Discreción y sosiego

NAUCALPAN.- Apartado de la dirigencia nacional de su partido, el candidato panista, Luis Felipe Bravo Mena, vivió las primeras horas de la jornada electoral con una discreción monástica.

Tras salir de su casa en el fraccionamiento Bosques de Echegaray para emitir su sufragio, el contendiente celebró que durante el inicio de la jornada electoral no se reportaran incidentes que la alteraran.

A pregunta expresa sobre si respetaría los resultados de la contienda, Bravo Mena esquivó el cuestionamiento, sin perder la calma.

"No adelantaremos ninguna opinión al respecto, esperaremos a que termine la jornada y se haga el análisis de todo; por supuesto hay que hacer el análisis integral de todo el proceso, por lo tanto, no puedo adelantar ningún comentario al respecto", indicó el guanajuatense.

Al momento de votar, el panista se hizo acompañar por el dirigente estatal de su partido, Octavio Germán, el delegado especial, Javier Corral, y su coordinador de campaña, Alfredo Rivadeneyra.

Posteriormente, Bravo Mena se reunió en su casa y comió con su esposa, sus dos hijas, Teresa y Florentina, y sus nietos.

En torno a las 17:30 horas el candidato se dirigió a un hotel de Tlalnepantla, en el que se instaló el bunker de operaciones del PAN por las elecciones locales.

Tal como ocurrió en el arranque y cierre de campaña, en el día de los comicios destacó la ausencia del dirigente nacional, Gustavo Madero, a quien sus compañeros de partido justificaron con el argumento de que estaría en el Comité Ejecutivo Nacional dando pormenores de las jornadas electorales de Nayarit, Coahuila, Hidalgo y Edomex.

A la primera conferencia que dio la dirigencia estatal, alrededor de las 13:00 horas, el candidato no asistió, y fue hasta la noche cuando Acción Nacional ofreció una postura sobre los resultados de la jornada electoral ante los medios de comunicación.

Lorena Morales, Reforma, 4 de julio.

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