"A mi me deportaron por primera vez en el 2000, simplemente por ser ilegal. Iba yo manejando para mi trabajo, me paró la Policía, me llevaron a la cárcel, el juez me sentenció hasta tres meses, y después me deportaron.
"Esta vez venía yo llegando a Utah y que me dan cuatro meses, por el famoso 'reentry'. Me llevaban de ride; nada más lo paran a uno, le dicen que es sospechoso, lo paran a uno sin razón", sostiene en entrevista.
El hombre, de 45 años de edad, asegura que ya no quiere regresar a Estados Unidos -donde se siente "perseguido por la justicia"-, sino volver a su casa en Villa Guerrero, Estado de México, para trabajar como floricultor.
Sin embargo, no tiene dinero para su traslado, por lo que decidió pedir apoyo en esta casa que los Misioneros de San Carlos (Scalabrinianos) fundaron en 1987, para respaldar a los migrantes.
"Ya tengo acá días y no me puedo mover, no me puedo ir. Necesito llevar como unos 500 o 600 pesos (para comprar el boleto de camión).
"Es muy difícil esta situación, porque he tratado de trabajar; ya fui tres días a trabajar, me gané 300 pesos, pero no puede uno salir, porque la Policía lo levanta a uno".
Y es que, según Valdemar, en Tijuana la Policía detiene a los migrantes nada más por caminar en la calle y les quita su dinero.
"Los policías de aquí de Tijuana están como endemoniados, no sé que tienen".
El plan de Valdemar es llegar a la capital pidiendo aventón en las carreteras, pues sólo trae 150 pesos.
"Los migrantes hemos sido víctimas de todo mundo, toda la vida. Desde que salimos de nuestro pueblo, nos venimos topando con retenes, y si ven que trae uno dinero, se lo quitan de venida; ya acá, en la frontera, somos víctimas de los ladrones; empezamos a cruzar, y somos víctimas de la migra, de los polleros. En Estados Unidos, si quieren, le pagan a uno su trabajo, si no, no se lo pagan.
"Y de regreso, otra vez con los policías, con los ladrones".
'Acá o allá'
Sinhué tiembla de frío minutos antes de que den las 9 de la mañana en la estancia de la Casa del Migrante.
La noche anterior, este mexicano, de 45 años, salió a trabajar en una empresa de seguridad, donde le pagaron 125 pesos por laborar 12 horas.
Hoy vence el plazo para poder quedarse en el albergue, por lo que viene por sus cosas para mudarse a un cuartito que le prestarán en un lavado de autos, donde trabajará durante el día.
Sinhué está juntando dinero para regresar a Los Ángeles, California, donde están su esposa y su hijo recién nacido.
En diciembre pasado lo detuvieron por estar tomando alcohol en la vía pública, por lo que lo llevaron a una cárcel en Estados Unidos. Él optó por la repatriación voluntaria.
Ahora está esperando a que baje el frío para intentar cruzar la frontera nuevamente.
Para Sinhué, ir hasta la Ciudad de México, donde tiene una casa, es una opción que no quisiera tomar, pues lleva 20 años viviendo en Estados Unidos.
"Quisiera ir un día de estos, ya no sé para donde ir, para acá o para allá. O ir para México y hablar con mi esposa, decirle 'sabes que hija, pues vente'. Yo allá tengo a mi mamá, mi papá y mis hermanos".
Nota de Silvia Garduño, enviada, Reforma, 11 de febrero.
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