Surge Demócratas de Izquierda

Ante unos 2 mil simpatizantes convocados por la corriente Nueva Izquierda, el titular del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, advirtió que la única forma de ofrecer un camino nuevo al país es cambiando las políticas públicas que en los pasados 30 años han sumido a los mexicanos en la violencia y una permanente crisis económica. Al arrancar el movimiento Demócratas de Izquierda, Ebrard advirtió que el acto no era un destape ni una traición.

Acompañado por Manuel Camacho Solís y los gobernadores de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, y de Sinaloa, Mario López Valdés, quienes como él defendieron hace tres décadas dichas políticas, Ebrard sintió la necesidad de aclarar que el acto no era un destape –aunque a la concurrencia así le pareciera– porque, aseguró, siempre ha dicho que buscará la candidatura presidencial de las izquierdas; tampoco era un acto contra alguien, aun cuando la mayoría de los presentes tenían claro que los organizadores no coinciden con Andrés Manuel López Obrador, ni una traición, enfatizó.

El encuentro, que tuvo lugar en uno de los salones del World Trade Center, se inició a las 12 horas con 13 minutos de este domingo. Aunque se les esperaba como invitados especiales a este cierre de filas en torno a Ebrard, el arranque de la construcción de Demócratas de Izquierda, una propuesta de cambio desde una izquierda amplia y sensata, empezó sin la presencia de los gobernadores de Puebla, Rafael Moreno Valle; de Oaxaca, Gabino Cué, ni de Chiapas, Juan Sabines.

Sin ellos, el periodista Ricardo Rocha, como maestro de ceremonias, dio la bienvenida a los asistentes y cedió el micrófono a miembros de la sociedad organizada, como Martha Lamas; Luis Montserrat, del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, y Adriana Ortiz, activista en favor de la defensa de los derechos humanos, quienes hicieron un diagnóstico de la situación económica, social y política del país y condenaron las políticas públicas que han derivado en mayor pobreza, marginación, falta de oportunidades y violación de las garantías individuales, entre otros. Los ponentes se pronunciaron por recuperar la participación de la sociedad civil organizada en la toma de decisiones sobre políticas públicas, y coincidieron en que no se pueden esperar cambios de quienes desde el gobierno han promovido su paulatino estrangulamiento.

Siguió el turno de Jesús Ortega, quien tras un breve discurso cedió el uso de la palabra a Ebrard. Micrófono en mano, el jefe de Gobierno se dirigió a una audiencia, en cuyas primeras filas destacaba la dirigencia nacional del PRD y su gabinete –con algunas excepciones–, ante quienes comparó los afortunados logros de gobiernos como el del ex mandatario de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, que reporta 21 millones de pobres menos, frente a la tragedia de gobiernos conservadores, con 3.2 millones de pobres más sólo en México. ¿Quién tiene razón?, preguntó Ebrard. ¡La izquierda!, respondieron los asistentes. Este movimiento, agregó, pugna por crecer las libertades y salir de la lógica de la guerra que conculca derechos, por una política de seguridad basada en el desarrollo humano.

Ciro Pérez Silva, La Jornada, 1º de agosto.

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