'Todo el pueblo ya está solo'

COATEPEC HARINAS.- Cuando Rosa, de 21 años, comenzó a estudiar la telesecundaria en Las Vueltas, su grupo era de 35 personas. Como la mayoría se fue Estados Unidos, sólo terminaron 12.

"Al poco tiempo todos se terminaron por ir, todo el pueblo ya está solo", cuenta.

En esta comunidad del Estado de México, los profesionistas son contados: hay un veterinario, una psicóloga, un contador y dos educadoras. La mayoría de los estudiantes, sobre todo los varones, truncan su educación para probar suerte en el otro lado y rara vez retoman la escuela.

Gloria Lara fue maestra de Rosa. Lleva más de 10 años al frente del grupo de tercero de la telesecundaria Valentín Gómez Farías, y dice que en Las Vueltas la matrícula escolar no crece: el máximo sueño de todo adolescente en la región es irse al norte.

Como no se los puede prohibir, la profesora Gloria se ha enfocado en dar a los jóvenes más herramientas para su futuro en EU. Ha reforzado las clases de inglés e intenta inculcarles la idea de que el conocimiento les traerá más éxito en el extranjero.

"Si les dijéramos 'no se vayan', no nos van a escuchar.

"Tuve que hacerme partícipe de la situación para poder entenderlos. He estado trabajando en hacerles sentir que ya tienen secundaria y pueden continuar allá, pues las bases las llevan. Trabajo mucho inglés. Incluso, me doy a la tarea de que en las épocas de diciembre, que vienen sus primos que son nacidos allá, y que dominan el inglés, que pasen a mi clase", expone Gloria.

Jesús, de 13 años, sabe que no concluirá sus estudios en Coatepec Harinas.

"Yo nací en Estados Unidos y el próximo año me voy para allá", asegura.

Gloria sabe que llegará el momento en que la mayoría de sus alumnos dejarán Las Vueltas, pero confía en que al menos Kenia, su mejor estudiante, no lo haga y se convierta en profesionista.

Kenia piensa que todavía hay oportunidades en México, y se aferra en estudiar medicina.

Esta semana, Kenia ha estado especialmente inquieta. Por primera vez en 8 años, esta joven verá a su padre, quien finalmente regresa de Estados Unidos, pues ya consiguió papeles.

Cuando se fue su papá, en el año 2000, su mamá estaba embarazada de su segundo hijo, por lo que el niño sólo conoce a su papá por teléfono.

"Yo tenía como 7 años cuando se fue mi papá; se fue como ilegal y duró 25 días en pasar la frontera, los días más tristes de toda mi vida".
Silvia Garduño, enviada, Reforma, 29 de junio.

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