Ronda a Chávez la quimioterapia

CARACAS.- El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, admitió ayer por primera vez que podría necesitar tratamiento de quimioterapia o radioterapia para "blindar" su cuerpo de las células malignas originadas por el tumor que le fue extirpado el mes pasado en La Habana.

"Después de la extracción del tumor, ha habido un nivel óptimo de recuperación. Vamos a entrar de lleno en la segunda etapa, y a lo mejor en una tercera, que muy probablemente requerirán la aplicación de métodos como radioterapia o quimioterapia", dijo Chávez en la televisión estatal.

El médico Javier Cebrián, jefe de Cirugía 1 del Hospital de Caracas, explicó que a la mayoría de los pacientes a los que se extirpa un tumor canceroso se le somete a una primera fase de recuperación para reponerse de la cirugía y después comienza a recibir quimioterapia.

"Lo ideal es que el paciente se recupere lo suficientemente bien de la cirugía para estar en condiciones de tolerar la radio o la quimio", señaló Cebrián.

Durante la entrevista con la televisión estatal, Chávez reconoció que esa nueva fase del tratamiento sería "un poco dura", pero dijo que tiene fe.

Asimismo, admitió que, en el momento en que le enseñaron las pruebas médicas que confirmaban la presencia de un tumor, lo recorrieron "los fantasmas".

"Tenía un tumor muy grande; era como una pelota de beisbol", dijo.

No obstante, negó los rumores que apuntan a que padece un cáncer de colon, pero tampoco quiso dar detalles sobre la zona de su cuerpo afectada.

"Dicen que si tengo el colon picado en cuatro pedazos, el estómago picado. No tengo nada de eso", señaló. "Creo que deben haberse convencido por las actividades que vengo realizando en esta etapa. Es un cáncer, pero no como algunos quisieran".

Desde su regreso a Venezuela, Chávez ha seguido al frente del Gobierno, pero con menos apariciones públicas, y está sometido a la vigilancia permanente de un médico y una enfermera.

El Mandatario apuntó a sus múltiples ocupaciones y al sobrepeso como las principales causas de su enfermedad.

"Estaba matándome a mí mismo: comía de todo, pesaba más de 100 kilos, andaba con tres teléfonos prendidos. Cada vez que veía algo por televisión, llamaba a un Ministro (...) Era una angustia permanente que no me dejaba ni respirar, y la culpa era mía".

Reforma, 14 de julio.