son Teresa González Luna, Arturo Sánchez, Alejandra Latapí y el flamante consejero presidente, Andrés Albo; los disidentes son Lourdes López, Marco Gómez Alcántar y Rodrigo Morales. Virgilio Andrade también forma parte de este grupo pero, por institucionalidad, declinó su candidatura a favor de Albo.
Los rebeldes acusan a Ugalde de haber preparado su relevo privilegiando a su grupo con información, y a Albo de representar los mismos intereses que su antecesor. Y aseguran que fue el propio Ugalde quien propició la división interna y las condiciones adversas que, al final, lo obligaron a renunciar.
Los ugaldistas exculpan a su líder, los partidos chicos están furiosos y los grandes negocian en lo oscurito. ¿Y los ciudadanos?
Maite Reyes Retana, Milenio, 19 de diciembre.

La difícil jornada de finales de 2007 en que se eligió un suplente para Luis Carlos Ugalde como presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral, todavía tendrá importantes repercusiones que dificultarán el proceso de designación de nuevos consejeros.
En particular, en círculos legislativos de oposición se tienen en cuenta los señalamientos de la consejera electoral María de Lourdes del Refugio López sobre la actuación de Ugalde antes, durante y después del proceso electoral de 2006.
Legisladores de oposición están tras los elementos para comprobar que hubo negociaciones “en lo oscuro”, inducidas por el gobierno federal y el PAN para impulsar a Andrés Albo como relevo de Ugalde.
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 9 de enero.

Andrés Albo, consejero presidente interino del IFE.
SIN EMBARGO, la historia ahí no queda. El consejero Andrés Albo Márquez, de quien se dice que es cercano a los panistas, se perfila para ser presidente provisional de ese organismo, ayudado por un cabildero de lujo.
SE TRATA del director del IMSS y ex consejero electoral Juan Molinar Horcasitas, quien, según cuentan, ya convenció a los consejeros Alejandra Latapí, Arturo Sánchez y Teresa González Luna de apoyar a Albo.
CON ESOS tres votos y el suyo, el aspirante contaría con el apoyo de la mitad de los ocho integrantes del consejo, lo que lo coloca a sólo uno de lograr la mitad más uno.
POR CIERTO, dicen que Molinar nunca da un paso sin huarache. Pero quién sabe por qué andarán diciendo eso.
F. Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 15 de diciembre.

Desde la tarde del viernes, la pregunta era la misma: ¿y ahora quién se quedará a ocupar, al menos temporalmente, la plaza de presidente consejero del Instituto Federal Electoral?
Lo cierto es que el viernes, Luis Carlos Ugalde —qué historia— acabó renunciando. Verá: como a él ya le habían dicho y multiamenazado con que lo iban a correr, ya tenía compromisos en Harvard. Decidió no quedarse hasta que le dijeran babai.
En eso estábamos… hasta que, después de nueve horas de estira y afloja entre los consejeros electorales, salió humo blanco de las oficinas centrales del IFE:
Andrés Albo sería el nuevo presidente —interino— del IFE, mientras la Cámara (al regresar de su puente Guadalupe-Reyes-Candelaria) decide quién será (supuestamente) nuevo consejero presidente definitivo.
Durante sábado y domingo se manejaron nombres como el de Arturo Sánchez o bien Rodrigo Morales, pero este último salió a decir que no.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 17 de diciembre.

Diez horas después de estar reunidos, los consejeros electorales del IFE designaron a Andrés Albo como presidente provisional de su Consejo General. No alcanzaron la deseada unanimidad y la votación fue dividida. Albo tuvo el apoyo de Alejandra Latapí, Teresa González, Arturo Sánchez y Rodrigo Morales. Virgilio Andrade, Lourdes López y Marcos Gómez, no lo respaldaron.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 17 de diciembre.

LA ELECCIÓN de Andrés Albo como presidente interino del IFE se convirtió en una auténtica función de lucha libre entre los consejeros electorales. CON TODO y que se trataba de ver quién ocupaba el lugar de Luis Carlos Ugalde sólo de aquí a febrero, los ocho consejeros demostraron estar divididos en dos bandos prácticamente irreconciliables.
DE UN LADO estaban los consejeros Arturo Sánchez, María Teresa González Luna, Alejandra Latapí y el propio Andrés Albo.
EN EL OTRO BANDO se encuentran Marco Antonio Gómez, Rodrigo Morales, Lourdes López y Virgilio Andrade, quien era el candidato de este grupo a ocupar interinamente el lugar que dejó Ugalde.
RESULTA SINTOMÁTICO del mal ambiente que se vive al interior del instituto el hecho de que el primer día de negociaciones se hayan dedicado únicamente a establecer "reglas de convivencia".
COSAS tan elementales como llegar temprano a las juntas, no andar grillando y mantener una actitud de respeto, fue necesario negociarlas dado el crispado entorno que se ha formado... con el apoyo de los partidos políticos.
AL FINAL se decidieron por Albo, aunque no lograron ponerse de acuerdo y sacarlo por consenso, pues la votación fue dividida. ¡Hasta parecen diputados!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 17 de diciembre.

La perturbación ocasionada por los diputados y la ridícula designación de un “mininterino” —esto no pretende calificar a Andrés Albo sino al fugaz y apresurado cargo en sí mismo—, en el Instituto Federal Electoral nada más ha dado lugar a un espacio de reflexión en torno del futuro de esa institución cuya funcionalidad ha quedado lastimada de manera irreversible.
El primer asunto sobre el cual se debería reflexionar es la pérdida de la autonomía (y en otro momento el extravío de la dignidad): la contraloría externa no será sino una espada de Damocles sobre las cabezas de los futuros sucesores de quienes se han dado el dudoso lujo de aceptar gozosamente el crudelísimo juego de la “ruleta rusa”.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 17 de diciembre.

La unanimidad en la designación del presidente provisional del IFE ha sido planteada por los consejeros electorales como la única posibilidad para detener la caída en picada de la credibilidad de esa institución. No se consiguió y es previsible un mayor deterioro.
Hay quienes culpan de ello a la vengativa actitud de los partidos políticos, igual la de los que perdieron y nunca vieron en el IFE a un árbitro imparcial, que la del que ganó y necesitaba ofrecer cabezas para calmar la impugnación opositora a su victoria. El caso es que todos, unánimemente, aprobaron un reforma constitucional en materia electoral que, entre otras cosas, ordena la renovación de las autoridades electorales, como consecuencia de los excesos cometidos por el PAN y el ex presidente Vicente Fox para imponer a Felipe Calderón, quien al cabo de un año no ha podido remontar su ilegitimidad electoral, está inmerso en el pago de los favores políticos recibidos para llegar a Los Pinos y busca cualquier tipo de acuerdo para paliar su debilidad y obtener una plataforma mínima de gobernabilidad
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 17 de diciembre.

Hasta el momento (seguramente será designado hoy) de decidir por Albo, ex consejero vigilante, no se sabían aún —ni se saben— los nombres de los otros dos próximamente defenestrados en el trío cuya primera voz era Luis Carlos Ugalde. Pero faltan el acompañamiento y el requinto. Quienes se van por deficiencias del Consejo, todavía pueden escoger al “interinito”. ¡Vaya!
En este momento vale la pena reflexionar en torno de la actitud de los ocho consejeros restantes. Dos de ellos —cuya suerte ya está echada, aunque ellos mismos la ignoren o simulen no saberla—, se van a ir cuando en febrero se desenmarañe el engrudo, pero aún así participaron en la designación del fugaz habilitado (como en las tropas diezmadas) como si nada ocurriera.
Es una verdadera desfachatez actuar siempre en espera del último guiño de la fortuna como si nada sucediera, como si el despeñamiento desde la cima y el desperfecto de la Cámara de Diputados no fueran algo significativo en la historia de la “democracia” mexicana.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 17 de diciembre.

Guanajuatense, sí, Andrés Albo es académico del ITAM, posgraduado en el extranjero y uno de los consejeros que iniciaron gestión en el Instituto Federal Electoral en 2003, por lo que ya era viejo conocido de sus siete compañeros que ayer, con más inconvenientes personales de lo que parecía, se tomaron nueve horas para designarlo líder interino del descabezado organizador de los comicios
“Frentes políticos”, Excélsior, 17 de diciembre.

No se qué opine usted, pero la verdad Albo se llevará un bonito regalo de navidad-año nuevo. No se puede quejar, ¡se sacó la rifa del tigre!
Hasta la última sesión formal, encabezada por Ugalde, se hablaba de más de 450 quejas y pendientes por resolver, entre ellas, la del PRD en contra del Consejo Coordinador Empresarial por sus spots difundidos en las pasadas elecciones presidenciales en contra de Andrés Manuel López Obrador. Y por supuesto, los 281 mil spots que nadie sabe quién pagó…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 17 de diciembre.

La consejera electoral Lourdes López, al igual que otros dos de sus compañeros, ratifican su negativa de apoyar a Andrés Albo como presidente provisional del IFE, porque representa los mismo intereses que Luis Carlos Ugalde, a quien responsabilizan de haber creado la división y de haber propiciado los hechos que llevaron a su destitución.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 18 de diciembre.

El camino seguido para la designación de Andrés Albo como consejero presidente del IFE demostró la división que existe en el Instituto desde tiempo atrás y que, lamentablemente, se agudizó a partir de la decisión del Congreso de “derrocar” al actual Consejo, en un proceso en el cual se daría de baja en forma progresiva a los distintos consejeros, algunos este año, otros a mediados del siguiente y otros en 2010. Era y es una medida insensata e inútil, que en última instancia repitió los mismos vicios de 2003, cuando fueron designados los actuales consejeros.
Al no poder los diputados concretar el relevo, la crisis fue más evidente que nunca y, con la renuncia de Luis Carlos Ugalde, que mostró una actitud digna y responsable, se mostró la división del IFE, que tiene muchas causas, pero sobre todo está basada en la posición de los consejeros con respecto a las reformas y sus expectativas de quedarse o no en el Instituto. Y ello deviene, por encima de todas las consideraciones, de su relación con los partidos políticos que están negociando los nombramientos y las destituciones.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 18 de diciembre.

En el IFE aseguran que el cambio del interino Andrés Albo, no se hará en febrero, como dicen los diputados.
Que en febrero regresan los legisladores a elegir presidente… si pueden.
Lo dirán López Obrador y el sucesor de Cota, después del 16 de marzo.
Pepe Grillo, Crónica, 18 de diciembre.

Después de ser elegido consejero presidente provisional del IFE, Andrés Albo Márquez ofreció que el instituto no se paralizará y seguirá su marcha normal. El interinato de Albo Márquez se prologará por lo menos hasta febrero, pero podría ser mayor si se mantiene la división entre las principales fuerzas de la Cámara de Diputados
Miguel ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 18 de diciembre.

A la hora de cerrar esta columna no se habían puesto de acuerdo los ocho sobrevivientes/cómplices que a la salida ventajista de Luis Carlos Ugalde peleaban por aprovechar durante unas semanas los despojos de lo que con ellos se convirtió el Instituto del Fraude Electoral. En realidad, ni siquiera es necesario conocer el nombre de quien haya quedado como administrador del fideicomiso de liquidación de la era Ugalde. Cualquiera de los aspirantes al brevísimo e intrascendente relevo es de tan baja monta política, y su historia estará tan em-barrada de 2006 como las de sus colegas, que el circunstancial asomo a la palestra de esos consejeros sombríos sólo sirve para confirmar que en 2003 el PAN y el PRI entregaron el futuro electoral mexicano a personajes de tan pocas luces que obviamente habrían de llegar a las tinieblas actuales.
Por lo pronto, las promesas (desde emitidas, sabidamente falsas) de que el instituto electoral sería encaminado a etapas de mejoría han quedado en tragicómica verborrea: la convocatoria a la “participación” de la sociedad en la elección de nuevos consejeros quedó en farsa sin siquiera ropajes de disimulo; las discusiones entre coordinadores de las bancadas se mostraron como simple ejercicio de tianguis político y, en el colmo de las aberraciones, le fue regalada a Luis Carlos Ugalde, sentenciado a muerte política, una salida que no atenúa ni modifica sus responsabilidades históricas en el fraude de 2006 pero que, cuando menos, le permitió un manejo personal de la crisis y cierto discurso de justificaciones.
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 18 de diciembre.

Mientras que Alejandra Latapí exculpa a Ugalde de todo, porque nada se puede hacer pues el “daño ya está hecho”, la consejera López denuncia que el proceso se ensució de origen, y que lo hizo el mismo árbitro, quien manipuló su renuncia y también al grupo que lo apoya.
Y, nuevamente, Alejandra Latapí se esmeraba en señalar que Albo Márquez se ha dedicado a lograr consensos. El perredista Rafael Hernández denuncia que hubo una ilegalidad de parte del Consejo al no haber hecho públicas las sesiones en donde se pusieron de acuerdo para elegir como presidente a uno de sus compañeros.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 18 de diciembre.

La elección de Andrés Albo Márquez como presidente consejero provisional no resuelve el problema que mantiene al IFE en el limbo desde hace seis meses, gracias al batidillo de los partidos, que decidieron descabezar una de las pocas instituciones que tenía credibilidad y luego no supieron ponerse de acuerdo en nombrar al sucesor de Luis Carlos Ugalde.
Albo no se dirige la palabra con los consejeros electorales Lourdes López, Rodrigo Morales y Marco Gómez. Los tres votaron en su contra por considerar —para decirlo en las palabras de López— que su elección fue “inequitativa y parcial”. Los tres consideran que la decisión fortalece al grupo “hegemónico” de consejeros que tradicionalmente toma las decisiones en el organismo (Alejandra Latapí, Teresa González, Arturo Sánchez y Albo).
“Andrés tiene una pésima relación con María del Carmen Alanís. Fue uno de los que causaron la salida de la ahora magistrada presidenta del TEPJF. El tema no es menor. La relación entre el IFE y el Tribunal debe ser fluida. Trae pleito también con algunos directores y subdirectores de la Junta General Ejecutiva”, nos comentan en el bloque de consejeros antiugalde.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 18 de diciembre.

Lo más lamentable de todo esto es la manifiesta división que priva en el grupo de consejeros electorales. La elección del consejero presidente interino fue literalmente una “cena de negros”. Esta lucha fue sin cuartel y se evidenció que cuando se trata de escalar posiciones, en cuestiones de rangos, salarios y prestaciones no hay unidad. Las prerrogativas que otorgan los dineros públicos son muy antojables y los consejeros mostraron el cobre.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 18 de diciembre.

Virgilio Andrade era el candidato idóneo para el cargo provisional. Es el vínculo entre los dos bloques. Lo aceptan tirios y troyanos. Tiene buenas relaciones con el Tribunal. Públicamente manifestó su respaldo y afecto por Andrés Albo.
El generoso gesto de declinar su postulación por el bloque antiugalde destrabó la votación de 4-4, que hubiese impedido el nombramiento del presidente consejero provisional y provocado una crisis institucional.
Le preguntamos a Virgilio las razones que lo llevaron a declinar a favor de Albo: “Lo fundamental era darse continuidad al órgano de autoridad, más aún cuando se trata de una designación provisional, pero sólidamente relevante”, nos dijo el consejero.
Fue más lejos en su explicación sobre las razones que lo llevaron a no aferrarse a la posibilidad. “Los consejeros no podemos asumir conductas de ese tipo. Hubiese sido absurdo y vergonzoso”, puntualizó.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 18 de diciembre.

Y ahora con ustedes Luis Carlos Ugalde con bigote y más cachetón
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 18 de diciembre.

Instalado en su papel de presidente del IFE, aunque sea en su carácter de interino por 45 días, Andrés Albo Márquez pretende no dejar asuntos pendientes. Pero nos aseguran que pocas iniciativas le serán aprobadas por los demás consejeros, ya que hay tres que están dispuestos a rechazar todas sus propuestas, debido a que no tiene una buena relación con ellos.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 19 de diciembre.

Por cierto, Albo Márquez es licenciado en Ciencias Sociales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, tiene maestría en Ciencias Sociales y Ciencia Política por la Universidad de Syracuse, NY, así como estudios de postgrado por la Universidad George Washington, en Washington, D.C. Hasta octubre del 2003 fue director del Departamento de Estudios Sociopolíticos de Banamex. En 1991 y 1994 fue observador electoral en México en los comicios federales. Fungió como consejero electoral en el Consejo local del Instituto Electoral del Distrito Federal en 1997, 2000 y 2003. También ha sido profesor por asignatura del ITAM y de la Universidad Iberoamericana. Qué ironía, ni con mi mejor intuición femenina hubiera pensado en un escenario como el que se ha dado en el órgano electoral federal.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 19 de diciembre.

El dizque consejero presidente del Instituto Federal Ugaldista (Ifuga), Andrés Oscuro, ha declarado con toda solemnidad que no habrá sorpresas en el breve plazo que estará a cargo del changarro (aunque él hará lo posible por estirar ese periodo)…
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 19 de diciembre.

Por eso molesta cuando a la nueva banda TimbirIFE se le dice que es marca patito (y es que parece que Andrés Albo es como el Duilio Davino electoral), como si antes el FelIFE no hubiera sido similar e intercambiable.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 19 de diciembre.

El patético espectáculo que ofrecieron los consejeros electorales, que cuando tuvieron necesidad de reemplazar a su presidente se interesaron más en dirimir rencillas domésticas que en preocuparse por el IFE, contribuye a explicar algunas de las dificultades que enfrentó Ugalde durante su gestión. Es difícil llegar lejos con la mayor parte de esos consejeros, que no han sido capaces de mirar más allá de la esquina de Tlalpan y Periférico Sur. Andrés Albo, uno de los más rescatables de entre ellos y que en distintas circunstancias ha manifestado prudencia y talento, quedó provisionalmente a cargo de la presidencia.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 20 de diciembre.

Andrés Albo, presidente consejero provisional del IFE, tiene amarradas las manos. Los diputados le mandaron un mensaje en el que le prohíben hacer nombramientos. “No tiene facultades ni para cambiar a los afanadores. Si lo hace, provocaría una auténtica cena de negros y nos obligaría a partirle la madre, su cabeza rodaría por el Periférico”, dijo a este espacio una fuente parlamentaria.
Al IFE, cuya autonomía está seriamente amenazada, lo van a mantener paralizado. La estrategia consiste en no publicar el Cofipe sino hasta finales de enero, cuando la decisión sobre el sucesor de Luis Carlos Ugalde esté por tomarse. Si la ley se promulga, obligaría a los consejeros a actuar y a Albo a tomar decisiones.
Panistas y priistas lo tienen claro. Si para la primera semana de febrero los perredistas se niegan a sumarse al “máximo consenso” —o lo que es lo mismo, el “no” a Góngora— los nombramientos se harán por mayoría. Aseguran que no van a someterse al capricho de un partido —¿o de un caudillo?—, aunque haya riesgos de repetir la historia de 2003, cuando fue nombrado Luis Carlos Ugalde.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 20 de diciembre.

En mi opinión, y a partir de un conocimiento personal de varios años, Andrés Albo presidente provisional es un hombre recto y congruente con sus convicciones (se esté o no de acuerdo con ellas). Hay al menos una anécdota muy ilustrativa de ello, ocurrida durante la elección. Siendo observador informal del cómputo oficial del IFE en el Distrito 23 del DF, me percaté de la reticencia de los representantes panistas a que se abrieran los paquetes cuyas actas registraban inconsistencias y que, por ley, debían haber sido recontadas (según determinó el Tribunal en su primera sentencia sobre la elección). La obstrucción era parte de la estrategia blanquiazul, por temor a que se perdiera la ventaja de su candidato. Los panistas intimidaban a los consejeros distritales bajo amenaza de acusarlos de delito electoral por abrir paquetes “fuera de ley”. Eso, sin que el vocal ejecutivo del IFE, supuesto conocedor de la ley electoral, hiciera ninguna aclaración al respecto. La amenaza empezó a hacer su efecto, pues los consejeros redujeron su disposición a revisar paquetes, pese a detectar enormes inconsistencias en las actas respectivas. Por lo cual busqué y consulté a Albo sobre lo que ocurría, y me respondió que los consejos distritales estaban en absoluta libertad de abrir todos los paquetes que registraran inconsistencias. Así lo comuniqué en un receso a algunos de los consejeros distritales, lo que se tradujo en que ese Distrito fuera el segundo en que más paquetes se abrieron (70), considerando que, por ejemplo, en 22 distritos no se abrió ni uno solo, y en 160 de los 300, se abrieron cinco paquetes o menos (el promedio de actas inconsistentes, por distrito, fue de 220). En otras palabras, Albo no respaldó la instrucción que dio Ugalde a la estructura del IFE, en el sentido de entorpecer la apertura de paquetes con inconsistencias, según lo ordenaba el Cofipe
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 21 de diciembre.

Albo es cercano al calderonismo, razón fundamental por la cual llegó al Consejo, pues recordemos que era el equipo de Calderón en el Congreso el que tenía en sus manos esa decisión, por parte del PAN, en 2003. Albo es parte del grupo afín al hoy cesado presidente, lo que para muchos es motivo de sospecha, pues la fama de su antecesor no quedó muy limpia que digamos (salvo para los consorcios mediáticos, que lo alaban). Y, por lo que ahora sabemos, la mala imagen de Ugalde no existe sólo entre la opinión pública (o en aquel segmento, nada pequeño, que cree que Ugalde no fue imparcial), sino también en algunos de sus ex compañeros en el Consejo del IFE. Al menos así lo señaló la consejera Lourdes López al explicar su voto en contra de Albo, acusando a Ugalde justo de jugar sucio en ese proceso, de incurrir en vicios semejantes a aquellos por los que fue denunciado al manejar la elección presidencial: “Luis Carlos Ugalde, antes de irse, mantuvo el trato preferencial con sus afines, les brindó información, manipuló los tiempos y la difusión de su renuncia” (17/Dic/07)
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 21 de diciembre.

Y es precisamente en la bancada del PRI en el Senado en donde se tiene la convicción de que cuando la Cámara de Diputados elija al nuevo presidente del IFE, el actual presidente interino, Andrés Albo Márquez, debe salir del Consejo General.
El artículo cuarto transitorio de la reforma constitucional en materia electoral señala textualmente: “Los consejeros electorales y el consejero presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral en funciones a la entrada en vigor del presente decreto, continuarán en sus cargos hasta en tanto la Cámara de Diputados da cumplimiento a lo dispuesto en el presente Artículo”.
Este párrafo del transitorio estaba dedicado a la destitución de Luis Carlos Ugalde, pero como éste decidió renunciar en el plazo señalado por la misma reforma, quien estará en el cargo de presidente del Consejo General en el momento de la elección del nuevo titular, será Andrés Albo.
José Contreras, “Expediente político”, Crónica, 22 de diciembre.

Los diputados que no pudieron ponerse de acuerdo para elegir nuevo presidente del IFE y en tal circunstancia echaron mano de un artículo transitorio confeccionado para otro fin —precisar el destino de los consejeros en funciones— se hallan ahora en un berenjenal.
¿Se irá a casa Andrés Albo al terminar su gestión de mes y medio, puesto que la convocatoria ordena cambiar el “presidente”? ¿Será considerado sólo encargado de despacho? Y en esta hipótesis, ¿serán electos únicamente los dos consejeros que establece la ley, o un total de tres para cubrir la eventual vacante de Albo? ¿Pasarán los diputados por encima de la convocatoria o la modificarán para ajustarla a sus necesidades? ¿Acabarán despidiendo a cuatro consejeros, es decir dos presidentes y dos consejeros? Un galimatías.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 22 de diciembre.

En el PAN consideran que Albo no debe salir del Consejo General, sólo de la presidencia del mismo, y que en febrero, cuando sea electo el nuevo presidente, Albo debe regresar a su carácter de consejero electoral, pues sólo cubre un interinato.
Sin embargo, ni el cuarto transitorio de la reforma constitucional ni el nuevo Cofipe contemplan la figura de “presidente interino” del Consejo General del IFE.
El tan traído y llevado transitorio dice claramente que quien ocupe el cargo de presidente —sin especificar si es interino o no— debe separarse de él cuando la Cámara de Diputados elija al nuevo.
Si se aplica literalmente este párrafo, Andrés Albo sería ya de manera automática uno de los tres primeros consejeros que serán destituidos presumiblemente en febrero.
El otro, que renunció antes de que se concretara su destitución, es Luis Carlos Ugalde y los diputados únicamente tendrían que ponerse de acuerdo en cuál será la tercera cabeza cercenada.
Pero el asunto no es tan sencillo. El PAN no permitirá que Andrés Albo sea destituido, porque fue impulsado al interinato desde este partido e incluso desde la Presidencia de la República.
El director general del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, ex consejero ciudadano, ex diputado federal del PAN y funcionario público en los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón, fungió como operador para convencer a los consejeros de que eligieran a Andrés Albo como el presidente interino, lo que aceptó la mayoría.
José Contreras, “Expediente político”, Crónica, 22 de diciembre.

¿Por qué tanto interés en nombrar a un interino que sólo durará dos meses en el cargo? ¿Por qué tanta grilla al grado de que el Consejo General se haya partido en dos, por un simple e incierto interinato?
La respuesta es que el interino puede tomar decisiones importantes en este breve lapso, como los nombramientos que ordena el nuevo Cofipe: el presidente del Comité de Radio y Televisión y el presidente del Comité de Fiscalización, entre otros.
Fuentes de alto nivel del Senado aseguraron que Andrés Albo tiene —o tenía— la intención de citar a sesión de Consejo General en estos últimos día del año para decidir la quema de las boletas electorales.
Es una decisión más política que jurídica pero la ley le permite a Albo convocar a sesión de Consejo y someter a votación la quema de las boletas, lo cual lograría exactamente con la misma mayoría que lo llevó al interinato.
Lo relacionado con las decisiones relevantes que Albo pudiera tomar aún está por verse, pero es un hecho que su permanencia en el cargo de consejero electoral abrirá un nuevo campo de discusión entre los coordinadores parlamentarios de las dos cámaras del Congreso.
José Contreras, “Expediente político”, Crónica, 22 de diciembre.

Otra de las consecuencias de este aplazamiento tuvo lugar en el seno mismo del Consejo General, donde la división de los consejeros no se hizo esperar. Ante el vacío que provocó la renuncia de Ugalde, se decantaron dos bloques: por un lado, Teresa González Luna, Arturo Sánchez y Alejandra Latapí, y por otro, Marco Gómez Alcántar, Rodrigo Morales y Lourdes López.
Los primeros siguen las huellas dejadas por Ugalde en el sentido de una posición crítica hacia lo partidos políticos, lo cual es importante porque no hay que olvidar la pendiente resolución sobre los famosos 281 mil spots que no fueron comprobados por los partidos políticos y que casualmente el actual presidente provisional, anteriormente en funciones como presidente de la Comisión de Fiscalización, se apresuró a confirmar que: “A la fecha entran en una cláusula suspensiva… [y] Probablemente esa información no la podremos utilizar y quedará sencillamente como un testimonio de la investigación que no fue concluida”.
Manuel Gómez Granados, Crónica, 23 de diciembre.

Esta situación de división desembocó en la conflictiva elección del ahora presidente provisional, ya que se requirió la declinación de uno de los candidatos para destrabar el proceso.
Pero si este aplazamiento tendrá consecuencias en términos de la imparcialidad y la cohesión del Consejo General, también tendrá consecuencias que afecten la legalidad de su constitución, ya que los diputados desacataron el mandato que ellos mismos establecieron en la reforma constitucional, violando el artículo transitorio que hace referencia a lo que establece el 41 de la Constitución (Párrafo 3 de la base V): “… en un plazo no mayor a 30 días naturales contados a partir de la entrada en vigor del presente Decreto, la Cámara de Diputados procederá a integrar el Consejo General del Instituto Federal Electoral…”, y ese plazo venció el pasado 13 de diciembre.
Si en el pasado los partidos exigían a Luis Carlos Ugalde que actuara como árbitro imparcial, ahora el IFE quedará a los ojos de los ciudadanos como un árbitro que se vendió al mejor postor, sujeto a los vaivenes de los diputados y los partidos “grandes”.
Y como en el mito de Sísifo, otra vez habrá que elevar la piedra de la confianza ciudadana a la cima, pero ahora con el escepticismo en contra y con un desencanto creciente de la política y de los políticos.
Manuel Gómez Granados, Crónica, 23 de diciembre.

Lo interesante ya no es lo que escriba éste o aquel analista sobre la gestión de Ugalde, lo interesante es lo dicho por la consejera Lourdes López sobre ese particular. En la sesión extraordinaria del pasado domingo 16, en que se eligió a Andrés Albo como presidente provisional del IFE, Lourdes López señaló:
"El pecado de este Consejo General no es su origen sino su división, el pecado de este Consejo General fue haber consentido la consolidación de un grupo que votó decisiones en bloque y que fue intermitentemente acompañado por el resto de los Consejeros Electorales y que fue generando una dinámica de decisión que generó las percepciones que ahora se tienen sobre la autoridad electoral, particularmente en las decisiones polémicas, complejas, inéditas, difíciles como fueron aquellos asuntos de la propaganda negativa o el abordaje del Consejo Coordinador Empresarial, sólo por mencionar algunos".
Luego, agregó: "Por acción, por omisión o por intransigentes hemos traído al Instituto a la circunstancia que hoy vive; pero, sobre todo, nuestro gran error es no haber podido construir una visión conjunta sobre la conducción institucional".
En ese punto, reseñó cómo el propio Luis Carlos Ugalde cargó los dados, antes de irse, a favor de Andrés Albo y añadió la siguiente expresión:
"Con su última actuación, Luis Carlos Ugalde confirmó su estilo de arbitrar y contaminó esta designación, propiciando y consintiendo un proceso inequitativo, tan sólo en términos de información. Por eso se dice lo que se dice de nosotros, me consta que en esta decisión hubo un competidor con ventajas y otro, por ende, con desventajas".
Si dentro del mismo consejo del IFE así hay quienes perciben la actuación de Luis Carlos Ugalde, ¿cómo pretende el hoy ex presidente que se le perciba fuera?
René Delgado, “Sobreaviso”, Reforma, 29 de diciembre.

En el batidillo que hicieron senadores y diputados en el IFE, el presidente consejero renunció y hay un interino.
Pero hay otros dos consejeros que ya no lo son.
Ellos no lo saben, son dos de los ocho que quedan.
Pero como el IFE no se va de vacaciones y los ocho siguen trabajando ¿es legal lo que hagan esos dos?
¿Tendrán valor los acuerdos que lleven sus votos?
Pepe Grillo, Crónica, 30 de diciembre.

En el IFE se insiste en que, con su última actuación, Luis Carlos Ugalde confirmó su perversidad, en la conducción del Instituto, pero también en la manera como arbitró el juego electoral, que a nadie convenció.
Antes de irse, mantuvo el trato preferencial hacia los consejeros que le eran afines, les proporcionó información, manipuló los tiempos y la difusión de su renuncia no tuvo la mínima intención de ocultar su preferencia por Andrés Albo, e incluso sugerir la posibilidad de un pacto con Los Pinos.
Y para cuando algunos consejeros se dieron cuenta, otros ya se habían hecho cargo. Según ha denunciado María de Lourdes López, quien no solamente les reprochó a sus compañeros las complicidades con Luis Carlos, también les recordó que “a la esposa del César no le basta con ser honrada, tiene que parecerlo”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 7 de enero.

El 17 de diciembre pasado renunció Luis Carlos Ugalde a la presidencia del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), desatando con ello una lucha intestina dentro del propio IFE que se había mantenido soterrada.
La anunciada salida de Ugalde -magnificada por los errores de los diputados que no pudieron encontrarle sucesor en el plazo fijado por ellos mismos-, descorrió el velo de dichas disputas y dejó entrever la necesidad de renovar completamente el Consejo General, ante la división que sólo confirma el descrédito.
Como usted sabe, Andrés Albo fue designado presidente del IFE por 45 días -en realidad 30 porque 15 fueron vacaciones-, pero en el proceso de "elección" quedó perfectamente definida la existencia de dos bloques: el de Ugalde, que ya había operado el arribo de Albo y el de los otros cuatro, que sea cual fuere la decisión de los diputados, tendrán una estancia de perros en el IFE.
Por ello habría que releer el discurso que en su momento dio la consejera María de Lourdes del Refugio López, quien acusó a Ugalde de brindar un trato preferencial "a sus afines les brindó información, manipuló los tiempos y la difusión, y no tuvo empacho en tratar siquiera de ocultar su preferencia por Andrés Albo".
A ver si los diputados pueden con la división dentro de un Instituto fundamental para la vida del país y que este año deberá preparar las elecciones intermedias que se celebrarán en junio del 2009.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 7 de enero.

El carácter provisional que tiene el consejero presidente —y en general el órgano de dirección— en funciones constituye un interregno institucional cuya consecuencia podría ser el letargo del IFE. No se debe perder de vista que no solamente estamos en espera de que se nombre un consejero presidente, sino además la Cámara de Diputados deberá renovar dos de los asientos de consejeros electorales. Con ese margen de incertidumbre no se puede, con responsabilidad, tomar decisiones que tendrán consecuencias, por ejemplo, en el diseño de la organización de cara a las nuevas funciones constitucionales o en los trabajos previos a la organización del proceso electoral federal 2008-2009.
Visto desde esta perspectiva, el periodo de provisionalidad debe ser reducido al mínimo posible y ello depende de que las fuerzas políticas representadas en la Cámara de Diputados logren un acuerdo, uno más, para coronar el esfuerzo de construcción que han venido realizando durante los meses recientes.
Rodrigo Morales, Excélsior, 8 de enero.

La Junta General Ejecutiva del Instituto Federal Electoral reinició sus trabajos y por primera vez fue presidida por el consejero presidente provisional de ese órgano, Andrés Albo Márquez. La reunión tuvo como finalidad dar curso a diversos asuntos pendientes que deberán ser analizados en el seno del grupo de trabajo o las direcciones ejecutivas que lo conforman con el fin de presentar los proyectos de resolución que deberán ser votados
“Días políticos”, El Economista, 10 de enero.

La "llegada" de Andrés Albo a la presidencia del IFE en sustitución de Ugalde no abona en absoluto nada al orden dentro del Instituto.
Por el contrario, Albo no le dirige la palabra a los cuatro consejeros que votaron en su contra, vamos, ni siquiera a Virgilio Andrade, que fue su contendiente y al final terminó votando por él.
Si bien es cierto que la estructura administrativa del IFE parece trabajar con normalidad, los cambios en el órgano de decisión también ha afectado a la plantilla laboral.
No ha certidumbre sobre el empleo ni sobre los proyectos de mediano plazo, entre ellos la muy importante tarea de preparar las elecciones del 2009, que oficialmente inician el octubre próximo.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 10 de enero.

Las heridas que dejó la elección de Andrés Albo Márquez como consejero presidente interino del IFE no han sanado, y esto hará difícil que el actual consejo pueda avanzar en la construcción de acuerdos, nos explican.
No se digiere en algunas oficinas federales que Luis Carlos Ugalde, el ex presidente del órgano electoral, haya dejado heredero después de escuchar sugerencias en la residencia oficial de Los Pinos, nos aseguran
“Bajo reserva”, El Universal, 10 de enero.

CON TODO y que nomás es interino, el presidente del IFE, Andrés Albo, tendrá que ponerse a trabajar en muchos asuntos permanentes durante la primera reunión del organismo de este 2008, pactada para mañana.
LA TAREA más urgente será adecuar el presupuesto general del instituto, pues los diputados federales le dejaron para este año unos 600 millones de pesos menos que el año pasado.
ACTO SEGUIDO, los consejeros y los representantes de los partidos tendrán que reasignar las comisiones del IFE para rotar las funciones internas y adelantar el rol de trabajo a los relevos pendientes de otros dos consejeros.
YA ENTRADOS en asuntos generales, también se espera que sigan las negociaciones para el enroque de vocales ejecutivos del IFE en los estados, que bastantes problemas ha causado entre los miembros de la estructura al grado de que ya hasta hay amparos contra esta rotación.
F. Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 10 de enero.

El presidente interino del IFE, Andrés Albo, informó que la entrada en vigor de las modificaciones al Cofipe implica modificar 24 reglamentos del instituto en un plazo de 180 días, además de los cambios internos derivados del recorte a su presupuesto decidido por los legisladores federales a finales del año pasado
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 15 de enero.

Ya sienten pasos. A un mes de la renuncia de Luis Carlos Ugalde como presidente del IFE, la división que ya había entre los consejeros electorales se agudizó. Trabajan en dos frentes. Uno está liderado por Andrés Albo, consejero presidente provisional y, el otro, por Lourdes López, simpatizante del PRD. De por sí distanciados, ahora los integrantes del Consejo General tienen más obstáculos para llegar a consensos, ¿o serán síntomas de la neurosis que trae la incertidumbre?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 21 de enero.

Andrés Albo estaba listo para hacer sentir su presencia como presidente interino del Instituto Federal Electoral, aprovechar los 15 días que le quedan al frente del organismo, pero el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación considera inconstitucional los compromisos firmados por los consejeros electorales.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 24 de enero.

Le zumbaron con todo a Andrés Albo, presidente interino del Instituto Federal Electoral, y a lo que queda de sus consejeros. Fue una jornada de palos en el Tribunal Electoral. Los siete magistrados echaron abajo todas las decisiones adoptadas por el Consejo General: el acuerdo de gobernabilidad y las sanciones a diversas agrupaciones políticas nacionales por los informes anuales de gastos en 2006.
La paliza continuó con la revocación de un acuerdo del IFE que establecía las políticas para la elaboración de estudios e investigaciones, y la orden para que don Andrés deje claros los criterios para el escalafón de los empleados del instituto. Los consejeros no la ven llegar
“Bajo reserva”, El Universal, 24 de enero.

Los escenarios del Instituto Federal Electoral.
Este “error de diciembre” tendrá consecuencias. De entrada, el nuevo presidente del IFE, el que encabezará la organización de las elecciones del 2009 y del 2012, será elegido fuera de los tiempos establecidos en la reforma constitucional, por lo que la legalidad de su designación será cuestionable.
El nuevo presidente del IFE tendrá vicios de origen y quedará en una posición de vulnerabilidad ante quienes pretendan torpedearlo cuando el organismo emita resoluciones contrarias a sus intereses.
Habrá quien sostenga que la elección del nuevo presidente del IFE y de dos consejeros electorales más fue poco transparente, pues hasta el momento se desconocen los criterios con los que la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados depuró la lista de candidatos en varias etapas hasta bajarla de 490 a 39.
José Contreras, “Expediente Político”, Crónica, 15 de diciembre.

Ayer los consejeros del IFE perdieron por segunda vez la oportunidad de renunciar en bloque (la primera fue cuando se anunció el cambió de piezas en el instituto), ante la incapacidad de los partidos políticos de ponerse de acuerdo. Entonces, lo único que sucedió es que Luis Carlos Ugalde una vez más se disfrazó de mártir y las bancadas en San Lázaro le regalaron el atuendo
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 15 de diciembre.

Considere ahora la vacante en la Presidencia del IFE que generó la renuncia del viernes 14 de Luis Carlos Ugalde. Desde el punto de vista jurídico hay que preguntarnos: ¿Se trata de una consecuencia directa de la omisión legislativa del jueves 13 de la Cámara de Diputados? ¿Es dicha omisión entonces susceptible de llevarse a tribunales o cuando menos sancionable de alguna manera? Creo que no, en ambos casos.
Desde el punto de vista político, que con frecuencia tiene mucho de sentido común, tengo la impresión que la posposición era necesaria: “Más vale tarde que mal”, diría mi sastre. Además, le aseguro que el IFE no se va a acabar por carecer de titular un par de días. Sin embargo, la imprevista renuncia de Ugalde pone a la Cámara en un atolladero de percepción social y le ha dado a algunos medios el vehículo ideal para emprenderla de nuevo contra partidos y legisladores, que con la reforma electoral les privaron de un negocio de 3,500 millones de dólares anuales.
Tengo para mí que, pensando precisamente en una autoridad electoral reforzada, los diputados prefirieron no sucumbir a las prisas y nos libraron de un desaguisado como el de octubre de 2003, que es el verdadero origen de todo esto. Es decir, creo que la posposición habrá sido en beneficio del IFE. Lo verá Usted en febrero.
Sergio González Muñoz, Crónica, 16 de diciembre.

En cuanto al futuro del IFE, sólo una pregunta: ¿qué se supone debe pasar entre la fecha y febrero para que, entonces sí como hoy no—, los diputados estén en posibilidad de elegir, por consenso, a los consejeros “suplentes”, cuando ni la lista de posibles ni las reglas ni sus intereses partidistas habrán cambiado…?
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 16 de diciembre.

Pero hay más, mucho más. Otros tres consejeros (as) se van a ir en agosto del próximo año, lo cual demuestra la pobre dimensión de sus ambiciones. Ellos para fines prácticos ya no significan nada como todo el Consejo amagado de destitución durante estos largos meses en los cuales ni uno solo tuvo la categoría de irse. Ya no digamos por solidaridad con Ugalde o con la institución; no.
Debieron irse, o al menos quejarse cuando al Consejo se le anunció (¿amenazó?) con una destitución masiva y progresiva, pactada por las fuerzas favorables cuando los pusieron y transgresoras cuando los destituyeron. Hoy no les queda nada; ni la honra.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 17 de diciembre.

Si la salida de Luis Carlos Ugalde del IFE se había convertido en el eje de la recuperación de la dignidad de ese organismo, resultó que la ausencia de un relevo y la renuncia del consejero presidente llevaron al instituto a una severa crisis de existencia.
Luego de la reforma electoral, de los jaloneos partidistas que impidieron nombrar al sucesor de Ugalde y de la ruptura del orden constitucional en materia electoral, la conclusión está a la vista: los partidos políticos reventaron al IFE actual.
Por la mano de los partidos, el IFE ya perdió credibilidad. El próximo consejero presidente no representará a la sociedad y el IFE volverá a ser controlado por los partidos.
Por tanto, el Poder Ejecutivo federal está obligado a retomar la negociación de una nueva reforma electoral que gire en torno a tres criterios básicos: desaparecer el IFE y crear un nuevo organismo electoral, sustituir a todos los consejeros electorales y sacar del IFE las manos de los partidos.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 17 de diciembre.

El fiasco protagonizado por el Congreso, que no pudo ponerse de acuerdo para "palomear" a los primeros tres nuevos integrantes del Instituto Federal Electoral (IFE), por lo que aplazó dicha designación hasta febrero, fue el golpe de gracia contra lo poco que restaba de credibilidad y autonomía del que en algún momento fue considerado el más importante árbitro electoral.
El proceso de demolición del IFE, que de hecho comenzó la noche del 2 de julio de 2006, luego de que su entonces presidente consejero, Luis Carlos Ugalde, no pudo -de acuerdo con lo convenido previamente- dar un ganador de la elección presidencial, ha seguido un camino inexorable en que la institución ha ido cayéndose pedazo a pedazo.
De este modo, el IFE, o los escombros que de él quedan, requiere ya de una reconstrucción total, la cual será difícil que se dé puesto que su carácter ciudadano, si alguna vez lo tuvo, se ha perdido completamente debido a que los nuevos consejeros que lo integren serán, de entrada, rehenes de los partidos políticos.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 17 de diciembre.

Los nuevos consejeros que espero sean electos pronto y con el máximo consenso posible, no tendrán todo el poder, lo tendrán que compartir como en cualquier órgano colegiado, de tal manera que resulta todavía más absurdo que no se logre perfilar una terna digerible para el IFE.
Entiendo y comparto que es mejor esperar para tener consensos que imponer un consejo cojo como sucedió en la última convocatoria, pero es increíble que el espíritu original de la reforma se haya perdido en el último minuto
Leonardo Curzio, El Universal, 17 de diciembre.

Pero la crisis que hoy se vive en el IFE también es consecuencia de la incapacidad de las fracciones parlamentarias de la cámara de Diputados de ponerse de acuerdo en el plazo fijado y vencido el jueves pasado, para designar a un sustituto de Luis Carlos Ugalde. Esa incapacidad los llevó a postergar hasta febrero próximo la designación del presidente del IFE, lo que abrió la posibilidad al defenestrado Ugalde de utilizar el recurso de la renuncia y salir reivindicado, como aseguran sus defensores, que son los mismos que respaldaron las maniobras electorales de 2006 y que pretenden ocultar mediáticamente el hecho de que en realidad fue cesado por su ineptitud o complicidad en la torcida conducción de las elecciones presidenciales de 2006
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 17 de diciembre.

La realidad es que los partidos políticos siempre han tenido mano en la designación de consejeros del IFE, a pesar de que éstos reciban el apelativo de "ciudadanos" y de que algunos de ellos se autoproclamen como "químicamente puros".
Esta situación fue la que marcó -junto con la cerrada elección presidencial de 2006- la suerte de Luis Carlos Ugalde, a quien "le dieron cuello" por haber sido una pieza, según los partidos, de la lideresa nacional del magisterio, Elba Esther Gordillo, quien ahora es enemiga pública número uno del PRI y el PRD y nada bien vista por un segmento importante del PAN.
Ante esta realidad y lo turbio del actual proceso de selección de nuevos consejeros, que tendrá su segundo capítulo en febrero, el futuro IFE arrancará su próxima etapa de árbitro electoral con marcas indelebles de escasa o nula autonomía y como un órgano, primero que nada, al servicio de los partidos políticos, comenzando desde luego por los integrantes de la "santísima trinidad".
En tanto esto sucede, el fiasco que significó el simulacro de "elección ciudadana" está consumado; la demolición del IFE recibió un nuevo mazazo y su credibilidad, más que nunca, está por los suelos. Su desprestigio es mayúsculo y todavía aumentará con el que se acumule en las próximas semanas.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 17 de diciembre.

La crisis que enfrenta el IFE es una pésima noticia para todos. Nadie puede alegrarse de que una de las pocas instituciones de las que en algún momento llegamos a sentirnos orgullosos, haya caído en tierras movedizas. Con cada movimiento que hace se hunde más en el descrédito y la desconfianza. Cada día que pasa su caso es más grave. Incluso podría acogerse a la opción de una muerte digna, para abrir la oportunidad de comenzar de nuevo.
El IFE fue elemento clave en la transición democrática del país. Contar con un órgano ciudadano para organizar los comicios fue un lujo al que no estábamos acostumbrados. En el régimen anterior, el gobierno federal se encargaba del proceso. El secretario de Gobernación en turno era la autoridad inapelable, de manera que todos quedábamos sujetos a su voluntad. Nunca sabremos los resultados reales de las elecciones durante el priato. Lo penoso es que tampoco sabremos, bien a bien, qué pasó en julio del 2006.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 18 de diciembre.

Los próximos consejeros llegarán a un IFE debilitado, no sólo por las adecuaciones legales, sino por este impasse penoso. Doble tarea para ellos, que deberán ayudar a que el prestigio se recupere. Razón de más para que la elección sea sabia.
No es deseable que las mayorías parlamentarias hagan un acuerdo sin el PRD. Pero menos lo es que se sometan a un chantaje sin fin, sin recibir a cambio ni la más mínima seguridad.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 18 de diciembre.

Nos asomamos ayer a la sesión extraordinaria del Consejo General del IFE, la primera después de la renuncia de Ugalde, convocada para elegir al presidente consejero provisional. Era una sesión derivada del fracaso de la Divina Trinidad —Héctor Larios, coordinador del grupo del PAN en la Cámara de Diputados; Javier González Garza, del PRD, y Emilio Gamboa Patrón, del PRI— en las negociaciones que realizaron para alcanzar el “máximo consenso” para renovar el Instituto.
Los tres resolvieron que era mejor violar la Constitución que elegir el nuevo Consejo General sin la participación del PRD. Panistas, priistas y perredistas moderados cedieron al megachantaje de López Obrador y sus aliados, quienes se aferraron a que Genaro Góngora, ministro de la Suprema Corte, sucediera a Ugalde.
Pasaron por alto el compromiso, asumido por sus bancadas en ambas cámaras y estampado en el cuarto transitorio de la reforma constitucional, de nombrar al nuevo presidente consejero, y a otros dos consejeros electorales, 30 días después de promulgada la reforma constitucional electoral. El plazo venció el pasado 13 de diciembre.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 18 de diciembre.

Pero el problema no comenzó con los perredistas iracundos que después de la elección acamparon en Paseo de la Reforma mientras descalificaban el desempeño del grupo encabezado por Luis Carlos Ugalde. La clase política en su conjunto gritó ¡Al diablo con las instituciones! y ahí están las consecuencias. Al IFE le pegó, y no podemos olvidarlo ahora, Vicente Fox interviniendo de manera abierta en la elección para tomar revancha, como él mismo confesó sobre el revés del desafuero.
Golpearon al instituto los empresarios agrupados en el CCE, que se saltaron las trancas y establecieron en los medios de comunicación el dogma de que López Obrador es un peligro para México. Lo agredieron quienes recurrieron a todos los argumentos legales para evitar el recuento voto por voto. Si el recuento se hubiera llevado a cabo, la elección del 2006 sería un expediente cerrado, parte la historia, y no una herida abierta que está infectada. El ex presidente y los empresarios violaron las normas electorales de manera impune, pues sólo se llevaron una comedida amonestación del IFE.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 18 de diciembre.

Una versión del incendiario Jefe Diego, pero recargado, tuvo lugar el fin de semana, en medio de la renuncia del consejero presidente del Instituto Federal Electoral y la disputa de los consejeros por el interinato de seis semanas al frente del órgano. Juan Molinar Horcasitas, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, atizó el fuego en el IFE con la propuesta de que Arturo Sánchez ocupara la oficina de Luis Carlos Ugalde, nos cuentan
El cabildeo desde las oficinas de don Juan pretendía frenar los intentos de Rodrigo Morales por hacerse de la presidencia del instituto. Pero los esfuerzos de Molinar Horcasitas, que usted recordará fue consejero del IFE, fueron más allá: aprovechar el momento, el caos, la crisis, para lograr la destrucción de las boletas de la elección presidencial del 2 de julio de 2006, actualmente bajo el resguardo de las 300 juntas distritales. Lo que quería este funcionario era revivir la escena de la quema de las boletas de los comicios de 1988, y así retomar la ruta de Diego Fernández de Cevallos, nos aseguran
“Bajo reserva”, El Universal, 18 de diciembre.

Tras la renuncia de Luis Carlos Ugalde —quien tuvo, vía fast track, y en bandeja de plata, su revancha contra los legisladores que lo removieron, no la desperdició al presentar su renuncia y rescatar parte de la dignidad perdida de él y no del IFE, como él ha dicho— la división en el seno del IFE no se hizo esperar. Esa es en el corto plazo la conflictiva herencia que dejan las desastrosas decisiones de los legisladores de postergar hasta febrero del próximo año la elección de los nuevos consejeros. Eso sin contar que la percepción social es que ni siquiera ellos, los autores de la nueva legislación, cumplen las leyes que aprobaron. Ni tampoco la fuerte confrontación que se generó en el seno del Consejo General el pasado fin de semana, cuando Andrés Albo Márquez fue elegido como presidente interino del IFE.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 19 de diciembre.

Si la tarea más importante para el IFE en los próximos años ya era la reconstrucción de la confianza de los ciudadanos, después de esta decisión parlamentaria esa tarea se volverá mucho más ardua. Sabemos que la reforma electoral ha encontrado muchos y muy diversos enemigos, que se han propuesto impedir su éxito por razones muy distintas y, paradójicamente, desde los extremos de las ideas políticas. Se esperaba que, a sabiendas de esos riesgos, los diputados federales que la respaldaron produjeran una solución compartida (no óptima para ninguno pero aceptable para todos), para que el IFE estuviera en condiciones de poner en marcha sus atribuciones nuevas de manera inmediata. Pero al aplazarla, no sólo se crea mayor incertidumbre de la que ya había y se abre un largo espacio para añadir más argumentos y ofensivas en contra del nuevo modelo de competencia electoral, sino que además se genera una situación jurídica que pone en jaque la validez de todos los actos y las decisiones tomadas por el Consejo General del IFE desde el pasado 14 de diciembre, que no se corregirá sino hasta que la Cámara de Diputados integre el nuevo órgano de dirección en su conjunto
Mauricio Merino, El Universal, 19 de diciembre.

Con esos antecedentes, es claro que el IFE fue lastimado. Mas, siendo la mejor instancia para organizar y regular procesos comiciales, se le debe devolver su status de confiabilidad, transparencia y eficacia, coronadas por el espíritu democrático que fue su impronta.
Pero si los diputados no pueden hacerlo, como está probado, en un acto de generosidad, sensibilidad y prudencia, deberían abrir las compuertas de la participación a la ciudadanía para la toma de esa decisión.
El cómo es lo de menos; lo importante es que estén dispuestos a reparar el daño, a borrar la idea social que se tiene sobre ellos de que se reparten un botín como rufianes, a cancelar una farsa y, sobre todo, a que el IFE sea lo que debe ser.
Eso es condición para frenar la partidocracia, en la que los partidos gobiernan sin consultar a nadie, impiden que otros accedan al poder o se sobreponen a todos para imponer sólo su interés, pues en esos casos asoma una tiranía y se extingue una democracia.
Oscar Mario Beteta, “En petit comité”, Milenio, 20 de diciembre.

La crisis del IFE es real, pero no ocurre porque Luis Carlos Ugalde haya “renunciado”. De acuerdo con su propia interpretación del transitorio cuarto constitucional, el plazo para sustituirlo terminaba el jueves a las doce de la noche. Así, cuando Ugalde aparece el viernes dando su discurso de “renuncia”, oficialmente ya estaba fuera del IFE. No necesitaba, pues, renunciar, pero aprovechó las circunstancias para lanzar un grandilocuente discurso con voz engolada y tono enérgico fustigando a los partidos por incumplir sus propios plazos, lo que le valió ser erigido por los del oficialismo mediático en auténtico prócer de la patria. Está en duda la legalidad del resto del Consejo, que también terminaba su mandato ese mismo jueves 13 y, si bien seis de ellos permanecerán todavía, serían vueltos a nombrar por el pleno de los diputados, para dar al nuevo Consejo (los tres miembros entrantes y los seis que permanecerán) el consenso partidario. Eso, con el fin de evitar que haya consejeros de “primera” (los consensuados por los tres partidos grandes) y los de “segunda” (los que sólo recibieron en 2003 el respaldo sólo del PRI y el PAN)
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 21 de diciembre.

En todo caso, la verdadera crisis del IFE consiste en que el método utilizado por los partidos para renovarlo, ya no goza de ninguna confianza ciudadana, con lo cual el nuevo IFE, aun si logra conformarse en febrero por el consenso de los tres partidos grandes, llegará inevitablemente golpeado, aunque probablemente no tanto como el que se nombró en 2003. Pero en esta ocasión se requería una fuerte inyección de confiabilidad y credibilidad al IFE, para recuperar la que se perdió desde cuando la presidió Ugalde, sobre todo porque la decisión de renovarlo anticipadamente ha sido sumamente cuestionada. Esa es la crisis de fondo del IFE, no la escenificación de renuncia extemporánea que hizo Ugalde
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 21 de diciembre.

Que todavía no se disipan los polvos de la tolvanera y ya ha comenzado en el IFE una especie de cacería de brujas.
Existen denuncias de consejeros que consideran que durante los últimos días de Luis Carlos Ugalde como presidente del instituto se detonaron gastos excesivos y sin justificación, como el mantenimiento a elevadores que apenas habían sido adquiridos. Vaya espíritu navideño.
“Trascendió”, Milenio, 22 de diciembre.

Crece el miedo de los senadores, a lo que puedan hacer los consejeros del IFE que según la reforma al Cofipe, son autónomos. Hasta suspenderían sus vacaciones, para venir a tapar huecos. PAN y PRI rechazaron el periodo extraordinario de sesiones, y ahora lo ven posible. Porque les espanta que el nuevo IFE actúe con autonomía.
No es que legisladores y partidos sepan algo. Es que temen mucho. Temen responder por los spots que olvidaron reportar. O que la Suprema Corte falle que sí atentan contra la libre expresión... Y los candidatos ciudadanos, y la libertad de contratar radio y televisión... En suma, desmantelaron al IFE, pero los nuevos no están maniatados
Manuel Gómez Granados, Crónica, 23 de diciembre.

El IFE pagó 6.5 millones de pesos que los partidos se gastaron, durante dos años, en viajes a sitios turísticos justificados como verificaciones de módulos de atención con el fin de que la gente pida o actualice su credencial para votar. De a millón gastaron el PRD, el Partido Verde (que fue a España y a Francia), Convergencia, Alternativa y hasta el PT que, por andar sólo en el DF, ocupó 55 mil pesos de pasajes en un año. ¿Quién lo cree?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 23 de diciembre.

Que en el IFE no buscarán personas externas para ocupar la dirección de la Unidad de Fiscalización creada por la reforma electoral, sino se apostará por el personal que actualmente trabaja en la revisión de los gastos de los partidos.
La cabeza de ese grupo es el actual director de Quejas y Procedimientos Oficiosos, Hugo Gutiérrez.
“Trascendió”, Milenio, 24 de diciembre.

Interesante sin duda resultó la encuesta telefónica que publicó Excélsior sobre cómo percibe la ciudadanía la crisis en el IFE (Beltrán y Asociados, 17/Dic/07). Cuando los partidos plantearon por primera vez la conveniencia de renovar el Consejo General del Instituto, como vía para recuperar el consenso perdido (propósito que no está claro que vaya a cumplirse), Luis Carlos Ugalde señaló que dicha medida no se justificaba, pues más allá de la desconfianza que dos de los tres partidos grandes le expresaban a él y al Consejo que presidía, la credibilidad del IFE era muy elevada. Que, por tanto, los ciudadanos no veían la necesidad de que ese recambio tuviera lugar
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 26 de diciembre.

Algunos analistas y comunicadores calderonistas —o antiperredistas— en efecto se opusieron abiertamente a esa medida. Se sentían de alguna manera agradecidos con el IFE de Luis Carlos Ugalde, por lo cual les parecía injusta su remoción y la de otros consejeros. Pensaron también que esa decisión implicaba un reconocimiento implícito de que algo estuvo mal en la elección o que el IFE hizo mal su trabajo o que no fue plenamente imparcial. En fin, que de alguna manera se le daba la razón al PRD en sus denuncias. Por eso tampoco les gustó la decisión, sugiriendo que el PAN y el gobierno de Felipe Calderón defraudaban a sus votantes y seguidores. Los grandes consorcios mediáticos, al enterarse de que la nueva normatividad prohibiría la compra de tiempos comerciales para publicidad política, tomaron la bandera del IFE para golpear la reforma electoral, desacreditarla al máximo, difundiendo además que la autonomía del Instituto se vería gravemente afectada, que el nuevo Consejo sería un simple títere manejado al antojo de los partidos, que perdería su carácter ciudadano para convertirse en un burdo instrumento de la partidocracia. Después, muchas de las cámaras empresariales se inconformaron por lo que consideran una restricción contra su libertad de expresión, al prohibir la nueva ley electoral la contratación directa de espacios mediáticos para pronunciarse a favor o en contra de algún candidato o partido (aunque todos lo puedan hacer fuera de la publicidad mediática, lo que no les parece suficiente a los empresarios, pues eso iguala un tanto el terreno). De modo tal que también emprendieron su propia campaña contra la reforma electoral que, paradójicamente, fue ampliamente difundida por los medios (desmintiendo en los hechos el presunto atentado contra la libertad de expresión). Y, finalmente, también Andrés López Obrador se pronunció contra el nuevo IFE, sea cual sea su composición, como una expresión del acuerdo entre el PRI y el PAN para preservar el poder
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 26 de diciembre.

Después de esos nombramientos, el Instituto recobrará la absoluta libertad y autonomía, sin que tenga que haber ninguna injerencia de los partidos políticos, pues sería absurdo que esos organismos busquen tener el control de la entidad electoral.
Por cierto, que el sonorense Manlio Fabio Beltrones, nos aseguran, se referirá esta semana al asunto de los nombramientos de los nuevos consejeros, está preocupado por darle una salida pronta a este asunto.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 7 de enero.

La situación en la que hoy está el IFE no solamente es inédita, también, anómala, eso hay que reconocerlo y, de extenderse demasiado, podría resultar perjudicial para la salud de todo el sistema electoral y de partidos. No se trata de hacer augurios funestos, pero tampoco de pretender que no pasa nada si se prolonga el estado actual de cosas
Rodrigo Morales, Excélsior, 8 de enero.

¿Cómo puede una institución dividida, con la autoestima por los suelos y bajo la sospecha ciudadana de que es instrumento de los partidos y no de la democracia tener la credibilidad necesaria para eliminar cualquier sospecha de favoritismo en el 2009? Más aún, ¿quién puede garantizar que las pugnas al interior del IFE no serán capitalizadas en beneficio de tal o cual partido? El IFE es, en estos momentos, un barco a la deriva, a la espera de que los diputados le ordenen un capitán y una tripulación que enderece el rumbo que perdió pasado el seis de julio del 2006.
Menuda tarea tendrá el próximo Consejero Presidente, no sólo enderezar el barco sino conciliar al interior con los consejeros que llegan y con los que tendrán que irse.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 10 de enero.

Habrá tarifa. Con la publicación de las modificaciones al Cofipe, médula de la reforma electoral, los particulares también tendrán restricciones. Virgilio Andrade, consejero del IFE, asegura que hay nuevos topes para el dinero que entre a campañas por rubros tan específicos como militantes, cooperachas y autofinancimiento de candidatos, tres temas donde antes no había ni techos ni pisos ni restricciones. La novedad explosiva: las asociaciones políticas nacionales ya no tendrán dinero público
“Frentes Políticos”, Excélsior, 15 de enero.

La democracia sigue cara. El Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) aprobó el presupuesto que ejercerá en 2008, después de la reducción de 646 millones de pesos decidida por la Cámara de Diputados.
Con todo y reducción, el gasto total será de 7 mil 967 millones de pesos, de los cuales 5 mil 272 millones corresponden al gasto operativo del instituto. El financiamiento público a los partidos políticos será de 2 mil 695 millones de pesos.
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 30 de enero.

Pendientes del IFE.
Ahora el nuevo IFE se desembaraza de muchas de las tareas pendientes, entre ellas el esclarecimiento de cómo fueron facturados, si en verdad lo fueron, los varios cientos de miles de “spots” de la campaña 2006 cuya paternidad (o al menos el acta de nacimiento) no aparece por ninguna parte.
Errores de contabilidad, dicen partidos y concesionarios; fallas en el muestreo, aducen; desconocimiento de la forma como se hacen las pautas y todas las explicaciones peregrinas para no hallar la punta de la madeja. Y es muy sencillo: no siempre lo pagado es lo facturado y no siempre lo facturado es lo pagado.
En este maridaje, como en el tango, están “en el mismo lodo todos manoseaos…”.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 17 de diciembre.

Caso contrario, asistiremos a un ejemplo escandaloso de impunidad.
De aquellos lodos de 2006 quedan también millones y millones de boletas que ya deberían haber sido quemadas pero que han estado sometidas a polémica durante 18 meses, con más de mil 500 personas resguardándolas y el alto mando del Ejército quejándose por tener que permanecer frente a las oficinas de los 300 distritos electorales, donde se halla esta documentación.
Y por si fuera poco, la nueva ley electoral dice que con la designación de los nuevos consejeros, el presidente del IFE quedará cesante. ¿Esa espada cortaría también la cabeza de un presidente interino?
Roberto Rock, “Expedientes abiertos”, El Universal, 17 de diciembre.

El camino del IFE es cuesta arriba. Tendrá que subir una montaña muy empinada para poder arbitrar con posibilidades de éxito la elección intermedia del 2009. Los tres nuevos consejeros que se elijan en febrero deberán desplegar un esfuerzo titánico para que el IFE recupere al menos parte del prestigio que perdió. No hay indicios de que el PRD se recomponga y presente en la votación opciones distintas al del magistrado Góngora Pimentel. De manera que PAN y PRI lo van a planchar de nuevo. El cuento de nunca acabar.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 18 de diciembre.

Andrés Albo fue designado luego de una tortuosa sesión en la cual el Consejo estuvo dividido en dos. Finalmente, Virgilio Andrade retiró su candidatura para que Albo pudiera permanecer en ese cargo, se supone que un mes y medio, hasta la designación del sustituto. Los problemas, sin embargo, son muchos: se debe iniciar la restructuración del IFE, incluyendo fuertes partidas presupuestales para cumplir con sus nuevas responsabilidades. Esto será algo virtualmente imposible de realizar en las actuales condiciones. Por ejemplo, se debe constituir una unidad de fiscalización que dependerá de la designación del consejero presidente, quien la propondrá al Consejo y a la Cámara de Diputados. ¿Tendría alguna posibilidad de realizarse en las actuales circunstancias esa designación? Por supuesto que no, pero, casualmente, esa unidad deberá, entre otras cosas, retomar la investigación que llevaba Andrés Albo con respecto a los casi 300 mil spots de radio y televisión (casi un tercio del total de los trasmitidos) no reportados por los partidos en el proceso electoral de 2006. Si los partidos son castigados como lo marca la ley, podrían tener que sufragar, una vez más, multas millonarias. Si el tema no es retomado por la nueva unidad de fiscalización, que nadie sabe cuándo podrá entrar en funciones, simplemente va a quedar en el olvido. Ese es uno de los capítulos que debería abordar el Consejo del IFE antes de que se produzcan los cambios, pero no puede hacerlo sin unidad de fiscalización y nadie sabe cuándo será eso
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 18 de diciembre.

Los senadores temen que el IFE les cobre la cuenta.
Que los madrugue con la quema de las boletas del 2006.
Y que el interino Andrés Albo haga cambios en el equipo, para atarle las manos al elegido por el Congreso en febrero.
Como en el Comité de Fiscalización, que reviviría los 281 mil spots fantasmas que los partidos no han justificado.
Pepe Grillo, Crónica, 20 de diciembre.

NO PERDAMOS de vista la investigación sobre los 281 mil spots no reportados al IFE por los partidos una vez concluidas las elecciones del 2006. El instituto mantiene investigaciones, sin que se sepan los resultados. Uno de los partidos investigados (Nueva Alianza) obtuvo una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que obliga al IFE a corregir presuntas inconsistencias en los informes, y volver a resolver, en enero. El riesgo es que se le eche tierra al asunto. El presidente provisional del IFE, Andrés Albo, fue el presidente de la Comisión de Fiscalización a cargo de este tema. Ahora tiene la responsabilidad central de transparentar todo el procedimiento y agotar los recursos para que las cosas queden claras.
Roberto Rock, “Expedientes abiertos”, El Universal, 24 de diciembre.

Las finanzas del PRD serían una de sus razones para insistir hasta lograrlo, el desmantelamiento del IFE.
Además puso en venta el edificio de la Glorieta de Insurgentes, que compró Rosario Robles para su sede.
Y es que el IFE de Luis Carlos Ugalde amenazaba imponer multas por los 281 mil spots que no registraron PRD, PAN y PRI.
Eso hubiera llevado a la quiebra total al sol azteca:
Vende el edificio en 50 millones y su deuda es de 800 millones.
Pepe Grillo, Crónica, 28 de diciembre.

Se tardaron un año en pensarla y, ahora, la van a tener que cambiar. Los trabajos de la reforma al estatuto de la capacitación del personal del IFE el Servicio Profesional Electoral se iniciaron el 27 de enero de 2006, cuando la junta general ordenó hacer cambios con el fin de garantizar que los trabajadores del Instituto se desempeñen con calidad. Ahora, a causa de la reforma electoral, esa área debe esperar a que el Diario Oficial publique el nuevo Cofipe y adaptarse al mismo. ¿Les tomará un año más?
Frentes Políticos, Excélsior, 4 de enero.

El IFE creará hoy la Unidad de Fiscalización, que decidirá qué hacer y contra quién, por los 281 mil spots no reportados el 2006.
Retomará el trabajo, que casi concluyó la Comisión de Fiscalización, y que aceleró la “operación desmantelamiento”, de los diputados.
También se nombrará al Contralor del Instituto.
Por eso el nerviosismo dentro y fuera del IFE.
Pepe Grillo, Crónica, 18 de enero.

Los tres grandes (PAN-PRI-PRD) no se ponen de acuerdo si quitan a 3 ó 6 consejeros del IFE.
Mientras tanto, los 8 que hay, avanzan en la investigación de los 281 mil spots no registrados.
El martes resolverían los spots del PANAL, que se descargarían a los 281 mil; y así con los demás.
Si es que les dan tiempo, porque los diputados querrán el fallo de consejeros que les deban el cargo.
Pepe Grillo, Crónica, 23 de enero.

Los diputados aprobaron desmantelar el IFE.
Le pusieron fecha, y no la respetaron. Acordaron que los consejeros se irían de tres en tres.
Pero ahora, el PAN insiste en correr a tres; el PRI está dividido; y el PRD pide que se vayan seis de un jalón.
El sol azteca quiere un IFE cuya mayoría les deba la chamba.
¿Para que olvide los 281 mil spots fantasmas?
Pepe Grillo, Crónica, 24 de enero.

Borrón y cuenta nueva. Es lo que decidieron hacer en el Consejo General del IFE a un dictamen presentado por la Unidad de Fiscalización de ese Instituto.
Por una extraña razón, este organismo rebajó el número de spots no reportados que investigaban, y en su caso sancionarían.
Mire: de 11 mil 838 spots, dicha unidad sólo contabilizaría poquito más de 2 mil. A los consejeros les extrañaron los criterios con los que se evaluaron y por eso dieron marcha atrás al dictamen. Lo revisarán de nuevo
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 30 de enero.

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