EMILIO AZCÁRRAGA JEAN EN EL GLOBAL ALUMNI FORUM.

El viernes 8 de febrero Emilio Azcárraga Milmo participó como ponente en el Global Alumni Forum, organizado por la IE Business School. Su disertación giró en torno a la falta de apoyo al gobierno mexicano a las empresas del país, particularmente la televisión y, desde luego, a la empresa que él preside. El apoyo al que se refiere lo conduce tanto a aludir la posible presencia de Telemundo en México como la batalla que Televisa libra con otros actores en el marco del triple play. A continuación presentamos 49 comentarios al respecto, organizados en dos temas: el primero, “los hechos”, que concentra treinta comentarios, 61.22%, mientras que los 19 restantes, 36.78% se refieren a la participación de Televisa en el triple play.

LOS HECHOS.
¿Qué negocio le apestaron a Emilio Azcárraga Jean, el presidente de Televisa, que ahora se queja de que en México “varios presidentes y políticos se han robado mucho dinero”, mientras criticaba “la falta de apoyo gubernamental a las empresas nacionales”? A coro, Roberto Hernández, mister free tax y también accionista de la fábrica de los sueños, lamentaba que “el país vive en una mediocridad política”, sin “una actuación decidida del gobierno para combatir monopolios”. Qué raro, porque ambos empresarios Forbes son privilegiados entre los privilegiados. ¿Será la tercera cadena?
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 9 de febrero.

Duro, muy duro el discurso de Emilio Azcárraga Jean, el dueño de Televisa.
Reclamó la falta de apoyo del gobierno mexicano para con las empresas mexicanas en general y en particular para la televisión. En el reclamo coincide con lo que ha dicho insistentemente Carlos Slim, propietario de Teléfonos de México.
El magnate de las telecomunicaciones ha dicho que el gobierno mexicano no apoya a los empresarios nacionales.
A ambos, tanto a Azcárraga Jean como a Slim les han cerrado la puerta para participar en el mercado de Estados Unidos.
Azcárraga Jean dijo el viernes pasado que a él lo corrieron de ese país en 1989. Por eso, los dos piden al gobierno mexicano que exija reciprocidad a aquellos gobiernos que apoyan a sus empresas para que en México se les permita participar.
Marco Antonio Mares, “Ricos y poderosos”, Crónica, 11 de febrero.

El presidente de Televisa participó en la Ciudad de México en el foro de la escuela de la IE Business School, y fue directo: “Así como Telemundo (la segunda cadena de habla hispana más grande de EU) ha querido entrar a México, yo he querido entrar a Estados Unidos. A mí en 1989 me corrieron de Estados Unidos”.
Emilio Azcárraga tiene razón al reclamar reciprocidad en la apertura. En Estados Unidos él trató de comprar más de 25% de Univisión. Jamás se lo permitieron. Incluso hasta se mencionó la posibilidad de obtener la doble nacionalidad para entrar a aquel mercado.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 11 de febrero.

Azcárraga Jean, a quien Dios no llamó por el camino de la elocuencia, ofreció una conferencia el viernes pasado en el Global Alumni Forum, organizado en la Ciudad de México por el Instituto de Empresa (IE) de Madrid. Sucedió en la tribuna a Roberto Hernández que después de vender Banamex cuenta entre sus nuevos intereses su creciente inversión en Televisa, donde es hoy el segundo mayor tenedor de acciones. Los socios coincidieron y discreparon, seguramente sin proponérselo y tal vez sin saberlo. Azcárraga Jean y Hernández se manifestaron desdeñosos de la clase política de la que ambos han obtenido pingüe provecho. Pero discreparon en sus concepciones sobre el funcionamiento de la economía. Hernández se mostró contrario a los monopolios (de seguro pensando en el de la telefonía contra el que combatió sin éxito cuando tuvo Avantel, y contra el que lucha su amigo y antiguo empleado Francisco Gil, cabeza mexicana de Telefónica), mientras que el presidente de Televisa se defendió de las acusaciones que lo ubican como oferente dominante de un servicio: "¿Me van a castigar porque se ha competido y porque gano?", preguntó retóricamente al explicar la concentración de medios en su empresa: "Si tenemos el canal 9 es porque el canal 8 no pudo, y si Sky está solo es porque DirectTV no pudo".
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 12 de febrero.

Todas las grandes corporaciones tienen aciertos y errores, lo importante es que el balance sea positivo para sus legítimos objetivos y la sociedad a la que sirven.
Por eso hoy, cuando se critican abiertamente las declaraciones de Emilio, tanto por su contenido cuanto debido a su elocuencia, en el Global Alumni Forum organizado por el IE de Madrid, es de justicia reconocer que un foro no hace una historia y no deja de ser de coyuntura.
El análisis, si se va a personalizar, deberá incluir los más recientes 11 años de trabajo de Emilio y difícilmente se podrá concluir que el balance no es positivo. Televisa es una empresa mexicana reconocida mundialmente y, a diferencia de muchas otras corporaciones de mexicanos supuestamente muy comprometidos con el país, no ha pasado a manos extranjeras, aunque se pretenda así hacerlo ver, por su acuerdo con Prisa, mismo que dicho sea de paso no deja de ser una muy pequeña porción del negocio consolidado del Grupo.
Jorge Álvarez, Excélsior, 14 de febrero.

Para el gran público casi pasó de noche —porque se quedó en notas interiores de los diarios del pasado sábado y no alcanzó relevancia en la radio y la televisión— una poco usual declaración del presidente de Televisa, el señor Emilio Azcárraga Jean, quien al participar en un encuentro empresarial se quejó amargamente de que en México los gobiernos no defienden, como en Estados Unidos, a los empresarios y capitales locales.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de febrero.

En un evento para empresarios realizado el viernes pasado, el dueño de Televisa trató de abolir 60 años de privilegios que propiciaron el crecimiento de ese consorcio: “A nosotros no nos han regalado nada —afirmó, de acuerdo con la información de Blanca Estela Botello en Crónica—. O sea, que si tenemos el canal nueve es porque los del ocho no pudieron, y si Sky está sólo porque Directv no pudo, entonces ¿ahora me van a castigar porque soy competitivo o porque gano? Creo que eso está mal. Necesitamos darle la vuelta y decidir y pensar en que exista más competencia y cómo fortalecemos las posiciones de México afuera”.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

Vaya que sorprendieron las declaraciones de Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, quien acaparó la atención en el foro organizado el viernes pasado por la IE Business School. En una apasionada defensa de Televisa, Azcárraga criticó el hecho de que, a diferencia de España y Estados Unidos, en México no se apoya a las empresas, mientras que ha habido varios presidentes y políticos que se han robado muchísimo dinero. Desde luego, Azcárraga no acusó a ningún expresidente o político en forma directa, pero sí insistió en que en México no se apoya a las empresas.
Aseguró también que nadie les ha regalado nada en Televisa, y pidió que antes de abrir la competencia en televisión abierta en México, se exija reciprocidad en el extranjero.
Y aquí sí se refirió directamente a Telemundo que, como se sabe, desde principios del sexenio, presentó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) su solicitud para una concesión de televisión directa.
Azcárraga aseguró que así como Telemundo quiere entrar a México, Televisa quiere entrar en Estados Unidos y es que, en efecto, Azcárraga no ha podido cumplir su sueño de tener una mayor participación en Estados Unidos y vendió sus acciones en Univisión, empresa con la que mantiene un litigio por incumplimiento en el contrato de programación.
Maricarmen Cortés, “Desde el piso de remates”, El Economista, 11 de febrero.

Hay que insistir que no se trata de una declaración común y corriente y que viene de uno de los más poderosos capitanes de empresa mexicanos. Por eso valen las interrogantes: ¿a quién se refirió el señor Azcárraga Jean cuando habló de que a Televisa no le “regalaron nada”, cuando se refirió a políticos “que sí han robado muchísimo”? ¿De qué hablaba cuando pidió a legisladores y empresarios, que entendieran la conectividad y lo que hay detrás, tecnológicamente?
Primero hay que decir que el lenguaje utilizado por el Tigrillo no es usual en el empresario Azcárraga Jean, por lo menos no de manera pública. Por eso podemos suponer que al capitán de Televisa le interesaba “si y sólo si” que su mensaje llegara a un destinatario preciso. Y también está claro que los mortales de a pie no somos los destinatarios del mensaje de Azcárraga. De ser así, habríamos escuchado en los medios electrónicos retumbantes cabezas periodísticas: “Políticos ladrones: Azcárraga”. ¿Entonces por qué la queja y quién o quiénes son los destinatarios de la misma?
Lo segundo que se debe aclarar es algo que todos saben, pero que parece que olvidó el señor Azcárraga. Presumió que a Televisa “nadie le ha regalado nada…”. ¿No? ¿En serio? Podemos buscar en la historia de Televisa, desde los tiempos brillantes de la W, y la conversión al monopolio de la televisión y recientemente al poderosísimo grupo que es Televisa, y veremos que el emporio que construyeron los integrantes de la dinastía Azcárraga no se entiende sin la complicidad de los gobiernos del PRI
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de febrero.

Mientras que Hernández criticó la "mediocridad política" prevaleciente y que impide el combate a los monopolios, Azcárraga lanzó ante un vasto auditorio empresarial un comentario que por su carácter general es frecuente en charlas de café o desahogos familiares sin consecuencias, pero que no se esperaría fuera repetido por un miembro relevante del sistema, así lo hiciera para justificar el papel preponderante del consorcio que encabeza:
"En Televisa a nosotros no nos regalaron nada, nosotros hemos pasado por varias crisis, varios presidentes y varios políticos que sí han robado muchísimo dinero". ¿En cuáles presidentes pensaba Azcárraga al decirlo? Quizá no en Antonio López de Santa Anna, convertido en terrateniente local e internacional, ni en Plutarco Elías Calles que forjó su fortuna con préstamos del Banco de México, cuyo consejo de administración presidía cuando se concedió cuantiosos créditos para sus ingenios. Quizá pensaba sólo en los más recientes, los que le ha tocado conocer y tratar en su breve existencia y en su aún más corta experiencia al frente del mayor negocio mediático en nuestro país. Pero si se le pidiera particularizar, dar nombres (como tendría que hacer, responsablemente, dado su auditorio y dado el papel que desempeña en la economía privada), de seguro excluiría a Carlos Salinas, pues de lo contrario no lo invitaría a actos relevantes de Televisa y de su vida privada, como ha hecho. Y a Ernesto Zedillo, que al visitarlo en su oficina de Televisa San Ángel consagró su liderazgo dentro del consorcio, puesto en cuestión por conflictos familiares poco después de que en marzo de 1997 recibió su agobiante herencia. Y a Vicente Fox, que con la intercesión de su esposa Marta Sahagún refrendó y reforzó los privilegios de Televisa en su negocio principal, y los expandió al muy productivo campo de los juegos de azar. Y a Felipe Calderón, que en favor de ese consorcio no actúa en consecuencia de la decisión judicial que abatió las columnas torales de la Ley Televisa y deja funcionar a una Comisión Federal de Telecomunicaciones disminuida y sin prestigio.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 12 de febrero.

Otro de los participantes, según se dice, con gran paquete accionario en Televisa y miembro del Consejo de Administración del emproblemado con las hipotecas subprime banco Citigroup, manifestó lisa y llanamente que México vive en la mediocridad, afirmando que “mientras menos gobierno, menos regulación, mientras menos monopolios, va haber nuevas empresas, más empresarios, y si las cosas van bien no importa tener una docena de contadores y pagar todos los impuestos”. También agregó: “Estamos viviendo en una mediocridad y vemos mediocridad en todo alrededor, lo que pasa en la política voltea uno alrededor y todo te va rodeando de eso”.
Enrique Del Val Blanco, El Universal, 14 de febrero.

El presidente de Televisa textualmente dijo “a nosotros no nos han regalado nada, nosotros hemos pasado por varias crisis, varios presidentes y varios políticos que sí han robado muchísimo dinero”. Viniendo de quien viene, la declaración es muy seria. Con el acceso a la información que tiene, algo ha de saber. El único problema es que no dio nombres, pero sí embarró a los últimos tres presidentes de este país, que son los que han tenido relaciones con él. Relación que, por cierto, ha sido siempre beneficiosa para Televisa. Sería muy conveniente y ético que diera los nombres de los presidentes y políticos corruptos, junto con las pruebas que tenga. No vaya a ser que todavía estén en algún cargo público.
También ahora, en esta etapa de comunicador público, el presidente de Televisa pudiera decirnos, ya que nunca le han regalado nada, cómo han sido los procesos para el otorgamiento de concesiones de canales de televisión y estaciones radiodifusoras, en los que por años la gran beneficiada ha sido su empresa. Quizá ya se le olvidó, pero su padre, el creador del emporio, se definía como “soldado del PRI”, lo cual no era gratuito, sino de beneficio mutuo.
Agradeceríamos también nos dijera si, a su juicio, su empresa cumple con las disposiciones legales en materia de inversión extranjera, porque en términos reales le han permitido al grupo español Prisa hacerse del control de las operaciones de algunas estaciones radiodifusoras supuestamente mexicanas. Por el contrario, se queja de que en Estados Unidos no lo dejan invertir más, porque allí las regulaciones sí se cumplen.
Enrique Del Val Blanco, El Universal, 14 de febrero.

“En Televisa, a nosotros no nos regalaron nada… Si tenemos el canal 9 es porque el 8 no pudo, y si Sky está solo es porque DirecTV no pudo. ¿Y ahora me van a castigar porque se ha competido y porque gano?”, dijo y se preguntó Azcárraga.
Hagamos un poco de historia. El canal 8 (operado por Televisión Independiente de México, filial de Grupo Alfa, de Monterrey) inició transmisiones regulares el 25 de enero de 1969 y durante casi cuatro años tuvo una fuerte competencia con Telesistema Mexicano (antecedente de Televisa). Ambas empresas tuvieron pérdidas, pero mucho más TIM. Para evitar una afectación mayor, en noviembre de 1972 ambas empresas deciden unirse y el 8 de enero de 1973 se crea Televisa.
¿El canal 8 no pudo? Sí, no pudo, pero la competencia era desigual: Telesistema contaba entonces con tres canales de televisión (el 2, el 4 y el 5), mientras TIM sólo tenía uno. La familia Azcárraga también tenía a la poderosa XEW y sus repetidoras. De esa radiodifusora, que llegó a la cúspide gracias al apoyo gubernamental, surgió el talento artístico que tanta influencia llegó a tener en la cultura mexicana y que después alimentaría los contenidos de los canales de Telesistema Mexicano, experiencia que tampoco tuvo TIM.
En 1985 el canal 8 pasa al 9, para dar espacio al canal 7, de Imevisión (hoy en manos de Televisión Azteca). Este cambio molestó mucho a Azcárraga Milmo. Más allá de eso, el canal 9 pudo crecer porque en 1993 el gobierno de Carlos Salinas regaló a Televisa 62 nuevas concesiones para ampliar la red de ese canal de televisión.
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de enero.

Azcárraga Jean esquiva la historia de esos “triunfos” corporativos. El canal 8, propiedad de empresarios regiomontanos, había surgido en 1968 para competir con Telesistema Mexicano, la empresa propiedad de la familia Azcárraga. Logró tener una producción original pero no resistió las presiones del consorcio que para entonces ya tenía 3 canales en la ciudad de México. El gobierno mexicano influyó en esas presiones y autorizó expresamente la fusión de ambas empresas en diciembre de 1972. No es cierto, como dice Azcárraga Jean, que “los del 8” no hayan podido. Su padre y su abuelo no los dejaron, con la complicidad del gobierno.
El otro caso fue similar. Sky se quedó con el mercado de la televisión satelital mexicana cuando DirectTV no resistió argucias acaparadoras como las que condujeron a retirarle los derechos a las transmisiones de partidos de futbol. En México, a diferencia de lo que sucede en todo el mundo, las empresas de televisión abierta no están obligadas a proporcionar sus señales a todos los sistemas de televisión de paga. Ese intencionado proteccionismo le impidió a DirecTV ofrecer un servicio completo a sus suscriptores mexicanos y por eso tuvo que cerrar operaciones en nuestro país.
Esos son los laureles que reivindica Azcárraga Jean. Ahora convoca a crear condiciones para que haya más competencia. Si lo dijera en serio estaríamos ante un viraje de 180 grados en la conducta de su empresa que siempre ha pugnado por evitar, a toda costa, la presencia de otros actores en el campo de la televisión mexicana.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

De regreso a las interrogantes planteadas, debemos entender que el señor Azcárraga Jean conoció los casos de políticos que “sí se han robado muchísimo”. Lo curioso del caso es que si cuenta con tan privilegiada información, por qué razón se niega a identificarlos: ¿quiénes son esos políticos, señor Azcárraga? Pero existe otra lectura de esta parte de la declaración del capitán de Televisa.
En efecto, el tercero de los Azcárraga pudiera estar enviando un mensaje a políticos en activo, que tienen cola que les pisen. ¿Qué pasaría si Televisa revela un caso de corrupción? Tenemos enfrente ejemplos contundentes: el caso Montiel, que destruyó al ex gobernador mexiquense, y el de Bejarano, que destruyó al hombre fuerte del ex jefe de Gobierno
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de febrero.

Por eso no llamó la atención la seductora granada deschavetada lanzada por Emilio Azcárraga hace unos días, cuando aseveró que políticos y presidentes han robado mucho dinero. El dueño de Televisa no pintó ninguna raya para diferenciar el antifaz de los rateros implicando tácitamente al presente régimen con su bola de chicos superpoderosos del Gymboree... y de paso a más de un pasado de transa entre las diversas lacritas legislativas.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 13 de febrero.

Qué interesante la postura pública de un hombre poderoso como Emilio Azcárraga Jean.
No sé qué tanto bien le haga quejarse de que el gobierno de México favorece a otros medios internacionales (¿cuáles, cuándo?, no dijo) y no apoyan a empresas mexicanas; o que a él no le han “regalado” nada, pero que sí hay políticos y presidentes “que sí se han robado muchísimo dinero (¿cuáles, quiénes?; a todos los conoce, por cierto…).
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 13 de febrero.

“Lo que vemos es: ‘No, no hay que apoyar a las empresas mexicanas, hay que apoyar a las de afuera, en todos los rubros, no sólo en la televisión’”, dijo Azcárraga. Y ejemplificó: “En el caso de Telemundo sabemos que también han querido entrar a México como nosotros hemos querido entrar a Estados Unidos, pero no se ha logrado. De hecho a mí me corrieron en el 89”.
A Azcárraga le preocupa demasiado que Telemundo, empresa del poderoso conglomerado General Electric, entre a México de la mano del empresario Isaac Saba. Pero ello no ha ocurrido. Después de todo, Televisa y Televisión Azteca lo han impedido (con un intenso cabildeo en el gobierno federal y con una campaña en contra de Saba), como también en Estados Unidos se ha impedido que la televisora mexicana aumente su presencia en aquel país. Entonces ¿cuál es el problema?
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de enero.

Así sucedió recientemente cuando la empresa estadunidense Telemundo, asociada con un grupo de inversionistas nacionales, pretendió que el gobierno mexicano abriera licitaciones para una nueva cadena de televisión. En complicidad con TV Azteca, la empresa de Azcárraga desató una sucia campaña de desinformación en sus noticieros acerca de la intermediación en la venta de medicamentos. Con esa repentina inquietud por los productos farmacéuticos, las televisoras quisieron golpear los intereses del socio mexicano de Telemundo que entre otras cosas es propietario de una firma distribuidora de medicinas.
Ahora, sin embargo, Azcárraga Jean proclama (según la versión que de esas declaraciones publicó La Jornada): “así como Telemundo ha querido entrar a México, yo he querido entrar a Estados Unidos. A mí me corrieron de Estados Unidos. Ahí vemos como los americanos (sic) y su gobierno defienden a las empresas americanas”.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

Televisa no ha podido entrar al mercado estadunidense y es lógico que se oponga a la entrada de nuevos competidores de ese país en México.
El desaguisado lo ha terminado pagando Telemundo. Y conste que Televisa y Telemundo tienen relaciones comerciales y de producción, e incluso algunos programas de Telemundo se transmiten por los canales de Televisa.
Pero la falta de reciprocidad en la apertura del sector de telecomunicaciones entre aquel país y el nuestro, es el problema. Ante tal situación, con todo y que la familia Saba va aliada con Telemundo para producir en México, dicha alianza no ha podido adquirir un canal propio en el mercado mexicano.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 11 de febrero.

Dueño de una de las empresas más beneficiadas por la política gubernamental de todos los tiempos, Emilio Azcárraga Jean se dolió la semana pasada de que en México el gobierno no defiende a sus empresas como lo hace el de Estados Unidos. Contradictoriamente, lo dijo respecto de Telemundo, la cadena norteamericana que transmite en español que, según sus propias palabras, "ha querido entrar a México" y no ha podido hacerlo precisamente por obstáculos gubernamentales que favorecen el duopolio de la televisión en que a Televisa le corresponde la mayor parte.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 12 de febrero.

La historia de Televisa en Estados Unidos es distinta a la de Telemundo en México. En Estados Unidos sí está permitida la inversión extranjera en medios de comunicación pero limitada a un máximo del 25%. Lo que Azcárraga quiso fue primero sobrepasar ese máximo y las autoridades de aquel país se lo impidieron. Luego, asociado con otras empresas de medios, participó en el intento para comprar Univisión y su propuesta financiera fue inferior a la que finalmente ganó. Si Televisa salió de la operación directa de televisión abierta en Estados Unidos fue porque sus cálculos financieros fallaron.
En México en cambio, la inversión extranjera directa está prohibida en medios de comunicación y hay quienes acuden al subterfugio de la inversión neutra, como el grupo español Prisa en su alianza radiofónica con Televisa. Lo más saludable sería, por ello, que en nuestro país hubiera reglas claras, y desde luego límites, para la inversión foránea directa en medios de comunicación de toda índole. Si hubiera reciprocidad como pretende Azcárraga, el mercado mediático en este país debiera abrirse a la inversión extranjera. Pero lo que él y Ricardo Salinas, el dueño de TV Azteca, han procurado, es mantener el monopolio que ejercen sobre la industria audiovisual. Quieren competencia afuera, pero no dentro del país.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

Ahora bien, si Azcárraga ha sido advertido de la intención del gobierno de apoyar a Telemundo para que entre a México, la situación sería delicada y habría que decirlo, porque hasta ahora nadie puede asegurar que tiene un lugar en el mercado de la televisión mexicana, salvo en el caso de que algún empresario quisiera vender sus frecuencias, lo cual es poco probable. Y viceversa, si el gobierno calderonista ha negado su apoyo a Televisa para que crezca en otros países, también sería conveniente decirlo con claridad.
“Mucha gente dice que no está de acuerdo en que Televisa se consolide en el cable, pero nadie dice quién trae mil millones de dólares para ponerlos, porque también es un riesgo competir contra una empresa tan fuerte como Telmex”, dijo Azcárraga
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de enero.

Para el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, tuvo razón al decir que no existe reciprocidad, y así como a los mexicanos les impiden comprar en Estados Unidos más de 25% de un medio de comunicación, aquí en México debe mantenerse la restricción hacia televisoras estadunidenses.
Es una cuestión de reciprocidad. Y para Téllez no sólo Televisa sino también TV Azteca tienen razón en exigir reciprocidad.
Aunque en efecto, Telemundo, la televisora hispana de EU, había entablado pláticas con las autoridades para poder participar en México y hasta realizado una alianza con la familia Saba, bueno, pues su entrada se complica por el asunto de reciprocidad
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 13 de febrero.

Azcárraga Jean fue específico.
Demandó reciprocidad de los gobiernos de otros países para la apertura del mercado mexicano.
Advirtió que en México, Televisa ya no puede crecer más y anunció alianzas en el extranjero.
Más aún, acusó a varios presidentes y a varios políticos que sí han robado muchísimo.
Es la primera vez que se le escucha públicamente en ese tono.
Incluso cuando los dueños de medios de comunicación se reunieron con los legisladores —en aquellas históricas transmisiones en vivo en las que los principales comunicadores pronunciaron airados discursos— para tratar de modificar la controvertida ley de radio y televisión, Azcárraga Jean no apareció personalmente, aunque sí lo hicieron sus más cercanos colaboradores. Llama la atención la dureza del discurso de Emilio Azcárraga Jean.
Marco Antonio Mares, “Ricos y poderosos”, Crónica, 11 de febrero.

Además de mentir al afirmar que a su empresa no le han regalado nada (a menos que informe cuánto tuvo que pagar por las concesiones de radio y televisión que posee y administra), miente al comparar la situación de Telemundo, impedida de entrar en México, con la suya propia al otro lado de la frontera: "A mí me corrieron de Estados Unidos. Ahí vemos cómo los americanos y su gobierno defienden a las empresas americanas". No, nadie "lo corrió" de Estados Unidos. En junio de 2006 no presentó la mejor oferta para ganar el control de Univisión y esta cadena fue vendida al consorcio que presentó mejor oferta, en una típica operación de mercado, y porque existía el riesgo de que la autoridad echara atrás una operación que dejara en manos de un extranjero más del 25 por ciento de las acciones de una empresa de televisión, como antes había ocurrido a su padre en sucesivos intentos de expandirse a territorio norteamericano.
Es que allí se toma en serio esa prohibición, a diferencia de lo que ocurre en México con una norma semejante y aun más restrictiva: el propio Azcárraga Jean, usando a Vicente Fox como testigo, pasó por alto que la ley mexicana excluye rigurosamente a los extranjeros de la radio y la televisión, y cedió al consorcio español Prisa el 50 por ciento de las acciones de su división de radio. Y le cedió asimismo, contra lo dispuesto por la ley de inversión extranjera, el control de las operaciones, como ha tenido que reconocer Televisa hace apenas tres semanas.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 12 de febrero.

Y llama la atención por varios motivos.
Porque reclama directamente al gobierno. Porque advierte la imposibilidad del consorcio para seguir creciendo en el país.
Y porque puso el foco de atención nuevamente en la controversia que de manera subyacente venía registrándose prácticamente desde el inicio de la administración, en torno a la posibilidad de que se autorice operar en México a la cadena estadunidense Telemundo.
Sin duda, el discurso de Emilio Azcárraga Jean fue duro, muy duro.
Marco Antonio Mares, “Ricos y poderosos”, Crónica, 11 de febrero.

Emilio Azcárraga Jean fracasa en su intento para torcer la historia cuando dice que Televisa no le debe nada a la clase política mexicana. Habla de la relación entre esa empresa y el Estado como si su padre no hubiera afirmado, desfachatado como solía comportarse, que en Televisa todos eran soldados del PRI. Soslaya la inmensa cantidad de favores que cada uno de los gobiernos, priistas y panistas, le han dispensado a Televisa desde que hace casi seis décadas surgió la televisión en este país. Pretende que la hegemonía mediática que usufructúa se debe al esfuerzo de esa corporación y no a la relación de conveniencias mutuas que ha mantenido con cada uno de los presidentes que gobernaron durante dicho lapso. Pero ese ejercicio de desmemoria es fallido.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

El viernes, en un discurso en el que criticó lo que a su juicio es una falta de apoyo del gobierno a las empresas nacionales, el presidente del Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, dijo que "varios presidentes y varios políticos se han robado mucho dinero en México".
¡Voooy!, dicen, ¿y apenas viene dándose cuenta?
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 11 de febrero.

Quizá la congruencia no sea la mejor virtud de Azcárraga Jean. Pero la jactancia que manifiesta no se compadece de la realidad, ni de la historia de su familia y de la empresa que encabeza. El dueño de Televisa aseguró: “No sé qué haya pasado en otras (empresas), pero en Televisa, a nosotros no nos regalaron nada, nosotros nos hemos topado con varias crisis, varios presidentes y varios políticos que sí se han robado muchísimo dinero”.
Así que ahora resulta que las numerosas concesiones, las facilidades en materia de telecomunicaciones, la aplicación laxa de una legislación de por sí magnánima con los consorcios comunicacionales que ya existen y la decisión política para impedir que surja una competencia eficaz delante de Televisa y ahora de Azteca, no han sido resultado de una sostenida condescendencia del gobierno federal. Azcárraga Jean miente cuando dice que a esa empresa el gobierno no les regaló nada.
Los creadores de Televisa quedaron en deuda con el presidente Miguel Alemán Valdés que, a fines de su sexenio, resolvió que el modelo para la televisión mexicana sería comercial y que en 1950 le obsequió la concesión del canal 2 a Emilio Azcárraga Vidaurreta.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

TRIPLE PLAY.
Lo expresado por Azcárraga Jean merece algunos comentarios, no sin antes dejar al lector algunas preguntas: ¿qué está ocurriendo en la relación del gobierno de Felipe Calderón con Televisa? ¿Por qué el conglomerado se queja ahora de la falta de apoyo del gobierno a las empresas mexicanas? ¿Significa esto que el gobierno calderonista se propone abrir el sector de la radiodifusión a la inversión extranjera? ¿O que va en serio la licitación de canales de televisión?
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de febrero.

Pero además envió un mensaje que no parece casual: “No sé qué haya pasado en otras empresas, pero en Televisa, a nosotros no nos regalaron nada, nosotros hemos pasado por varias crisis, varios presidentes y varios políticos que sí han robado muchísimo dinero… en México lo que se dice es que no hay que apoyar a las empresas mexicanas, en todos los rubros, no sólo en televisión”. Y luego advirtió: “Lo que tenemos que entender todos, los legisladores y los empresarios, es de qué se trata la conectividad y la tecnología, porque todo mundo opina, pero tecnológicamente nadie conoce lo que hay detrás”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de febrero.

Azcárraga se refirió también al tema de la convergencia tecnológica, en el que Televisa ya participa con Internet y telefonía, a través de Cablevisión.
Reconoció la dificultad de competir frente a Teléfonos de México (Telmex).
Maricarmen Cortés, “Desde el piso de remates”, El Economista, 11 de febrero.

Otro que estuvo en ese foro fue Emilio Azcárraga Jean, presidente de Grupo Televisa, quien resaltó que pronto habrá beneficios en el mercado de telecomunicaciones ante la incursión de las cableras en servicio de telefonía y acceso a Internet. En ese nuevo negocio, en el caso de Cablevisión reporta diez mil usuarios en el Distrito Federal y adelantó que la empresa está en un periodo de prueba para determinar qué equipo y tecnología tiene las mejores posibilidades. Azcárraga dijo que para que el triple play sea una realidad es necesario que exista una competencia sana, dadas las altas inversiones que se requieren y donde Televisa tiene como socios a las cableras de las familias Álvarez Guerrero y González, que están dispuestos a ofrecer tarifas atractivas para ampliar el mercado de Internet de alta velocidad y con ello competir con Telmex, de Carlos Slim Helú, al igual que está ocurriendo con las tarifas telefónicas.
Rogelio Varela, “Corporativo”, El Financiero, 11 de febrero.

El caso de Carlos Slim Helú es similar. También está por la reciprocidad tanto en el mercado estadunidense como en el europeo. Y claro que el presidente honorario de Telmex no dejó pasar la posibilidad de criticar lo que a su juicio es una simulación: la participación neutra de inversión extranjera.
Slim Helú dirige su crítica hacia Telefónica Movistar, presidida en México por Francisco Gil, ya que la compañía hispana tiene una alianza de fondo neutro para dar telefonía fija en nuestro país. Ante tales circunstancias, incluso autoridades y la misma Telefónica han impulsado la apertura al 100% de inversión extranjera en telefonía fija. Pero Telmex tampoco lo ha permitido, argumentando, una y otra vez, que a ellos no les dejan entrar en los mercados europeos. Tiene razón en exigir reciprocidad en la apertura, con todo y que en México requiramos más opciones para el consumidor.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 11 de febrero.

El pasado viernes, en un espléndido foro, dos de los principales empresarios y socios, Roberto Hernández y Emilio Azcárraga detonaron un misil cuyas esquirlas no tardan en disparar daños colaterales. Emilio afirmó que presidentes y políticos han robado mucho dinero, y Roberto que México vive una mediocridad gubernamental. Todas las señales girando alrededor del célebre juego de Los Pinos del Tío Lolo en su combate a los monopolios.
Aunque para este par el incómodo, digamos, muy incómodo monopolio es... Carlos Slim. Sobre todo en estas ya muy obvias hostilidades que ha provocado la ocurrente tenebra llamada triple play: voz, datos y video. Y como Slim tiene la friolera de más de veinte millones de usuarios en Telcel integrados con chistosos gadgets y toys, el tema del triple play lo colocaría... de inmediato, como la cabeza de la tercera cadena de televisión. Do I have your attention now...?
Y como la administración de Felipe no da tintes de poner orden en el magnífico desorden jurídico, que abarca desde títulos de concesión hasta detalles donde el diablo baila impunemente, esta banda de hojaldras lanzó, formalmente, su grito de guerra. Y tienen capítulos de ese little black book electoral que lo entronizó a cambio de cuotas, favores, negocios... whatever.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 11 de febrero.

La defensa que hizo Azcárraga de Televisa se registra en medio de la discusión en el Congreso de una nueva Ley de Radio y Televisión, y de las presiones de Telemundo para una apertura a la inversión extranjera en medios electrónicos, para participar en una tercera cadena televisa. La apertura no se demanda sólo en televisión, sino también en telefonía fija, donde hoy no puede participar Telefónica.
Lo que sorprende es que, a diferencia de Azcárraga, Carlos Slim Helú, el presidente de Grupo Carso, reiteró el miércoles pasado que Telmex no se opone a la apertura en telefonía fija, pero sí exige su derecho a prestar servicios de televisión restringida.
Maricarmen Cortés, “Desde el piso de remates”, El Economista, 11 de febrero.

Sería conveniente recordar el regalo que les dio el régimen del presidente Salinas cuando privatizó Teléfonos de México y los bancos. Qué contentos estaban todos y qué bien hablaban del gobierno. Gracias a esas privatizaciones “dirigidas”, algunos se hicieron de grandes fortunas mediante la expansión por medio mundo, como ha sido Telmex, o los banqueros que vendieron a los extranjeros, todos en aras de engordar sus chequeras.
Y si revisamos otros sectores importantes, como el azucarero que es un desastre, vemos que por años los únicos que verdaderamente han puesto dinero han sido los diferentes gobiernos. Mientras, los dueños de los ingenios van de la expropiación a la devolución, beneficiándose de la incapacidad gubernamental para dirigir la economía
Enrique Del Val Blanco, El Universal, 14 de febrero.

DirecTV, la otra empresa mencionada, inició operaciones en México en 1996. Meses después lo haría Sky, con el apoyo de Televisa. Ambas empresas compitieron intensamente, pero en el camino DirecTV asumió fuertes deudas, sobre todo a partir de la exclusividad de la Copa de Futbol de 2002. Para 2004 la situación era insostenible y la empresa decidió cerrar operaciones en México. Sky compró la base de suscriptores de su competidor. El 11 de octubre de ese año, día en el que se anunció dicha operación y otros acuerdos, DirecTV explicó que era muy problemático crecer en un mercado donde el acceso de los canales locales (los de Televisa) estaba restringido. Por eso es que DirecTV tampoco pudo frente a Televisa.
¿Por qué Azcárraga dice que lo van a castigar por ganar? ¿Será acaso que la Comisión Federal de Competencia se opondrá a alguna de sus adquisiciones recientes?
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de enero.

Hoy, la empresa que preside Emilio se encuentra dando la batalla por la consolidación de sistemas de televisión por cable, contra una de las más eficientes corporaciones del mundo, que también afortunadamente es de otro mexicano exitoso, Carlos Slim, de quien escribiremos en otra entrega.
Independientemente de la justa o injusta crítica a los esfuerzos de expansión del grupo de Emilio, tampoco se puede dejar de reconocer que tiene el mérito de enfrentar a quien otros sólo critican, pero no enfrentan, por estar derrotados de antemano en las ideas y los tamaños para tal empresa.
Jorge Álvarez, Excélsior, 14 de febrero.

Las decisiones en torno al futuro de las telecomunicaciones en el país están en un momento crítico. Y no se trata del futuro que viene, sino del presente que ya nos alcanzó. Y eso lo saben bien empresarios como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Enrique Yamuni, Tomás Milmo y César Alierta. O empresarios como Joaquín Vargas y Alejandro Burillo, quienes pretenden concesiones de televisión satelital.
Por eso no extraña que el presidente de Televisa hablara en el tono que lo hizo el viernes en el foro organizado por el español Instituto de Empresa Business School. La prensa nacional destacó la crítica de Emilio Azcárraga al gobierno por no defender a las empresas mexicanas que salen al exterior y sí a las extranjeras que vienen a México. En su muy peculiar estilo, Azcárraga lo dijo así: “lo que vemos es: no, no hay que apoyar a las empresas mexicanas, hay que apoyar a las de afuera, en todos los rubros, no sólo en televisión; es dénles una situación fiscal al de acá, pero al mexicano ése sí que pague los impuestos como debe, y olvídate de salir fuera porque no hay una estructura real de llegar y participar en un país fuera de México y llegar con un apoyo a la embajada, hay que rascarle nosotros”. Sin embargo, el mensaje más importante del heredero de Televisa no estaba allí, en la polémica con el gobierno, sino en el futuro inmediato de la empresa que pasa por la transformación del mercado de telecomunicaciones del país a partir del llamado triple play. Allí Televisa se juega su futuro. Y lo dijo así: “Mucha gente dice que no está de acuerdo en que Televisa consolide en el cable, pero nadie dice quién trae mil millones de dólares para ponerlos, porque también es un riesgo competir contra una empresa tan fuerte como Telmex” y luego remarcó la necesidad de que bajen las tarifas de los servicios de internet en México. El presidente de Televisa sabe de lo que está hablando: la verdadera competencia se dará en la banda ancha y allí la CFE juega un papel importante y por eso el mensaje es: tiene que ofrecer precios competitivos para hacer frente al gigante Telmex. Y es que Televisa y, probablemente, Megacable serán dos de los grandes competidores de Telmex cuando éste incursione en serio en la distribución y venta de contenidos a través de sus redes, una situación que ya se da por hecho.
Samuel García, “El observador”, Milenio, 12 de febrero.

Bien, ahora sabemos que Televisa invertirá mucho dinero en el triple play (telefonía, televisión e internet) y que el enemigo a vencer es Telmex. Qué bueno que así sea. Sería la primera vez que Televisa realmente compita en toda su historia, pero lo hace también en buenas condiciones. Después de todo, las empresas adquiridas (las cableras TVI, Cablemás y la telefónica Bestel) son empresas rentables y con buenas expectativas de crecimiento, al igual que Cablevisión y Sky.
Televisa ve en ese mercado una excelente oportunidad de negocios, por lo que su preocupación por las altas tarifas telefónicas y la brecha tecnológica en el país es sólo discurso
Gabriel Sosa Plata, “Telecom y medios”, El Universal, 12 de enero.

Así que Azcárraga intenta dar su pelea por el mercado, claro que cuando intenta argumentar para hacer ver a Televisa como víctima de las políticas gubernamentales, se le nubla la mente y no quiere recordar el pasado no tan lejano de contubernios con el poder político que heredó. Pero hoy el tigrillo está dando su pelea.
Samuel García, “El observador”, Milenio, 12 de febrero.

Lo más significativo, sin embargo, es que el mensaje de Azcárraga Jean ya no es el de aquel todopoderoso empresario que tenía en sus manos a los poderes del Estado, el que arrogante vimos apenas en los meses previos al 2 de julio de 2006. Y sí, luego de que la Corte echó abajo la ley Televisa, de que los senadores tienen bajo el brazo la iniciativa de nueva Ley de Radio y Televisión, y de que la televisión y la radio fueron echados de los procesos electorales —lo que le arrebató a los poderes fácticos de los medios electrónicos todo su poder sobre las instituciones del Estado—, el señor Azcárraga se siente desprotegido.
Y no le falta razón al jefe de Televisa, ya que a pesar de todo el poder económico que tiene su grupo empresarial, la realidad es que se enfrenta a otro poder también descomunal, el de la arrogante partidocracia que todo lo somete. Con la nueva reforma electoral a Televisa le amputaron una parte fundamental de su poder político. Pero en la rebatinga no faltaron las amenazas de los partidos de que no se debía descartar la posibilidad de que se pudieran promover legalmente dos nuevas cadenas nacionales, incluso una extranjera
Pero hay más. Resulta que la guerra entre los grupos mexicanos por el llamado triple play —telefonía, internet y televisión—, será una batalla decisiva en los años por venir. Y si tomamos en cuenta que Televisa parece no tenerlas todas consigo, entonces se explicaría lo inusual de las declaraciones de Emilio Azcárraga. Y para sorpresa de todos, parece que nadie, entre los grupos políticos y menos el gobierno, acusaron recibo del zarpazo del Tigrillo Azcárraga
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de febrero.

Lo que me llama la atención es su declaración de que va todo por el triple play, que se enfrenta directamente con Telmex:
—Mucha gente dice que no está de acuerdo en que Televisa se consolide en el cable, pero nadie dice quién trae mil millones de dólares para ponerlos, porque también es un riesgo competir contra una empresa tan fuerte como Telmex.
Mmm, qué interesante lo que viene. Y también que Televisa y Telmex estén hoy juntos en pleno Zócalo. El nombre que los unió: Gregory Colbert
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 13 de febrero.

No es necesario detallar la fábula del balde de jaibas o langostas made in México. Sinónimo de ello es el pronunciamiento de Emilio Azcárraga del pasado viernes por la falta de apoyo del propio gobierno a las empresas mexicanas que incursionan en el exterior y el apoyo que las internacionales, como Telemundo, reciben en su intento de llegar al país. Una queja equivalente a la de Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca y al constante señalamiento de Carlos Slim, ante el hecho de que Telmex se encuentra bajo la permanente presión gubernamental que, en contraparte, parece inclinarse en darle ventaja a Telefónica de España —que lleva Francisco Gil— para la convergencia tecnológica.
La misma fábula se aplica en la industria de la construcción y podría hacer que el pujante Fondo Nacional de Infraestructura, que recién estrenó Felipe Calderón, genere un alto volumen de ganancias y empleos de calidad no en México, sino en España o Brasil. Nada más hay que preguntarle a los de Héctor Ovalle, en Coconal, la manera en que la SCT apoyó a Isolux, que lleva Enrique Vargas, para que se quedara con todo el negocio de la autopista Monterrey-Saltillo.
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”, Milenio, 13 de febrero.

Uno tras otro, accedió a todos los caprichos que le planteaba esa empresa incluyendo la promulgación en 2002 de un Reglamento de la Ley de Radio y Televisión elaborado por esa empresa y el apadrinamiento en 2006 de la malhadada ley Televisa.
Cada uno de los presidentes mexicanos, desde hace seis décadas, respaldó o al menos permitió la expansión del poder económico y político de Televisa. El presidente Felipe Calderón, hasta ahora, no ha sido la excepción. Quién sabe qué sabe, o qué teme Azcárraga Jean, que hace declaraciones tan aventuradas. Es absolutamente falso que a su empresa no le hayan regalado nada. Al contrario. Y si Televisa ha tenido tratos con políticos que han robado mucho dinero, por lo menos ha sido cómplice de ellos al contar con esa información y no denunciarlos.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 14 de febrero.

Es público que en el pasado hemos coincidido y disentido de la Televisa de Emilio, con quien hace más de un año no tengo contacto, pero es de simple justicia poner las cosas en perspectiva y decir abiertamente, les parezca o no a sus críticos, que ojalá tengamos más empresas mexicanas exitosas como la que preside Emilio y lo que nos preocupe sea ver cómo compiten equitativamente en México y de qué manera se les apoya para competir en el extranjero, como lo hace toda nación desarrollada del mundo
Jorge Álvarez, Excélsior, 14 de febrero.

Ya apareció el peine. Bueno, uno de los peines de la declaración que hizo el pasado viernes el capitán de Televisa, Emilio Azcárraga Jean. Si se recuerda dijo, entre muchas otras cosas, que a Televisa “nadie le ha regalado nada”. Claro que se trataba de una mala apreciación, porque Televisa es lo que es gracias a los gobiernos del PRI y, por supuesto, al primer gobierno del PAN. ¿Pero cuál peine? Sí, que Azcárraga se refería a Telmex… ¿Se acuerdan del debate de que el gobierno de Salinas le regaló Telmex a Carlos Slim? Por ahí viene el asunto. La guerra por el triple play
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 15 de febrero.

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