El abanderado priista nunca dejó de lado la confianza y la tranquilidad

El día más importante en su vida política, Eruviel Ávila Villegas lo transitó este domingo en calma, sin sobresaltos mayores, en una jornada en la que se dio tiempo aún para almorzar, jugar y divertirse con sus hijos, antes de conocer siquiera la tendencia de los resultados en la elección para gobernador del Estado de México.

No fue la tensa calma que atrapa a los actores principales de procesos de esta naturaleza la que envolvió al alcalde con licencia de Ecatepec, por el contrario, nunca dejó de lado la tranquilidad y confianza. Confianza que arropó a lo largo de 45 días de intensa campaña electoral que inició el 16 de mayo pasado y concluyó apenas hace unos días, el 29 de junio.

Eruviel Ávila se levantó temprano, junto con sus hijos, y se alistó para acudir a emitir su voto a la casilla instalada a solo una cuadra de su domicilio, en Ciudad Azteca, en su natal Ecatepec, localidad hermanada por la tragedia de las inundaciones con su vecina Nezahualcóyotl.

Acompañado de sus hijos mayores, Isis y Raúl, Eruviel Ávila caminó hasta la casilla habilitada en la escuela Jean Piaget, en la calle Moctezuma, casi esquina Boulevard Teocallis.

Se dijo tranquilo, confiado, seguro y vaticinó que este domingo en el Estado de México sería un día de fiesta con una triunfadora: la democracia.

Una declaración breve, muy política, en la que ni siquiera insinuó su previsible triunfo y en la que resaltó las condiciones propicias para acudir a las urnas.

El candidato por la coalición Unidos por Ti se dirigió posteriormente de vuelta a su domicilio, donde desayunó con sus hijos.

Ahí estuvo en su hogar hasta después de transcurrida la mitad de la jornada electoral.

Luciano Franco en TOluca, La Crónica, 4 de julio.

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